Capítulo 4
Las siguientes horas pasaron volando, ya todos estaban saliendo de sus aulas para dirigirse a la salida. Kristel estaba molesta con su amiga Celeste por haberle dicho a su amigo Omar lo de Damián.
Al encontrarse afuera del colegio, Celeste se acercó a su amiga.
—Amiga… —Musitó
Kristel la volteó a ver con seriedad.
—Perdón, amiga, sé que no debí haber hablado de más —Le dijo ella con voz audible.
Kristel se quedó mirándola, y se dio cuenta de que su amiga tenía sus ojos cristalinos.
Kristel la abrazó y le dijo.
—Ay, amiga, ¿qué haré contigo? —Celeste se encogió de hombros.
—Quererme —respondió Celeste con voz mimada.
Kristel soltó una carcajada.
Damián y sus amigos voltearon a verla.
Kristel y su amiga llegaron a sus autos, y se despidieron con un beso en la mejilla.
Kristel se dirigió al colegio de sus sobrinas, al llegar las niñas la recibieron con mucho cariño.
—¡Tíaaaa! —Exclamaron emocionadas.
Kris las abraza con amor.
—Mis hermosas.
Les dio un beso en la mejilla a cada una.
Daphne y Amaya son dos niñas muy simpáticas y amorosas, adoran a su tía Kristel.
Daphne tiene 5 años, es delgada, tez blanca, cabello castaño claro dorado ondulado y ojos cafés claros, cuando sonríe se le marcan unos hoyuelos hermosos. Amaya tiene 4 años, delgada, morena, clara, ojos marrones y cabello rizado castaño oscuro.
Se subieron al auto, las niñas estaban feliz por estar con su tía.
—Tía —La llamó Amaya.
—Mande, hermosa —dijo con dulzura.
—¿Nos llevas por un helado? —Preguntaron ellas con una enorme sonrisa.
Kristel se rio.
—Siii —Respondió ella feliz.
Mientras Kristel iba conduciendo, las niñas le platicaban como les había ido en el colegio.
—Mis amigas y yo jugamos en la casita del árbol —Contó Daphne.
—Y mis amigas y yo jugamos a las escondidillas y al carrusel —dijo Amaya.
—Qué padre, mis niñas bellas, me encanta que se hayan divertido en su descanso, pero en las clases, ¿qué tal van? —Inquirió Kris levantando la ceja.
—Muy bien tía —Contestaron al unísono.
—Perfecto, entonces se merecen ese delicioso helado de chocolate que tanto les gusta.
Las pequeñas se pusieron muy contentas al saber que su tía Kristel las llevaría por su helado.
Al llegar a la nevería, las niñas se bajaron emocionadas, le dieron la mano a Kristel, ya que iban a cruzar la calle, al tenerlas tomadas de la mano, soltaron la carrera, las niñas comenzaron a reír.
Entraron a la nevería y las niñas pidieron su helado de chocolate y Kristel de vainilla. Se sentaron en una mesa a tomar su helado.
Al otro lado estaba Damián con su hermana, observaba a Kristel y se le hacía tierna la forma en que trataba a las pequeñas.
Kristel sentía que alguien la estaba observando y al voltear se dio cuenta de que era Damián, al verlo se puso algo nerviosa, se ruboriza al saber que Damián está ahí y la está mirando.
Elizabeth miraba a su hermano como él veía a Kristel y le pregunta.
—Hermanito ¿Te gusta esa chica? —
Él cruzó su mirada con su hermana.
—No, claro que no —Negó de inmediato.
Eli lo visualiza con el ceño fruncido y le dice.
—Claro hermanito, a mí no me engañas —Le dijo en tono pícaro.
—Ya vámonos que nuestros padres nos esperan para almorzar —Se levantaron y se dirigieron a la salida.
En eso Kristel y las niñas también se dirigían a la salida, la mano de Damián y la de Kristel se cruzaron en la manilla de la puerta, al darse cuenta de eso quitaron sus manos de inmediato.
—Disculpa —Musitó Kristel.
—No te preocupes —dijo él con seriedad.
Kristel y las niñas salieron, se dirigieron al carro, se subieron y lo echó a andar.
Mientras Kristel iba manejando, acariciaba la mano con la que la tocó Damián, sonrió ligeramente al recordar que ya era la segunda vez que sus manos se tocaban.
Al estar Damián en el carro con su hermana, esta lo comenzó a interrogar sobre Kristel.
—¿Quién es ella? ¿Cómo se llama?
Damián puso los ojos en blanco con fastidio.
—Elizabeth… —Soltó enfadado por los interrogatorios de su hermana.
—Hermano, no te molestes, y ni me digas que no sabes quién es, porque no te lo voy a creer, pues estudian en el mismo colegio.
La miraba con seriedad, luego cruza su vista al frente.
—Se llama Kristel, vamos en el mismo salón, pero no nos llevamos.
—¿Y por qué no?
—Porque ella se lleva con su amiga y yo con mi grupo de amigos que ya conoces —Le explicó.
Su hermana asiente diciendo.
—Ahh okey.
Después de esa pequeña conversación se quedaron en silencio.
Llegaron a casa y al entrar se encontraron a sus papás en el comedor.
Se acercaron a ellos y se saludaron gentilmente.
—Hijos que bueno que llegan, ocupo decirles algo —dijo el señor Daniel.
—¿Qué pasa papá? —Preguntó Damián.
Daniel lo miró y comenzó a hablar.
—El próximo sábado tenemos una fiesta en la residencia Escalante, es cumpleaños de Kristel, es hija de un buen amigo mío y socio —Cuando Damián escuchó, se puso tenso, pero logró disimular.
—¡Ay! ¡Qué padre! —Exclamó Eli con entusiasmo.
—Tú la conoces, hijo, estudian juntos —le comenta su padre.
—Si papá, vamos en el mismo salón —Confirmó él.
—Sii, de hecho la vimos hoy en una nevería con unas niñas, es muy bonita, ¿verdad hermano? —Elizabeth vio a Damián con una sonrisa picarona.
Damián se le quedó mirando a su hermana, aniquilándola con la mirada.
Elizabeth sonrió burlescamente.
Damián colocó sus ojos en blanco con enfado.
En la residencia de los Escalante, estaba Kristel almorzando tranquilamente con su familia, estaban hablando de cosas triviales, mientras que ella no dejaba de pensar en su amor platónico.
Horas más tarde, Kristel bañó y alistó a sus sobrinas para acostarlas, ya estando dormidas luego de que les contará un cuento de princesas, se fue a su habitación.
Al entrar se dirigió a su buro, lo abrió y sacó la foto de Damián, se acostó en la cama mientras veía al chico que quería en silencio.