Angelica White La puerta se cierra con ese sonido suave, casi elegante, ese que tienen las habitaciones de lujo, que sin importar cuán fuerte la lances, nunca dará un sonido estrepitoso. Tomo una fuerte respiración y ahí me quedo, en el mismo lugar, tendida boca arriba, con las piernas todavía temblando de forma incontrolada, con mi corazón un poco descompasado y esa sensación de que acabo de cometer el error más placentero de mi vida. «Estoy loca». Miro al techo y tomo aire hasta que mis pulmones están llenos. La verdad, es que no quiero moverme. No quiero pensar, pero el problema es que lo hago, porque mi cabeza sobrepiensa demasiado las cosas y más, después de que tomo este tipo de decisiones impulsivas. Curtis Wood acaba de salir de mi habitación, después de follarme como si tuv