Angelica White
Curtis cerró la puerta de mi habitación anoche con un —descansa, principessa, mañana tomamos nuevo rumbo—, pero el verdadero insomnio empezó después de eso.
«Como si realmente pudiera descansar después de lo que hicimos».
Y no solo lo digo porque mi cuerpo estuviera agotado, que lo estaba, por supuesto. Gracias a cada una de las veces que decidió recordarme que “un día más” podía incluir al menos tres formas de sacarme el alma a través de cada orgasmo por cada follada que tenemos.
No.
El insomnio vino por la cabeza, por el pecho. Por ese maldito cosquilleo en la boca del estómago que no se va desde que dije que sí.
Que sí voy a hacer un viaje por carretera con un hombre que conozco más por la forma en que me folla que por sus malditos apellidos.
«Curtis Wood… pero, ¿q
