04. ELLA

1839 Words
Días antes… ANET BUTLER Observo fijamente los féretros en los que se encuentran los cuerpos sin vida de mis padres bajar lentamente al agujero en la tierra. Permanezco inmutable mientras el sacerdote habla sobre el descanso de sus almas y el perdón de sus pecados. Ruedo los ojos agradeciendo a mis lentes oscuros que oculten el gesto. Sus absurdas palabras solo me producen gracia ya que un hombre como mi padre no creo que tenga oportunidad alguna de entrar al reino de los cielos como asegura el lacayo de la iglesia en este momento. Escaneo mi entorno notando que el hermano de mi padre me observa fijamente con autentico odio con su esposa e hijo junto a él. Le lanzo una media sonrisa de suficiencia ya que, con la muerte de mi padre, quien era el líder del clan irlandés, ahora soy yo quien ostentara su lugar. desvío la mirada hacia la tumba de mi padre recordando una de las lecciones más importantes que me enseño. “la mejor forma de guardar un secreto es matando a la persona o a las personas que los guardan” Permanezco inmutable el resto de la ceremonia, pensando en lo que debo hacer y las decisiones que debo tomar en cuanto esto termine. De repente soy consciente de que estoy siento observada, por lo que me vuelvo en dirección de esa persona. Nuestras miradas se encuentran y como cada vez que esto pasa una calidez me embarga haciéndome saber que todo estará bien por lo que asiento con la cabeza volviendo mi atención al frente. Cuando la ceremonia termina me dirijo a la entrada del cementerio seguida por Brody el hombre que ha sido mi sombra desde que tengo uso de razón. Brody me extiende la correa de Érebo, mi cane corso en color n***o. Camino con este hasta el auto que espera por mí para llevarme a casa. Mientras el auto está en marcha acaricio al majestuoso y aterrador perro que me fue regalado hace tres años. Érebo fue entrenado para que solo obedezca mis órdenes y que solo me proteja a mí. - los demonios quieren verte – me informa Brody sentado en el asiento del copiloto. - ¿en casa? - No, estamos desviándonos del camino hacia la dirección que Seung ha ordenado – me informa a lo que yo asiento con la cabeza, pongo mi mente en blanco recostándome en el asiento cerrando los ojos aislándome en mi misma como aprendí hacerlo desde muy niña cuando quería ignorar todo a mi alrededor. No pasa mucho tiempo hasta que siento como el auto se detiene, por lo que abro los ojos viendo que nos encontramos a las afueras de la ciudad en un edificio abandonado. Frunzo el ceño bajando del auto con Érebo, todo el despliegue de seguridad que hay alrededor del lugar. - Señorita Butler – saluda uno de los hombres acercándose a mí – la esperan. – asiento con la cabeza empezando a seguirlo haciéndole una señal a mis hombres de que iré sola. Durante el camino acaricio la cabeza de mi perro tranquilizándolo hasta que llegamos al lugar donde se encuentran Seung junto a su esposa, con ellos se encuentran los dos hombres y la mujer que han velado por mi bienestar desde que era una niña. - Hola duendecilla– el hombre se acerca a mi abrazándome besando mi cabeza – ¿Cómo estás? - Espero que mi actitud convenciera – respondo apartándome de él mientras me encojo de hombros. - Estuviste a la altura de lo que se espera cuando estas enterrando a tus padres – responde la mujer acercándose a darme un beso en la sien. - creí que me darían un poco más de tiempo – comento haciéndolos reír. – una hora ¿tal vez? - Sabes que Lennon estará haciendo sus movimientos en este momento – habla Seung a lo que todos asentimos. - Lo que quieras hacer, debemos hacerlo ahora – interviene Alina a lo que yo asiento con la cabeza. - No quiero el mando – respondo mirándolos – pero tampoco lo dejaría en manos de un imbécil como Lennon o Tyron… - Solo dilo y será tuyo – me dice el hombre mirándome a los ojos. - Quiero que arregles mi matrimonio – me vuelvo hacia Seung que asiente. – quiero alguien que se haga cargo del mando irlandés por mí, pero debe ser alguien en quien confiemos. – hablo con voz firme. - ¿tienes a alguien en mente? – Alina inquiere acercándose a mí, asiento con la cabeza. - ¿puedo elegir? - Por supuesto – responde Seung metiéndose las manos en los bolsillos de su pantalón. - Sekan Dragovic – paso la mirada sobre cada uno de ellos – el ex de Vlatka. - ¿el serbio? – pregunta el hombre frunciendo el ceño. – - Pensé que dirías otro nombre. – comenta Seung mirándome fijamente. - Su matrimonio ya está concertado y aunque así no fuera, a los ojos de su padre, no soy digna – respondo viendo a las personas junto a nosotros fruncir el ceño. - Sabes que podemos solucionarlo… - comenta Alina con firmeza a lo que yo niego con la cabeza. - Quiero un matrimonio por completo de conveniencia – respondo viendo el hombre junto a mí - me gustaria tener la misma oportunidad de encontrar el amor como ustedes – señalo a los demonios – pero hay asuntos muchísimos más importantes, por eso