Capítulo 2.

3661 Words
Alessandra. -Sabía que ibas a conseguirlo, siempre supe que eras capaz de sea lo que sea que te propusieras- Mi padre suelta una risa misteriosa al otro lado del escritorio y yo quisiera que él dijera eso de corazón y no porque simplemente me estoy prestando como peón para uno más de sus juegos- Al fin y al cabo eres mi primogénita. -Papa, yo soy de hecho tu única hija- Ruedo los ojos y esta vez rio genuinamente- O bueno, la única según mamá tiene entendido- Esta vez adoptó una postura seria. Mamá y yo llevamos peleando un tiempo largo, justamente desde que ella se enteró de que me prestaba para los juegos de manipulación de papá, esos que a ella nunca le gustaron y que de cierta forma la llevaron a un hueco negro del que había sido muy difícil escapar, sin embargo eso no cambia el hecho de que en esta parte de la historia hay un punto en común en el que yo coincido y la apoyo al cien por ciento, la vida con papá nunca fue sencilla, y sé que ella lo odia en parte, por nunca elegirla sobre sus otras mujeres, por nunca darle el lugar que se merecía y por nunca respetarla, papá y ella se separaron mucho antes de que yo me fuera para la universidad, y de todo corazón creo que eso fue siempre lo mejor para los tres. Para nadie es un secreto que Jimmy Rowland es uno de los hombres menos fieles de toda la provincia, las historias de aquí y por allá han alimentado los rumores que yo en más de una ocasión pude constatar, sin mencionar la competitividad que ha hecho que su negocio se haya posicionado como el segundo mejor en el país, papá es ambicioso, le gusta satisfacer su hambre de poder y de mujeres, y mamá, bueno, ella solo quería una familia, plan que resultaba demasiado aburrido como para el dueño en jefe de Rowland Letters. -Eres mi única hija Alessandra, pensé que ya habíamos superado este tema. -Créeme, una vez que encuentras a tu padre en la sala de tu casa con una mujer que no es tu madre, nunca lo olvidas- Solté con sarcasmo. -¿Sabes Ale? Una de las cosas que tanto admiro de ti es tu capacidad para convertir todo en una sátira, pero no cuando se trata de mí, ¿De acuerdo? - Papá adopta su semblante de Jimmy y sé que ha dejado de ser mi padre por la forma en la que ha enderezado su espalda y ha alzado el mentón. El hombre es un camaleón, su faceta favorita nunca fue la de ser padre, y por eso prefiere ocultarla tratándome como a una más de sus empleados, pero yo no lo culpo ni mucho menos hago pataletas por ello, lo único que necesito es ganarme su respeto, y espero que esta última misión que me ha encomendado me ayude a conseguir aquello. Al fin y al cabo, y como a papá tanto le gusta decir, no puedes hacer que te amen, pero si puedes hacer que te respeten, o en su defecto que te teman. A menudo prefiere mucho más ese sentimiento de miedo, bien, pues yo busco su respeto, y sobre todo, su aprobación. -¿Qué te parece si mejor volvemos a la razón que me ha traído aquí hoy? - Yo cruzo mis dedos y los pongo sobre el escritorio. -¡Perfecto! - Él parece volver a relajarse por un segundo, y entonces me habla- Tienes que conseguir la mayor cantidad de información posible, pero no quiero saber nada irrelevante, esos detalles ahórratelos. -¿Quieres contratos con autores reconocidos, términos y condiciones…? - Empiezo a nombrar. -Si, pero hay una cosa que quiero mucho más que eso. Yo lo miro a la expectativa de lo que va a decir y entonces se pone en pie y comienza a caminar alrededor de la oficina, una actitud que me ha sido mucho más familiar de lo debido. -Quiero sus bases de datos, sobre todo las de los prospectos a publicaciones, quiero saber quiénes son las personas en las que ellos tienen la mira puesta, mejor dicho, quiero saber lo que su radar ve. -¡Pero papá, no puedo darte eso! - Exclamo. -¿Por qué no? - Él lo pregunta de una manera tan confiada que me gustaría que entendiera que lo que estoy haciendo no es correcto y podría meterme en problemas legales si es que alguien se llegase a dar cuenta. -Porque se cómo eres, sé que empezarías a actuar en concordancia con esas bases de datos, y eso podría dejarme en evidencia. -¿Por qué debería ser a ti? La compañía tiene montones de empleados. -Si, pero por lo que yo vi, las únicas que tenemos acceso a la oficina somos una mujer más, y yo, será más que evidente- Respondo refiriéndome a