Sentir una sensación

1119 Words
Damián. No entiendo lo que paso ayer por la noche, esa mujer se vino sobre mí y lo peor de todo es que fue difícil ocultar mi erección al salir del palacio. Cuando me acuerdo me comienzo a poner duro. Tengo que controlarme, nunca me había pasado esto con ninguna mujer, ella es diferente. Es una muñeca, pero su carácter. Me encuentro en una cafetería cerca del hotel, es un lugar hermoso, pedí el balcón porque me agrada la vista que tengo ante mis ojos en este momento. Fui afortunado, este sitio siempre se mantiene lleno y me dieron la última mesa, trabajo en mi portátil. Una voz detrás de mí destruye toda esa paz en un segundo. —Disculpe, ¿puedo acompañarlo? Quiero trabajar y tomar un café al igual que usted y no quedan mesas vacías. —Encima de que me violaste tienes el descaro de hablarme como si nada, eres una acosadora. —¡Yo no abuse de ti! Ella se sienta frente a mí en la pequeña mesa y pide un café. —Escucha, me disculpo no sé lo que me pasó y no es mi intención encontrarte en todos lados. —Está bien, ahora largo. —¡Tú también tienes que disculparte! —No lo haré, tú eres la que me causó daño. —No quiero caer en tu juego inmaduro, tuve un día terrible y no tengo ánimos de pelear contigo. Ella abre su portátil y comienza a trabajar. Observo por un momento su rostro. ¿Cómo una mujer puede ser tan perfecta? Sus labios, ayer me besaron y fue como mi primer beso. Volteo abajo y otra vez tengo una erección. —¿Cuántos años tienes? —me pregunta. —¿Qué te importa? Guarda silencio, estoy trabajando. —Eres solo un mocoso malcriado, ¿estudias en la universidad? Estoy aburrida y tengo curiosidad. —Tengo 18 años, ¿feliz? —Cosita, ¿cómo te llamas? —Me llamo Damián. Ahora cállate y deja de hacer preguntas. —¡Ja, ja, ja! ¡Eres un niño! Qué lindo eres. ¿Bebé, donde dejaste tu biberón y tus pañales? ¿Don ta bebé? Estúpida mujer, es una inmadura. —Pero este niño hizo que te corrieras anoche, ¿lo recuerdas? Ella se queda sin palabras y sus mejillas se ponen rojas. —Solamente fue un golpe de suerte, niño. No podrías volver a causar eso en mí. —¿Estás segura? —Por supuesto, mocoso. La ignoro una vez más y continuó trabajando. —Voy al baño, cuida mis cosas, pequeño. Ella pellizca mi mejilla y ríe. Me levanto y me dirijo a los baños. Ella me llamo mocoso y lo de anoche solo fue una vez, le demostraré que se equivoca. Es raro, sin embargo, el baño está vacío. Entro rápidamente y espero en la puerta y cuando ella abre entro rápidamente. —¿Qué haces? Pequeño mal humorado. —Dices que ayer nada más fue suerte, entonces te mostraré que no lo fue. —¿A qué estás jugando, niño? —No existe cosa que odie más en este mundo que las personas que me llevan la contraria, haría todo para que se tragasen sus palabras así como lo haré contigo ahora. La levanto y ella enrolla sus piernas al rededor de mí. Danielle. Puede sentir su erección, es enorme. No puedo creer que este mocoso cause tantas emociones en mí. Beso sus labios, saben a café. —¿Quieres aprender como follan los adultos, pequeño? —Tus amantes deberían de aprender a como hacer que se corra una mujer en unos minutos con tan solo sentir sus cuerpos. Siento como mi clítoris es estimulado, la ropa nos separa, pero sé siente tan bien. —Siempre tienes algo que decir, nunca puedes guardar silencio, pequeño. Él me aprieta más fuerte contra su cuerpo, intento controlarme, pero mis gemidos salen sin poder controlarlos. —No, no puedo. Guarda silencio tú, nos podrían escuchar. Beso sus labios y muerdo un poco. —Me gustan tus labios. —Solo no muerdas, acosadora. —¡No soy una acosadora! Escuchamos a alguien entrar y trato de ahogar mis gemidos. Él enrolla su brazo en mi cintura y con la otra sujeta una de mis piernas. —Estás tan frío —digo en su oído. —Estoy caliente por dentro —me dice. Puedo ver una media sonrisa que se forma en sus labios, eso hace que todo mi ser se paralice. Tengo que admitirlo, jure que nunca sería tímida con ningún hombre, pero este maldito mocoso despierta todo en mí. Levanto más mi falda y siento que estoy en la cima. —Me seguiste hasta el baño, ¿quién es el acosador? —Te gusta pelear, muñeca rubia. Me vengo en un fuerte orgasmo al mismo tiempo que él. Lo beso mientras mis piernas tiemblan. Limpia la mancha de su pantalón y después se cubre con su chaqueta. —Ahora tú también me manchaste con tus fluidos. Él arregla un poco mi cabello y esta a punto de salir del baño. —¡Espera! Saldré primero y luego tú. Salgo y observo hacia todos lados. —Damián, no hay nadie, puedes salir. Él sale y camina a paso rápido. Regresamos a la mesa y por primera vez me siento nerviosa, no me gusta esta sensación. —Estoy esperando —me dice. —¿Qué cosa? —Que admitas que me deseas y que te excito. No respondo, nos sentamos otra vez. —¿Con cuántas mujeres has estado, niño? —¿Con cuántos hombres has estado tú? Espera... creo que no podrías contarlo, te acuestas con cualquiera, pareces ese tipo de mujer. No voy a permitir que me insulte un maldito bastardo. Tomo el café caliente y se lo arrojó al rostro. Tomo mis cosas y salgo muy molesta, subo a mi auto y manejo hasta llegar a la empresa. Nunca debí tocar a ese maldito mocoso, ahora se piensa mucho. Me dejo caer sobre el sofá de mi oficina. Alguien toca. —¡Pase! —Amiga, tengo una mala noticia. Maldición, solo eso me faltaba. —¿Qué pasa, Nathalie? —Llamo tu hermano, mañana quiere tener una reunión con sus abogados y contigo para reclamar lo que le pertenece. —Nathalie, quiero pensar las cosas, déjame sola. Llama a Erick y pídele venga más tarde. —Está bien, lo haré. Solo quiero ir a casa y comer mientras lloro, ¿por qué todo es tan pesado? Damián. Mañana conoceré a mi querida hermana, sé que ella debe sentirse muy confiada, aún no sabe lo que le espera. Ella supone que nuestro padre la dejó a ella como mayoritaria de todo, pero soy yo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD