Placer sin querer.

1468 Words
Danielle. "El palace Crown". Es un enorme palacio hermoso con piezas y cuadros antiguos de colección del señor Crown. Un magnate Italiano multimillonario y soltero. Este tipo de  fiestas las organiza para ejecutivos. Entrego la tarjeta VIP y Nathalie hace lo mismo. Cuando entramos Nathalie está asombrada, pero yo no lo estoy. Estoy acostumbrada a este tipo de lugares y no me sorprende. Muchos amigos de mi padre estarán en esta maldita fiesta, no quería venir y tampoco quiero ver a Anton Junker. Me veo hermosa y costosa como una muñeca, sin embargo, por dentro me siento destrozada. Anton es un pasado que no quería recordar. —¡Amiga, todos tienen los ojos en ti! —Nathalie, no me importa, solo quiero ir a casa y dormir, me siento realmente cansada. Mi vestido rojo escote corazón, pegado a mi cuerpo y corto, pero con falta transparente hasta el piso es de un diseñador de alta costura. Ojalá así como me veo por fuera pudiera verme por dentro. Me voy a un sitio en donde no haya ruido y le llamo a Anton, quiero terminar con esto de una vez e irme a casa. —¡Hola, Anton! ¿Ya llegaste a la fiesta? —Hermosa, te pido disculpas, no pude ir por problemas de trabajo, pero te envié un paquete con alguien de confianza, te dije que eran documentos, pero no lo son, es algo que considere que te pertenece. —¿Quién es la persona que me dará el paquete? —No te preocupes, esa persona te encontrará a ti. —Está bien —me limito a expresar, después cuelgo. No quiero seguir en esta conversación incómoda y poco concordante. Anton me llama una vez más, no contesto. Voy por una copa de vino y salgo al patio del lugar. Al verlo me sorprendo como una pequeña niña, este sitio es enorme e impresionante. Rosas y muchas fuentes, además de las luces que hacen el lugar romántico y perfecto. Me siento a la orilla de una fuente y bebo el vino mientras varios recuerdos vienen a mi mente. Ayer tuve una pesadilla como todos los días, intente muchas cosas, terapia y otros, pero simplemente no funciona. Mi pequeña voz en aquel momento ataca mi mente. "¡Papá, no permitas que lo haga, por favor, seré buena lo juro!" "Eso es lo que quiero, pequeña. Sé buena con el amigo de papi" "¡Papá, no quiero me duele, ayúdame!" "Quédate con el señor y tranquila, cuando el señor termine de jugar contigo te espero abajo, nos vemos, cariño" "¡Papá, no por favor, haré lo que tú quieras, papá ayúdame, sálvame te lo ruego!". —¡Tengo algo para usted! Mis pensamientos son interrumpidos por una voz. Esa maldita voz que conozco al instante. Limpio mis lágrimas y volteo. Al contemplarme él abre los ojos y me mira muy molesto. Otra vez está completamente cubierto, solo puedo observar sus hermosos ojos azules que con la luz se ven más claros y dulces. —Es usted una acosadora. —El acosador eres tú, siempre te encuentro a donde sea que baya, ¿qué eres? ¿Un acosador en serie? Dime. —Vamos a la oficina y firma de recibido por favor, el señor Anton me lo pidió. Lo acompaño. Entramos al lugar y es enorme, muchas habitaciones adentro del lugar. ¿Por qué habitaciones y por qué son tantas? Nunca había conocido este lugar a profundidad. Estamos a punto de entrar a otra sala, pero el hombre me detiene al escuchar a dos hombres discutir. Nos ocultamos detrás de una pared que divide otro pasillo. —Tenemos que esperar, sé que algo anda mal —me dice. Solamente asiento y espero. Su aliento mentolado impacto en mi rostro y sus labios estuvieron tan cerca de mí. «¡Tranquilízate, Danielle! Eres una mujer de 26 años y te comportas como una puberta en desarrollo». Los sonidos de muchos disparos me hacen reaccionar y mi corazón se detiene por el miedo. Estoy a punto de gritar, pero él cubre mi boca con su mano y con la otra me sostiene. —Tranquilízate, no hagamos nada que llame la atención o los siguientes somos nosotros, ¿está bien? Sé que no es el momento, pero su voz tan cerca