La familia Seldwyn fingía tener una comida tranquila, en el medio del reciente cambio de clima que trajo consigo bajas temperaturas y lluvias interminables, el tiempo familiar era una medida importante en tiempos de crisis. Casiopea Delattre perdió la paciencia al ver que Benedict jugaba con la comida y tomó el cubierto para cortar la carne – sí no vas a comer, sube a tu habitación, pero no hagas eso. Margaret apretó las manos – está comiendo. El marqués empujó su platillo con la mitad del trozo de carne todavía intacto – terminé. – No hemos terminado – reclamó Casiopea. – Habla por ti, yo tuve suficiente. Casiopea se dejó caer sobre el asiento con los ojos llorosos y miró a Margaret más preocupada por la comida de Benedict, que por el problema que tenían entre las manos, después de