Danielle. Trabajamos juntos y me sorprende Damián, ¿qué le dieron de comer a este niño? Tiene 18 y sabe más que yo. Estoy sentada frente a él en mi escritorio revisando algunas cosas para los nuevos lanzamientos de productos. No puedo evitarlo, quiero concentrarme, pero no puedo. —Deberíamos de cambiar el color del empaque y la frase de motivación para las damas, sugiero que sea algo del empoderamiento de la mujer y... ¿Danielle? ¡¿Danielle?! —¿Qué pasa, Damián? —Me estás viendo fijamente, ¿pasa algo? —Es que no puedo concentrarme, eres tan hermoso, además de inteligente. Sus mejillas se ponen rojas y él trata de ocultarlo. —Danielle, estamos trabajando. —Nada me prohíbe verte, ¿estoy cometiendo un crimen? Además, tú tienes mi silla especial, me duele la espalda. —Tienes razón, mu

