Acelero a fondo zigzagueando entre los autos que se encuentran a esta hora en la autopista a las afueras de Belgrado rumbo a casa de mi padre. Todo pasa a gran velocidad a mi alrededor mientras llevo al límite la Ducati panigale V4 que conduzco cuando me encuentro inquieto.
Hace dos días los actuales demonios me informaron sobre mi inminente matrimonio y hace un rato uno de los hombres de confianza de estos me entrego un sobre con el acta y registro del matrimonio firmando por Anet junto a su huella hecha con su sangre.
En cuanto vi los documentos sentí una aplastante decepción porque por un momento tuve la esperanza de que el nombre en estos fuera uno completamente diferente. No paso mucho antes de que mi padre me llamara para que me reuniera con él antes de la llegada de Anet.
Salgo de mis pensamientos cuando me desvío hacia la ruta que conduce hacia la mansión viendo por uno de los espejos el deportivo de mi primo y el auto de mis guardias por lo que reduzco la velocidad cuando estamos a unos metros de la verja de entrada la cual se abre sin tener que detenerme hasta la entrada de la mansión.
Bajo de la motocicleta quitándome el casco entregándoselo a uno de los hombres de mi padre viendo que Jasna, la esposa de mi padre aparece por la puerta luciendo hermosa como siempre. Al verme sonríe ampliamente caminando en mi dirección.
- Serkan, cariño – habla en el tono dulce que siempre ha usado cuando se trata de mi – que gusto verte.
- Me hablas como si fueras muchísimo mayor que yo – hablo haciéndola reír – solo eres ocho años mayor que yo.
- Shhh – dice bajando la voz – no digas eso, no quiero que sepan mi edad.
Niego con la cabeza mientras caminamos al interior de la casa mientras ella me cuenta sobre las reformas que hará y las cosas que quiere cambiar. La observo notando que los años no pasan por ella. A sus cuarenta años luce mejor que cualquiera de treinta
Es una hermosa rubia de ojos grises, veinticinco años menor que mi padre. Con un porte seguro y elegante que la hacen destacar entre las mujeres de nuestro entorno ya que no hay una mujer que se le compare.
- ¿Dónde está el engendro? – pregunto cuando llegamos al porche que hay en jardín.
- No le digas así – responde riendo dándome un empujoncito con el hombro – sabes lo mucho que odia que le digas así.
- Al fin llegas – sonrio al escucharla por lo que me vuelvo en su dirección encontrándome con la mini versión de Jasna. Ilinka Dragovic, mi hermana menor. - ¿Dónde está ella? – pregunta con su atención puesta en su teléfono.
- ¿ella? ¿Quién? – pregunto acercándome a ella sacando de mi chaqueta el regalo que le traje.
- Tu esposa – responde levantando la mirada dejándome ver sus hermosos ojos grises. Toma el sobre que le extiendo sacando de este la Amex que mande hacer para ella. – que original, otra tarjeta.
- Ilinka – la riñe nuestro padre haciéndola rodar los ojos. – tardaste – me lanza una mirada de reproche que ignoro sentándome junto a mi hermana mientras Jasna lo hace junto a él.
- Tenía asuntos que atender – respondo sin más a lo que él asiente. – supongo que los demonios se comunicaron contigo.
- Al parecer quieren asegurarse que la chica estará bien aquí – responde firme lanzándome una mirada de advertencia.
- No me interesa nada que tenga que ver con ella – respondo mientras uno de los empleados me trae un whisky. – compre una casa para ella no muy lejos de aquí y asigne una tarjeta sin límite, espero que eso sea suficiente para que se mantenga entretenida.
En ese momento llega Zorac entregándome el sobre que me llego antes de saludar a mi familia para luego sentarse en un sola solo. Le extiendo el sobre a mi padre quien lo toma sacando de este los documentos.
- Aquí está el anillo que pediste – me extiende el cobre, pero antes de que lo tome mi hermana lo toma.
- Le pediste a Zorac que comprara el anillo de tu esposa – comenta con reproche abriéndolo dejando ver la joya. Es una simple banda de platino con un diamante en corte de lagrima, sin más. – que idiota.
- Ella no me interesa – respondo viendo a mi padre – pero no soy imbécil, esa chica es alguien importante para los Rivera y esta no es una oportunidad que ellos le den a cualquiera.
- En eso tienes razón – comenta mi padre revisando los documentos – en cuanto firmes estos documentos tendremos aún más poder, no solo eso, tu hijo ya forma parte del legado y la próxima generación de los Rivera.
- Ya hice los arreglos para que dentro de una semana inicie el proceso de inseminación – informa Zorac extendiéndome una carpeta – debes hacerte estos exámenes como requisitos para el proceso. – la risa burlona de mi hermana hace que todos nos volvamos en su dirección.
- ¿Qué? – me lanza una mirada retadora y burlona - ¿no se te levanta?
- No voy a discutir mi hombría con un engendro de dieciséis años – gruño mordaz viendo que ella rueda los ojos.
- No creo que sea una chica tan horrible – responde con su atención fija en su teléfono – y si ese es el caso, no hay nada que unos tragos y una bolsa de papel no solucionen.
- ¿una bolsa de papel? – pregunta Jasna riendo, aunque mi padre frunce el ceño – que dices, hija.
- Lo vi en una película – se encoje de hombres responde sin más. – por cierto, ¿cómo es ella? – pregunta
- Una yegua de cría – respondo escuchando el grito ahogado de Jasna.
