Es una moda que prevalece, ondular las puntas con ganchos o moños que se dejan por la noche y no me parece que provoquen algún daño.
Tempestad está de acuerdo conmigo, a ella también le gusta el cabello que se ondula por sobre el que cae como una cascada, es extraño que tengamos algo en común.
¡Podrá ser porque las dos tenemos el cabello muy lacio!, me pregunto si las mujeres cuyo cabello es rizado quieren alaciarlo, es difícil defender la belleza en todas sus formas cuando yo misma quiero cambiar tantas cosas en mi apariencia.
A este paso mi escultura en el templo de Nelsira tendrá una única frase.
El secreto de la belleza: ¡deja de mirarte en el espejo!
– Tempestad me odiará.
– Los dioses están muy ocupados, no los involucremos – me dice Natasha.
– En ocasiones es bueno invitarlos
