Abro los ojos despacio y al querer moverme siento un cuerpo junto al mío, lleva una toalla de algodón en sus manos lo que me indica que me ayudó a disminuir la posible fiebre que presenté. Me duele todo y creo que no es para menos, poco más y quedo como coladera. Observo a Ginebra mientras duerme y les puedo apostar que no hay cosa más bella que ella. No recuerdo con exactitud cuando fue que me enamoré de ella, tal vez la obsesión por encontrar el collar que fue de mi madre y que ella robó para darle de comer a sus hermanos, hizo que no solo deseara encontrarla y pedírselo sino que las ganas de estar con ella crecieron junto conmigo. Acomodo un mechón de su cabello y la punta de este hace cosquillas en su nariz. La arruga un poco y hasta tierna se ve, sus ojos se abren un poco y luego