Capítulo 8

373 Words
Narra Leandro  Estaba en mi despacho revisando unas cuentas bancarias y firmando algunos papeles de la empresa con las cuales cubría mis negocios sucios Poseo una constructora, una cadena de hoteles y clubes nocturnos. Todas estas eran empresas de éxito. Al igual que el negocio de la mafia.  Unos golpes en la puerta resonaron por toda la habitación del despacho. —Adelante —dije levantando la vista de los documentos. La puerta se abrió y por ella entró Marcos. —¡Hey! ¿Qué hay, amigo? —saludó sentándose en un sofá del despacho.  —Nada, solo trabajo y más trabajo. —Hmm... Me di cuenta que secuestraste a la muchacha que me mandaste investigar. Dime Leandro, ¿a caso debo preocuparme? ¿Ella significa algo especial para ti? —Así es. Y no, sólo es una más, como las demás, nada especial. —Bueno y sí no es especial. ¿Me la puedes prestar? Así como las demás —dijo juguetón.  El hecho de sólo pensarlo me enfureció. No me di cuenta. Cuando menos acordé ya estaba encima de él.  —Mira Marco, te advertiré algo y escúchame bien que no lo repetiré: A ella no se le mira y no se le toca ¿Entendido? —dije amenazador.  —Esta bien, esta bien... Ya sueltame. Pero, si es como todas las demás ¿por qué te comportas así? —entrecerró sus ojos. —No lo sé —dije confundido soltándolo —solo que ella tendrá el papel de "mujer de la casa" y por eso merece respeto. Ella no es una cualquiera. —Vaya... a Daniele le gustará saber esto  —Seguro que sí. —Dime algo Leandro. ¿Ella te gusta? —Si, me gusta mucho. Pero solo es uno más de mis caprichos —dije restándole importancia.  —Si tú lo dices —se burla —Oye! Y si ¿Vamos a un club? Necesitas liberar tensión.  —No, no quiero ir. Llamaré a Farina —Y ¿Cuando vienen las armas que te traen de Rusia? —cambió de tema  —Mañana en la noche. —¿Sabes? Yo no me fío se esos Rusos- dijo pensativo.  —Yo tampoco. Pero ahora el gran problema son esos españoles, me están declarando la guerra. Y si guerra quieren... Guerra tendrán —sonreí malévolo.  —Que sanguinario. —Quiero que incendien la más grande bodega que tienen en Barcelona, quiero también que me consigan pruebas de que él sea un corrupto, lo haré sufrir. —Como ordenes. —Ya verán que con " El Rey de la Mafia" no se juega, y el que lo hace o trata de hacerlo, caba su propia tumba.
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