Brenda revisó su reloj – pueden irse a comer, terminamos por hoy.
Algunos estudiantes recogieron sus cosas, otros las dejaron sobre la mesa para correr a la cafetería, Brenda también dejó el salón y caminó despacio. Esa era su última clase, Jacob saldría dentro de dos horas, le daba tiempo para ir a la cafetería, sentarse y revisar los ensayos.
Al mirar al frente, vio a Lilith, de diez años, sentada con la cabeza recargada sobre sus manos, esperando a que ella terminara de calificar tareas para ir a jugar.
Hace poco una compañera le dijo que los hijos de los maestros eran los que más sufrían, porque mientras crecían, debían aprender que, para sus padres, sus estudiantes eran más importantes, era a ellos a quienes les dedicaban todo su horario laboral y al llegar a casa, preparaban sus planeaciones y calificaban exámenes.
Pensando en ello, se preguntó sí fue así para Lilith, y su hija creció viéndola prestarles más atención a sus estudiantes que a ella.
Le ardieron los ojos y buscó una servilleta, no podía ser así, Lilith sabía que ellos la amaban, más que a nada en ese mundo.
Una mujer se acercó a la mesa y se sentó frente a Brenda – te vez muy mal, en estos años envejeciste décadas.
Brenda frunció el ceño – ¿qué haces aquí?
Belinda, la primera esposa de Alfredo Bonel, hermano de Jacob, siempre fue una mujer altiva, que los miraba con desprecio por ser maestros – deja la hostilidad, traje buenas noticias, encontraron un demonio de clase S en la costa este.
– ¡Esa no es una buena noticia!
– Lo es para ustedes – declaró Belinda – el consejo se irá mañana, este demonio es la máxima prioridad, pondrán en pausa la búsqueda de tu hija por el momento, creí que querrías saberlo.
Debajo de la mesa, Brenda apretó las manos – gracias por ser tan considerada – se levantó y recogió los ensayos – saludos a la familia.
Camino a casa Brenda le envió un mensaje a Jacob, se encerró y fue al cuarto de lavandería, desde ahí se veía el jardín y la casa al fondo, unos días después de todo lo que pasó con el ministerio de magia, esa casa cambió de dueño y un mago se mudó. Ese hombre seguía ahí.
– Aún no – susurró.
*****
“Buenas noches”
Lilith jamás pensó que pasaría el mes completo repitiendo saludos en diferentes idiomas o que estaría trabajando en eliminar su acento, para empezar, ¿tenía acento?, no tenía idea, hablaba igual que todas las personas a su alrededor, ¡eso no era acento!, era hablar.
Karina golpeó la mesa – despierta.
– Necesito dormir, descansar, alejarme un poco de esto, en serio, tía, no soy buena con los lenguajes.
– ¿Quién decidió que no eres buena?
– Yo, y siempre me escucho.
Karina lo encontró gracioso – de acuerdo, descansa un poco.
– Gracias.
*****
La competencia por la Rosa era intensa, estaban Tiffany, quien, por edad, antigüedad y experiencia, insistía en ser la indicada para ocupar la posición, también estaba Sandra, que deseaba ser la Rosa desde antes de que la posición estuviera vacante y Lilith, que era la sobrina de la actual Rosa.
Y la fecha límite; marzo.
La única que se mostró relajada con toda esa situación fue Megan, no quería ser demasiado pesimista, pero viendo la competencia y a Lilith durmiendo de cuatro a seis horas diarias, no tenía deseos de intentarlo. Su padre estuvo de acuerdo, una cosa era enfocar sus vidas en la demonología, otra muy diferente era adentrarse hasta las profundidades.
Alguien tocó la puerta, Megan vio a Lilith dormida y se levantó del sillón para abrir, era Bruno.
– Las estoy llamando desde hace horas, ¿por qué no contestan?
Megan volvió a la mesa – puse a cargar mi celular, y Lilith lleva horas dormida, estuvo estudiando hasta la madrugada.
Bruno rodó los ojos – tenemos trabajo.
Megan asintió y tomó sus cosas para ir al baño, mientras Bruno entró en la habitación y se sentó sobre la cama para abrazar a Lilith.
– Mundana – la llamó cariñosamente – despierta.
Lilith entreabrió los ojos – ¿ya es de día?
– Son las dos de la tarde.
Era cierto, Lilith recordó que se levantó temprano, pero alrededor de las doce ya no pudo continuar y se quedó dormida – lo siento, ¿qué sucedió?
– Tenemos un caso, ya está confirmado, Armando y yo fuimos a revisar, e iremos a atraparlo, ahora.
Lilith se talló los ojos – estaré lista en unos minutos – dijo, pero giró sobre la cama y se acomodó para seguir durmiendo.
Bruno sonrió – oye, diré que te sientes enferma e iremos sin ti, ¿te parece?
Lilith no podía levantarse, estaba demasiado cansada – sería increíble, y lo siento, prometo que estaré mejor muy pronto y trabajaré más duro.
– Lo sé – le dio un beso en la frente – descansa.
De vuelta en la camioneta estaban Sandra y Armando, esperándolos.
Sandra miró a Megan – ¿dónde está Lilith?
– Se quedará – le dijo Bruno – iremos los cuatro.
Sandra se molestó – ya es bastante malo que la actual Rosa la esté entrenando, ahora la dejarás faltar, esto es ridículo, ¡por qué no dejan el drama y le dan la posición de una maldita vez! – azotó la puerta y dio la vuelta.
Bruno siguió a Sandra antes de que se alejara demasiado – espera.
