Angelica White Me despido de mi primo con un abrazo fuerte y con la promesa de volverlo a ver pronto. Sea que viaje a Vail o él vaya hacia Nueva York, espero que nos podamos poner al día pronto, porque de toda mi familia, él es el más cercano. Cuando se va, la habitación queda en silencio otra vez y solo me queda una cosa por hacer. Prepararme. Pero antes, lo primero que hago después de cerrar la puerta tras él, es reírme sola como una desquiciada, porque esto es una locura. Una absoluta, total, deliciosa locura. Pero ya tomé la decisión. Y cuando yo decido algo no hay vuelta atrás, porque a mí no me gustan los puntos medios, es todo o nada y ya, es definitivo. Así que me visto, me miro al espejo, me echo un poco de perfume en las zonas adecuadas, por si acaso Curtis decide ponerse