??? Ginebra Mantengo mis pensamientos enfocados en una sola cosa; hacer el desayuno. Aunque más bien quiero correr lejos de aquí. —Señora Martell...–me llama una voz femenina y yo me sobresalto por qué me hacía sola en la cocina–, lo siento, no quería asustarla, soy Elizabet, encargada de la cocina. ¿Hay algo que pueda hacer por usted? —Ah...necesito preparar el desayuno para Adán, pero tiene que ser dieta líquida por recomendación médica. —Muy bien, ¿Para usted que será? —Oh no yo no tengo apetito. —Pero tiene que comer, no puede andar por ahí sin nada en el estómago. ¿Cómo planea encargar bebés si no se alimenta bien? Suelto la taza de entre mis manos por su pregunta y cae a mis pies quemándome la piel de mis piernas. —¡Diablos! –vocifero y me doy cuenta de las cosas–, dios