Sandra dio la vuelta – mi familia cometió un error, ¡uno!, hace treinta años, ni tú ni yo habíamos nacido, y no nos han permitido volver a la iglesia, tampoco nos toman en cuenta, yo solicité la posición de la rosa desde hace años, y salen con una competencia, ¡qué oportunidad tengo!, a Tiffany la está entrenando la señora Pandora y a Lilith, su tía. Después de la forma en que nos han tratado, deberían darme el puesto y rogar que lo acepte.
Bruno frunció el ceño – ¡estás escuchando lo que dices!, mis abuelos ya dijeron que habrá una votación, sí quieres una verdadera injusticia, esa sería tomar la decisión ahora, sin darles tiempo de prepararse, y esto – señaló la camioneta – es algo muy diferente, tenemos un trabajo, una familia, una niña de doce años probablemente poseída y te necesito concentrada – hizo una pausa y miró hacia la ventana de la habitación de Lilith – soy el jefe del equipo, dar permisos es parte de lo que hago, a ti te dejé faltar el día en que murió tu perro, cuando te enfermaste de conjuntivitis y un fin de semana para que salieras con tus amigas, darle permiso a Lilith por enfermedad y darle ventajas en una competencia en la que no estoy involucrado, son dos cosas muy diferentes.
Sandra desvió la mirada, en el fondo sabía que estaba exagerando, pero no podía evitarlo, su frustración era evidente, porque de todas las candidatas, era la única que no vivía en la iglesia y a la que menos consideraban.
– Sí quieres tomarte el día lo entenderé, ve a casa, descansa…
– Estoy bien, a diferencia de otros, soy una persona responsable – regresó a la camioneta y volvió a azotar la puerta.
Bruno resopló.
Armando tomó el lugar del copiloto – el dueño de la casa tiene tres hijos de catorce, doce y diez, tenemos tres adictos a los celulares, grabaron sonidos extraños, testimonios de pesadillas, y todo lo que les ganara seguidores en internet, afortunadamente para nosotros, la madre fue más sensata, su nombre es Catalina, contactó a la iglesia, se llevó a su hija y nos espera en una cabaña.
– ¿Es en serio? – exclamó Megan – un demonio, una niña poseída y una cabaña en lo profundo del bosque.
– Yo no hablé de un bosque.
– Esto suena increíble – siguió Megan – estamos a punto de meternos, literalmente, en una película de terror.
Sandra rodó los ojos – la parte no creíble es que hayas usado “literalmente”
El humor del grupo mejoró después de eso, condujeron por una hora horas y llegaron al bosque, Megan tenía razón, la cabaña estaba en una parte muy profunda.
Poco antes de llegar, Bruno les explicó – no tenemos a Lilith, así que haremos unos pequeños cambios, Megan, tú serás la primera en entrar – ella se sorprendió – nuestra víctima es una niña de doce años, se sentirá más calmada sí te ve a tí, dile que eres una amiga de la familia, hazla sentir cómoda, no dejes que descubra que eres una maga hasta el final, Sandra, tu irás con Armando, pondrás las trampas en la entrada trasera, yo pondré otra en la entrada principal, esperaremos a que corra y actuaremos, Armando, tú usarás el escáner esta vez, ve que esté cargado y funcione correctamente.
– No hay problemas.
– No olvides revisar primero de qué categoría es, actuaremos en base a esa información.
Dejaron la carretera y entraron por una calle sin pavimentar, avanzaron lento en ese último tramo y llegaron a la cabaña.
Megan sacó su celular para grabar – en este tipo de películas alguien siempre muere – miró a Sandra – fue un gusto conocerte.
Bruno tocó la puerta.
Una mujer se asomó por la ventana, Bruno se presentó y mostró su identificación para que lo dejaran pasar.
– Pasen – dijo la señora Catalina – gracias por venir.
Bruno se adelantó – ¿dónde está su hija?
– Arriba, le prometí que vendría con sus amigos y al llegar aquí le expliqué que quería pasar un tiempo a solas con ella, se enojó y se encerró en su habitación, ella, no siempre actúa de forma extraña, a veces – sus ojos se humedecieron – es una niña normal, como cualquier otra, tal vez me equivoqué y no debí…
– Nos encargaremos – dijo Bruno interrumpiéndola y poniendo la mano sobre su hombro – antes de eso, necesito saber cuántas salidas tiene la casa.
Sandra entró al final y pasó la mirada por el interior de la cabaña.
Megan agitó las manos, se tronó el cuello, se paró sobre las puntas de sus zapatos y se mordió el labio, era su primera vez siendo la persona que se encontraba con el demonio y estaba muy nerviosa, ¿qué hacía sí lo arruinaba? – ah, Lilith, después de esto me deberás una pizza grande y me verás comerla sola – amenazó, respiró profundamente y tocó la puerta.
Lucy alzó la mirada – ¿mamá?, ¿eres tú?
Megan abrió la puerta – hola, soy Megan, una amiga de tu mamá.
Lucy frunció el ceño – nunca te había visto antes.
– Sí, bueno, no conoces a todas las amigas de tu mamá, yo soy – dudó y vio a Lucy girar la mirada muy súbitamente – ¡vaya! – exclamó – mi amiga hacía eso, nunca se lo dije porque no quería asustarla, nosotras nos sentábamos a hablar y de repente, volteaba a ver a alguien que no estaba ahí, era extraño al comienzo, yo me preocupaba, porque no sabía lo que esa persona le estaba diciendo, era muy aterrador, pero sabes, mi amiga venció al demonio que la estaba poseyendo y tiene meses que no escucha voces, es lo que venimos a hacer, ayudarte a vencer a esa cosa, para que vuelvas a jugar con tus amigos y tener días normales – dio un paso y su pierna se hundió en el piso de madera, por la impresión, soltó un grito.