Y ya me fui a la mierda y dejé todo por los suelos cuando me lo contó todo. Tenía que ser mía. No por posesión, sino porque Anne me creó un sentimiento de necesitar darle seguridad. Ella estaba prácticamente sola y vi la oportunidad de darnos a los dos algo mejor, algo que nos merecíamos. Además, descubrí que a parte de ser una mujer de la hostia y ser guapa de cojones, besaba como una puta diosa. Sus labios eran suaves y por mucha sorpresa que pudiera darle que la besara tan de repente, se hizo a mi con una facilidad que me estremeció. Parecía mentira que a veces diera una apariencia de virgen que era imposible por su embarazo. Fue la primera vez en demasiados años que besaba a una chica y sentía algo. Sus manos suaves y finas se apoyaron en mi pecho y aunque se agarró a mi camiseta l