Capítulo 2 – un CEO despiadado.

2245 Words
Vivian se encargó de realizar la inducción de Sofia de inmediato, no había tiempo para perder y el CEO realmente estaba urgido de una abogada. –Oficialmente puedo darte la bienvenida, será un placer tenerte aquí – dijo Vivian, cuya amabilidad hizo que Sofia se sintiera agradecida. Incluso si el CEO era un desastre de persona, por lo menos había alguien decente allí. Y es que Vivian había hablado tanto sobre el CEO que Sofia estaba esperándose lo peor. –Vamos, te daré un recorrido por toda la empresa. Vivian mostró a Sofia cada parte de la empresa. Desde el nivel más bajo hasta el más alto. Sofia estaba gratamente sorprendida, aquel lugar era como un laberinto, ella jamás había trabajado en un lugar como ese. Las mujeres se veían sofisticadas, los espacios eran relucientes, como si cada parte del sitio gritara éxito. Seguramente aquel sitio era uno en el que ella se iba a adaptar muy bien. –Y este es tu escritorio. Ten cuidado con ese vidrio porque el CEO puede verte desde su silla – dijo Vivian, señalando el espejo que separaba su oficina de la del jefe. –¿Es un vidrio unidireccional? – susurró Sofia, confundida, no había visto tal cosa antes. –Así es. Ese vidrio ha provocado muchos despidos. Tus predecesores fueron lo suficientemente descuidados como para que el CEO notara sus errores. Sofia tragó saliva con fuerza. Sin darse cuenta, se enderezó los hombros para mantenerse más erguida. ¿No era su nuevo jefe un perfeccionista? El hombre seguramente exigía que los empleados mantuvieran una postura perfecta y dieran su mejor imagen, por eso, Sofia debía ser cuidadosa y excesivamente precavida. Después de haberse instalado en su escritorio, Sofia Herrera estaba lista para conocer al jefe y si era posible ganarse su respeto y admiración. –Entonces, ¿Podrías explicarme algunas explicaciones concretas del trabajo que debo realizar? No quiero tener la guardia baja una vez que el jefe me haga alguna petición – preguntó ella con inocencia. Vivian sonrió levemente, algo le decía que Sofia sería una buena empleada. –Espero que seas buena memorizando, lo más importante ahora que has llegado es que memorices estos documentos, el jefe suele pedir información de los archivos y créeme, no tiene la paciencia suficiente como para esperar a que tu busques la información – dijo, recordando que, de hecho, aquel fue uno de los motivos por los cuales despidieron a la antigua abogada. Por supuesto, aquel era un detalle lo suficientemente innecesario como para que Vivian lo mencionara a Sofia. La cara de Sofia se congeló, con movimientos rígidos, señaló con el dedo índice las carpetas. –¿Todo eso es la información que debo memorizar? Vivian asintió con la cabeza. Antes de que los pensamientos negativos se apoderaran de su cerebro, Sofia respiró hondo y luego exhaló suavemente. Con pasos firmes, recogió el documento de arriba. –Connor Thompson – Leyó en voz alta la biografía que figuraba allí. –Sí, ese es el CEO de nuestra compañía. Aún es joven, pero sus habilidades no se pueden dudar. Este es su sexto año dirigiendo la compañía. Sofia se quedó en silencio. No era la edad del CEO lo que la sorprendía, sino su nombre e información. Ambos habían estudiado en la misma universidad y tenían edades similares, ¿Acaso era posible que lo hubiera conocido pero que no lo recordara? Realmente no recordaba a ningún Connor que tuviera el apellido Thompson. De repente, las puertas del ascensor se abrieron. Dos hombres con trajes negros salieron inmediatamente y tomaron posiciones en los corredores a la zona este, oeste y norte. Estaba claro que eran guardaespaldas. Un momento después, un hombre con un traje gris salió, de inmediato el ambiente se tensó y un aura inquietante llenó la sala. Sus pasos firmes intimidaban a cualquiera que los viera, incluida Sofia, quien tuvo que agacharse justo en ese instante porque algunos de sus documentos cayeron al piso y ya suponía ella que el desorden no era una de las cualidades que su jefe esperaba en ella. “Estoy haciendo un desorden por los nervios”, pensó, al darse cuenta de que sus manos estaban temblando. Aprovechando que estaba pasando desapercibida, Sofia cerró los ojos un momento, reuniendo valor. Mientras