de mi oído y su agarre fuerte hace que mis bragas se mojen, no puedo evitarlo. Esto es como la escena de una película de terror, solo escuchamos pasos y las luces son bajas, no como en la fiesta, este lugar es tan enorme que no se escucha ni la música de la fiesta, dudo mucho que alguien escuche los disparos. Escuchamos como la persona arrastra el cuerpo y cada bello de mi piel se eriza. Mi corazón late a mil por hora. Mi celular suena y hace que todo mi ser se congele. Escuchamos al asesino caminar hacia nosotros. Él me toma de la mano y corremos. —¡Vamos no mires atrás! —me dice. Arrojó los tacones y levanto un poco la falda transparente de mi vestido para correr mejor, los pasos atrás de nosotros son cada vez más cercanos. Intentamos abrir una habitación, pero todas tienen llave, hasta que una nos abre y escuchamos como el hombre revisa las otras habitaciones. Entramos y estoy horrorizada. —Tengo una idea, pero tienes que estar dispuesta —me dice en voz baja. —Lo que sea, no quiero morir esta noche. Él se quita la chaqueta negra y me la coloca rápidamente, después se quita la camisa y algo que creo que es un pasamontañas que cubría su rostro. Su torso, su abdomen, su rostro. Estoy en shock, nunca había visto a un hombre así de perfecto, es un muñeco dios griego. Él me levanta y siento que mi espalda toca la pared. —Agárrame con fuerza y gime lo más fuerte que puedas, ¡hazlo, confía en mí! Ahora entiendo todo, deja la puerta medio abierta y comienza a moverme de arriba a abajo sobre su cuerpo. Enrollo mis piernas en él y eso me hace sentir miles de sensaciones. Asiento y comienzo a gemir lo más sensual y fuerte que puedo. Abrazo su cuerpo y espero que ese asesino se piense que somos una pareja teniendo sexo. Los pasos se acercan y no puedo evitarlo, mi miedo se convierte en excitación, estoy tan mojada y este roce entre nosotros podría hacer que me corra. Nunca me había sentido tan excitada. Mis pezones están tan duros y aunque nos separa la tela de mi vestido, se siente tan bien como rebotan en su pecho. —Bésame o talvez no funcione —le pido. Él lo piensa por un momento y asiente. Me sostengo de su cuello y nuestros labios se unen, es un poco torpe, como si fuera la primera vez que besara a una mujer, pero su lengua es tan húmeda y suave, además de sus carnosos labios. Siempre suelo durar en el sexo, pero no entiendo lo que me pasa ahora. Mi sexo palpita y siento que no puedo más, me voy a venir sobre él y ahora los gemidos actuados para salvar nuestras vidas son completamente reales. Ahora él besa mi cuello y puedo ver de reojo al asesino en la puerta, pero no me importa, creo que moriría feliz. Un escalofrío recorre mi espina dorsal y me arqueo por el orgasmo que explota dentro de mí y me hace casi gritar. Mis piernas tiemblan y mi respiración es incontrolable. Nunca me había corrido de esta manera y con tan solo el roce de un hombre. —Se fue —me dice al oído. Lo observo pálida al ver su pantalón. —¡¿Qué es lo que pasa contigo?! —Lo siento, pero tú tienes la culpa. —¿Por qué soy yo el culpable? Manchaste mi pantalón favorito con tus fluidos. Eres una pervertida, me siento abusado. «¡Mierda! No puedo crear que me viniera de esa manera y manchara su pantalón». Parece que él se orinó o algo así. Muero de la vergüenza. —Espera aquí, te daré lo que te envío el señor Anton. Él sale de la habitación y mi cuerpo aún está caliente y mis piernas se sienten débiles. Él regresa me da el paquete y firmo. —Sí vuelvo a verte cerca de mí te pondré una orden de alejamiento —me reclama muy molesto. Me da mis tacones y sale de la habitación. ¡Maldición! ¿Qué es lo que paso con ese hombre? Sé que se ve más joven por su rostro, quizás tenga 21 años o menos, pero su cuerpo bien trabajado es de un hombre de verdad. Tengo que ir a casa y dormir, creo que todo esto me está afectando.
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