me gustaria un acuerdo con el serbio que nos proteja a todos, sobre todo a Alina. Sus hermosos ojos grises cuan mercurio liquido me observa sonriente. En este momento los Rivera y yo tenemos como prioridad protegerla ya que está en un estado sumamente vulnerable del que pocos saben. - ¿Qué tienes en mente? – me pregunta la demonio hincándose para acariciar a mi perro. - Quiero que tengas un lugar seguro – respondo con firmeza – nuestro secreto puede dártelo, puede darte tranquilidad y calma durante tu embarazo. Eso es lo que quiero con este matrimonio. Días después estoy entrando a la oficina que era de mi padre y desde la cual he estado trabajado desde el entierro poniendo todo en orden para cuando llegue el momento en el que Sekan tome el control. Según lo que los demonios me informaron, este acepto el trato incluso con la condición del heredero que Alina exigió. Cuando me lo informaron me sorprendió, pero entonces entendí por qué lo hicieron. El secreto que le costo la vida a mis padres, de ser revelado pondría en peligro la estructura de poder de la organización, por lo que el matrimonio con Sekan será un escudo y aunque este muy mal decirlo, el bebé que el serbio y yo procreemos solo reforzara esa protección. Al llegar a la recepción la mujer tras esta se pone en pie para saludarme al tiempo que aparece mi asistente extendiendo su mano tomando mi bolso. - Buenos días señorita – saluda Sean mientras avanzamos hacia la oficina. – los señores Rivera, el juez y abogados estarán aquí en quince minutos. - Quiero que prepares todo para nuestra mudanza a Belgrado – informo entrando a la oficina y al ver quien se encuentra en esta le hago un gesto con la mano a mi asistente para que nos deje a solas. - ¿Qué haces aquí? - Buenos días, fresita – saluda On Hao ignorando mi pregunta poniéndose de pie. - No me digas así – espeto viéndolo venir hacia mí – sabes que odio que me digas así. - Que agresividad – cuando lo tengo en frente se inclina dejando un beso muy cerca de mi boca – viene a traerte esto – sonrio viendo la hermosa rosa negra que solo él siempre me da. Desde que nos conocimos siendo niños siempre he dado una, solo una. La tomo mirándolo a los ojos antes de pasar por su lado dejando la rosa en el escritorio. - Ya lo sabes ¿verdad? – pregunto tomando mi celular enviándole un mensaje a Sean para que me traiga un jarrón para mi rosa. - ¿Qué vas a casarte? – pregunta tomándome de la cintura girándome para que lo vea a los ojos – sí, mi padre me lo informo esta mañana. - Sekan pronto vendrá hacerse cargo de los asuntos de este territorio – asiente poniendo un mecho suelto de mi cabello tras su oreja. - ¿y tú? - Me mudare a Belgrado luego de que firme el acta de matrimonio – informo viendo esos hermosos ojos color ónix. - Si querías un esposo que se encargara de los negocios que heredaste, estaba a una llamada de distancia – le sonrio poniendo mis manos en su pecho. - Sabes que tu padre jamás lo permitiría – le recuerdo viéndolo negar con la cabeza – tu padre acepto nuestra informal relación, porque era eso, informal. - Nena… - Tu padre permitió que nos acercáramos tanto por el amparo que tengo de los Rivera – deslizo una de mis manos por su pecho hasta su cuello – pero jamás permitiría que yo sea tu esposa, ese lugar ya es de la princesa de la triada. - Suspira pegando su frente a la mía antes de poner su mano en mi cuello. - No volveremos a lo nuestro ¿verdad? – pregunta pegándome más a su cuerpo. - Recuerda que fui criada bajo el ala protectora de la familia Rivera y en esta la lealtad es un pilar fundamental – lo abrazo por el cuello – así que debo ser leal a mi matrimonio. - Lo sé – responde besándome la frente – te respeto por ello. - ¿amigos? – pregunto mirándolo a los ojos a lo que él niega con la cabeza. - Quiero tenerte unos minutos más como mi fresita – asiento con la cabeza antes de juntar mis labios con los suyos. Empiezo a besarlo lentamente disfrutando de este momento. siempre fue consiente que mi vida sería feliz si On Hae y yo hubiésemos tenido una oportunidad real. Algo que nunca tuvimos ya que su padre On Jing jamás me considero una candidata adecuada para estar junto a su hijo. Un golpe en la puerta nos hace separarnos, doy un paso atrás sin apartar la mirada de la suya mientras él toma mi mano dejando un beso en esta para después darme una media sonrisa. - Supongo que el matrimonio es por conveniencia – asiento con la cabeza – supongo que Sekan es un buen candidato para lo que sea que los Rivera quieran, pero no es un buen candidato para ti. – vuelven a tocar la puerta, pero lo ignoramos. - ¿Porque? - Mereces ser el centro de atención y ser amada sin restricción alguna – siento una punzada en el pecho al escucharlo – algo que Sekan Dragovic jamás podrá darte. - ¿Por qué? – repito la pregunta, aunque sea sumamente consiente de la respuesta. Continúa enamorado de Vlatka Rivera.
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