recuperaba el aliento, se imaginó las caras adorables de Louis y Emily cada vez que la recibían en casa, eso fue suficiente para calmar su propio corazón, así que levantó la cabeza de nuevo. En ese momento, el CEO se detuvo justo frente a ella, cuando sus ojos se encontraron, el corazón de la mujer comenzó a latir a velocidad, ya no pudo escuchar nada, se sentía mareada y aturdida. Su cerebro dejó de funcionar. Su atención quedó atrapada en esos fríos ojos grises. “Este hombre... ¿No es el padre de los gemelos? ¿El diablo que me arruinó esa noche en ese hotel? ¡Oh, Dios mío! ¿Por qué me acabo de dar cuenta?”, se dijo mentalmente, atando todos los cabos sueltos en su cabeza. Sofia se sentía como enfrentándose a un fantasma. Pero tal parecía que ella era la única que estaba pasando un mal sabor de boca, porque frente a ella, Connor Mitchell o Thompson, cual fuera el apellido que estaba usando en ese momento, la miraba con el ceño fruncido al darse cuenta de lo pálida que ella estaba. Estaba claro que él ya no se acordaba de esa muchacha a la que lastimó cinco años atrás. –¿Esta es la nueva abogada de la que me hablaste, Bell? – preguntó Connor sin apartar la mirada de Sofia. Su tono era bajo, pero penetrante. –Si señor, es ella – Vivian asintió con la cabeza. –¿Acaso está enferma? ¿Por qué me mira de esa forma? – preguntó con fastidio. Sofia parpadeó, tratando de recuperar la compostura. “No ha cambiado nada ¡Sigue siendo un diablo frío, arrogante y sin corazón! ¿Qué debo hacer ahora?” se dijo a sí misma, pensando en lo que debía hacer a continuación, Sofia no estaba muy segura de si debía renunciar o si por el contrario debía fingir demencia, igual a como lo estaba haciendo él en ese momento. Sofia recordó todas las cosas que tuvo que vivir por culpa de ese hombre, enseguida se llenó de rabia, pensando en que, no podía permitir que ese hombre la oprimiera más. –¡Tú! – le gritó, apuntándole con su dedo índice. Todos los que lo vieron se quedaron boquiabiertos. Por primera vez, alguien se atrevió a enfrentarse a Connor Thompson de manera tan directa. Connor levantó una ceja involuntariamente y contuvo el aliento. ¿Quién era esa mujer que se atrevía a hablarle y señalarlo de esa forma? Se cuestionó. –¡Si hubiera sabido que el CEO de esta compañía era tan grosero y arrogante, no habría firmado el contrato! – exclamó Sofia. Sabía que no podía hacer un show en ese momento, eso no era en absoluto inteligente, después de todo, ella tampoco deseaba que él se acordara de su identidad, estaba claro que Connor era un hombre rudo y demasiado frío. Ella temía lo que podía pasar si él llegaba a acordarse de ella. Connor vio la expresión de todos alrededor, el ambiente se encontraba tenso. Nadie se atrevía a moverse. Connor miró a Sofia de cerca. Las comisuras de sus labios se curvaron ligeramente. –¿Así que piensas que soy grosero y arrogante? Antes de que la chica pudiera responder, él resopló y se tocó la punta de la nariz con su largo dedo índice. –¿Quién eres tú? ¿Cómo te atreves a juzgarme? No conoces nada sobre mí. Sofia se mordió la lengua, sí que lo conocía, sabía quién era y todo el daño que le había causado. –Lo siento, señor Thompson – Vivian tiró de Sofia hacia atrás – la señorita Herrera acaba de firmar el contrato y es su primer día visitando la empresa. No ha recibido capacitación ni ha leído los manuales. –Esa no es razón para que me hable de esa forma – argumentó Connor con voz fría. Un segundo después dio un paso adelante. Metiendo las manos en los bolsillos, Connor se inclinó hasta estar al nivel de los ojos de Sofia. Estaba listo para estallar, Sin embargo, tan pronto como su nariz captó el familiar aroma cítrico, se congeló. Después de haber sufrido ese accidente dos años atrás, su memoria se había vuelto muy mala, aún había cosas que no alcanzaba a recordar, pero si había algo que no se salía de su cabeza, era esa estúpida apuesta que hizo con su compañero de universidad. ¿Acaso era posible que ella fuera la chica de esa noche? Sentía que reconocía ese aroma, lo recordaba de todas las veces en que estuvo junto a ella, incluida esa noche de la que tanto se arrepentía. A pesar de verla fijamente, había algo diferente en ella, sus ojos eran