Cuando Rose por fin terminó y el estudio quedó vacío, ella se armó de valor y fue hasta donde Diego. Al verlo recordó aquella historia que su madre le contaba de niña*, de aquella bailarina que una noche bailó con el mismo diablo, del horror que sintió al ver que sus piernas eran las de una cabra y que su rostro era tan bello como el de un Ángel. —Se rápido y vete. —En serio tu has roto un récord, siempre despreciándome—Dijo Diego manteniendo su buen animo. —Sé lo de Oriana. Rose abrió los ojos y empezó a temblar. —No sé de que hablas. —Sé lo que le hizo a tu hermana y a tu tía, me duele que no hayas confiado en mi, en serio pensé que no te gustaba, me hiciste dudar de mi mismo, eso es algo que ninguna persona a logrado hacer, siéntete orgullosa. —Bueno si ya lo sabes entonces con may

