Danielle. Pienso por un momento su propuesta, sé que solo serán tres meses, él se irá y todo volverá a la normalidad. —Yo... Está bien, acepto. —Muy bien, Danielle. Veo detenidamente sus labios al pronunciar mi nombre. ¡Maldita sea! Ahora estoy loca, me moja las bragas un maldito mocoso. Él me observa por un momento. —¿Es todo? ¿Quieres quedarte y hacer una pijamada conmigo, Damián? Lárgate de mi casa ahora. Lo acompaño a la puerta. —Damián, ¿por qué te cubres? —¿Qué te importa? ¡Genial! El maldito mocoso arrogante regreso. Él se va y siento que puedo respirar tranquila. Damián. Regreso al hotel y observo a Carlos discutiendo con el gerente. —¿Qué es lo que pasa? —Jefe, nos quieren echar del hotel. —Su jefe nos arruinó —dice el hombre muy molesto. —Jefe, ¿qué