de un color diferente, más oscuros de lo que recordaba y su cabello tambien había cambiado, de hecho toda su apariencia era diferente, esta mujer frente a él se veía fina y refinada, la chica que él recordaba estaba lejos de eso. La mirada de Connor se estrechó. Cuanto más se concentraba en los ojos de Sofia, más cerca estaban, incluso podía escuchar los pequeños jadeos de la chica, pequeños y cosquilleantes en los oídos, igual que aquella noche. Al darse cuenta de las intenciones del CEO, Sofia empujó el hombro de Connor con todas sus fuerzas para apartarlo. –Me acusas de ser descortés e inmoral ¡pero mira! Fuiste tú el primero en cruzar la línea. Sra. Bell, me disculpo. Quiero cancelar el contrato. No quiero trabajar con una persona arbitraria que no puede respetar a los demás. Vivian suspiró con desesperación, Sofia y Connor solo se habían conocido durante unos minutos, pero ¿por qué se habían comportado como perro y gato? Mientras tanto, Connor negó con la cabeza levemente, sus ojos se entrecerraron al mirar a Sofia. –¿Nos hemos visto antes? – preguntó, haciendo que Sofia se estremeciera. –No – respondió ella con la mayor firmeza posible. –Entonces, ¿por qué actúas como si me conocieras y sobre todo, como si me odiaras? Las manos de Sofia se apretaron con más fuerza. Se dio cuenta de que había sido imprudente. –No me gusta la gente grosera, eso es todo, usted tiene una personalidad que podía resultar despreciable. –Para que lo sepas, con mi personalidad, esta compañía logró desarrollarse en ocho campos de negocio, ganar varios premios prestigiosos y convertirse en la empresa más influyente del mundo. Casi todos los premios al mejor CEO fueron para mí. ¿Crees que puedo lograr todo eso con una personalidad tan débil como la tuya? Sofia contuvo el aliento, sus ojos brillaban con disgusto y molestia. Connor Thompson podría ser excelente en los negocios, pero estaba claro que su personalidad era un completo disgusto. –Si crees que eres perfecto, ese es tu derecho. Pero nadie puede controlar mi opinión, está claro que no podemos trabajar juntos, así que quiero deshacer el contrato. Aunque necesitaba el dinero, Sofía temía que Connor descubriera su identidad y se diera cuenta de sus hijos, él era tan cruel que ella no dudaba de su capacidad para arrebatárselos. Sofía no podía permitir eso. Justo cuando Sofia se levantó para irse de allí, Connor bloqueó su camino y aunque la mujer no pudo descifrar la expresión en su rostro, él lo único que quería era asegurarse de que Sofia no fuera la mujer de esa noche. No podía dejarla escapar. –No puedes irte así como así, haz firmado un contrato que tiene clausulas. Primero, ningún empleado puede renunciar antes de haber trabajado durante tres meses en esta empresa. Tu eres una abogada importante, sabes de eso. Sofia maldijo internamente, ese desgraciado tenía toda la razón. –En segundo lugar, si el empleado realmente quiere irse, puede hacerlo... pero la persona en cuestión tiene que pagar una multa. –¿Cuánto es la multa? – preguntó Sofia, dispuesta a pagar lo que fuera necesario. Connor puso una encantadora sonrisa que se había torcido solo un poco después del accidente, pero que no afectaba en nada su atractivo físico. –La multa es el equivalente a tres veces la compensación anual ofrecida. Sofia jadeó, la cifra era demasiado alta. ¿De dónde podría sacar tanto dinero? Al ver la cara de Sofia palidecer, Connor sonrió con satisfacción – Entonces, ¿cuándo vas a hacer la transferencia? –Tienes claro que no podré pagar la multa – murmuró – ¿Por qué me retienes? –Solo quiero darte una lección de que... no se deben tomar decisiones precipitadas. Sofia quiso discutir, pero no pudo. En efecto, era culpable. Ella misma había firmado el contrato sin confirmar quién era el CEO. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? –Me quedaré – dijo – pero no toleraré una humillación o falta de respeto, después de todo, por lo que me han contado, tu necesitas más de mí, de lo que yo necesito de ti – sentenció con arrogancia. Tal vez Sofia no podía romper el contrato, pero lo que sí podía hacer era aprovecharse de él para cobrar todo el daño que ese hombre causó a su vida.
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