- Que imbécil eres – la rubia junto a mí me da un fuerte codazo en el costado.
- Ilinka, respeta a tu hermano – la riñe nuestro padre, pero como siempre ella pasa de él. mi hermana es la única persona a quien permito que me hable de esa forma.
- No estoy diciendo algo que no es verdad – respondo a lo que ella asiente con la cabeza – su único aporte en este trato es ser una incubadora humana, la cual albergara a mi hijo y por ello entre más rápido suceda, mejor para todos.
- Respondiendo a tu pregunta – Zorac interviene dirigiéndose a mi hermana quien se vuelve a verlo – es preciosa es una…
- No quiero saber, como es ella – intervengo escuchando resoplar a mi hermana.
- ¿Cuándo viajaras a Dublín? – pregunta mi padre cambiando de tema.
- Mañana viajare a Moscú a ver a los demonios y luego me encargare de todo en Irlanda – respondo a lo que él asiente - ¿quieres venir conmigo?
Horas más tarde entro a la casa que compre para ella seguido de mi primo. Jasna se emocionó muchísimo cuando Zorac le dijo que la casa para Anet solo está a unos minutos de la suya. Me dijo que le encantaba la idea de estar cerca de ella por si llegase a necesitar cualquier cosa durante el embarazo.
El lugar esta elegantemente decorado, parece sacado de una revista de lujo. Camino por la casa hasta el que será mi estudio, entro en este sintiéndome aún más vacío por dentro, por lo que le pido a Zorac que me deje solo mientras me dirijo al minibar tomando de este una botella de coñac.
Tomo asiento en uno de los sofás que dan al jardín empezando a beber mientras dejo que los recuerdos me aíslen de la realidad llevando a un momento de mi vida donde fue inmensamente feliz.
Mis recuerdos junto a Vlatka vienen a mi mente haciéndome beber sin control, me pregunto qué fue lo que falto. Recuerdo la noche en la que la conocí, jamás una mujer me había fascinado tanto como esa pelirroja. Esa noche estaba enfundada en un vestido en color verde esmeralda, color que resaltaba su cabello y el tono de su piel.
Fue su madre quien nos presentó y cuando la vi a los ojos supe que estaba perdido. La heterocromia solo aumenta la belleza de estos. Mientras me observaba quede hipnotizado por lo que unos días después hable con Miguel y Biserka dejándole clara mi intensión de conquistarla y casarme con ella. Ellos aceptaron por lo que unos días después la invite a salir e inicio nuestra relación.
Entonces una noche en el cumpleaños de Akemy Sokolov al que asistimos, inicio el principio del fin de mi “perfecta” relación cuando conocimos a Adrik. Cuando Seung nos presentó sentí la tensión que había entre ellos, pero decidí ignorarlo sin darle importancia. Grave error de mi parte.
Unos pasos me sacan de mis pensamientos devolviéndome a la realidad dándome cuenta de que ya ha anochecido. Bajo la mirada a mi mano viendo que la botella esta vacía, descubriendo otras dos en el mismo estado en el suelo.
El estudio se encuentra sumido en la oscuridad iluminado tenuemente por las luces del jardín, aunque esta aumenta cuando la puerta tras de mí se abre lentamente.
- Creí que estaba vacío – el tono delicado de la voz que me habla me deja en claro de quien se trata, pero no me molesto en levantar la mirada. Dejo la botella en el suelo junto a las otras para luego tomar mi teléfono – soy…
- Se perfectamente quien eres – espeto bruscamente revisando los mensajes que tengo – no me interesa saber nada más. – aun sentado siento un fuerte mareo lo que evidencia mi estado de ebriedad.
- Pero que amable eres, esposito – ignoro su tono burlón enviándole un mensaje a uno de mis hombres para que venga por mí.
- Ya que estas aquí – cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás – supongo que Zorac ya te informo lo que debes saber.
- Algo así – responde ella con sarcasmo – solo quiero saber si esperas algo de mí.
- No me interesa absolutamente nada que tenga que ver contigo – respondo presionándome el puente de la nariz sintiéndome muy mareado.
- Que romántico – comenta riendo con sarcasmo.
- Estamos en esto por un trato, tu único deber es darme un heredero – respondo sintiendo una punzada de molestia en el pecho que provoca su tono – vivirás en esta casa, Zorac te dará una Amex sin límite y el auto que elijas. – escucho unos pasos acercarse – puedes hacer lo que se venga en gana, discretamente y sin que afecte a mi hijo.
- Nuestro… - corrige, pero la ignoro.
- Cualquier cosa que quieras o necesites, pídesela a Zorac – digo escuchando los pasos más cerca.
- Señor… - la voz masculina me hace ponerme de pie.
- Te quedaras aquí con ella – la señalo sin volverme a verla – mientras llegan sus hombres…
- Ya están aquí, señor – asiento con la cabeza caminando hacia la puerta tratando de mantenerme erguido ignorándola por completo.
- Zorac tiene el anillo… – informo cuando llego junto a ella, pero no le prestó atención.
- ¿debo llevarlo?
- Has lo que quieras – siento de repente un exquisito aroma que me hace volverme en su dirección, pero encuentro solo su silueta ya que la oscuridad oculta todo lo demás.
- Una cosa – su voz me hace detener – no me interesa nada que tenga que ver con los negocios en Irlanda.
- Alina lo había mencionado – respondo sintiéndome de repente olfateando el aire queriendo sentir un poco más ese aroma. - ¿es todo?
- Es todo…