Jules. -Pues entonces tendrás que encargarte de que él sea capaz de dudar de todo el mundo menos de ti. -¿Me estas proponiendo que lo seduzca? - Yo frunzo el ceño no pudiendo creer el rumbo que esta conversación ha tomado. -Si, tienes todo lo necesario para hacerlo- Dice haciendo ademanes con las manos. -¿Y si intenta sobrepasarse? - Quiero saber cuánto está dispuesto él a arriesgarme a mí para conseguir sus objetivos, quiero saber cuál es el valor que él decide darme en esta situación. -Sabes perfectamente como detenerlo, y de no ser así, me tienes a mí, yo puedo encargarme sin ningún problema. Yo solo suelto un suspiro pesado y niego con la cabeza. -¿No te crees capaz de hacerlo? - Sus palabras me dejan totalmente en blanco y entonces frunzo los labios, sé que está tratando de manipularme, pero por el contrario a mamá, yo he aprendido a conocerlo lo suficiente como para saber cómo manejar situaciones Cómo estás. -Soy consciente de que soy capaz de hacer que ese hombre coma de la palma de mi mano, creo que ya te lo he demostrado, ¿No es así? Lo que me asusta no es no poder controlarlo, lo que me asusta es que alguien más lo note y entonces el nombre de quien este entredicho sea el mío, la empresa cuenta con una junta directiva, una que no está muy a gusto con su nombramiento y le tiene el pie en el cuello, según lo que tengo entendido. -No te preocupes, bonita, para cuando eso quiera pasar él ya estará tan loco por ti que no permitirá que nadie te haga daño- Asegura encendiendo un cigarrillo entre sus labios. -¿Y si no? -Créeme Alessandra que se de lo que te estoy hablando, conozco a los hombres como él, sé que está totalmente jodido, él se recostara en el primer hombro de quien demuestre siquiera un poco de interés, es un hijo frustrado porque papi no le dio atención- Se burlo- Es débil, esta tarea es más sencilla de lo que crees, es que si tan solo hubieras visto la forma en la que se hizo trizas en el funeral- Esta vez Jimmy suelta una carcajada y yo no estoy muy segura de poder seguir soportando aquello. -¿Fuiste al funeral de su padre? ¡¿Pero qué demonios hacías ahí? ¡Te dije que no te acercaras! -En primer lugar, tu no me dices lo que hacer o no, el adulto aquí soy yo, y fui porque quise conocer en persona al heredero de la fortuna Brown. -Él no es cómo crees papá Yo niego con la cabeza- Él no es tan débil, y no es en lo absoluto un tonto- Aseguro pensando en las veces en las que probablemente mi padre habrá utilizado aquellos argumentos en mi contra, o en la de mamá, por un momento quiero saber que tan débiles somos nosotras para él, que tanto reto representamos. -¿Que? Una entrevista con él ha sido suficiente para analizarlo - Sigue riendo descaradamente. -¿Qué me dices tu? ¿Has estado una hora a un par de metros de él y ya ha sido suficiente para crear un juicio de su pasado y de su familia? -Hablo de lo que vi. -Pues ya somos dos, y por consiguiente no creo que nadie pueda aparentar su mejor cara mientras entierra a su padre bajo tierra. -Créeme, había mucho más ahí que simple dolor. -¡Pues claro que lo había, era el maldito funeral de su padre! - Levanto la voz porque no soy capaz de seguir manteniéndome serena ante tanto cinismo- No sabemos todo lo que dejaron sin resolver, no sabemos cuánto signifique para él aquella muerte. -No, pero tú vas a averiguarlo. -Seguro… -Bajo la voz y detengo esta guerra porque sé que es una que no voy a ganar, no me va a dar la razón, mucho menos cuando cree que estoy equivocada. -¿Crees que podrías traerme algo de información hoy? -Intentare- No pienso discutir más con él, después de todo, yo solita me he metido en este juego absurdo de poder- Olvide comentarte algo a cerca del contrario. -Te escucho. -Había una cláusula, una sobre la que él dijo que no había negociación, una cláusula que citaba que, de necesitarme, yo debo ser su dama de compañía. -Explícame mejor eso- Jimmy vuelve a sentarse en la silla y me escucha con atención. -Si, que de necesitarme yo tendré que presentarme en eventos, asistirlo fuera de la oficina, y demás compromisos y tendré que presentarme como su acompañante, no importa la hora o fecha que sea, la respuesta es siempre si a lo que sea que él me pida. -Espero que no se esté refiriendo a favores sexuales. -No, no había nada de eso- Yo miro el reloj en mi muñeca y me doy cuenta de que se me ha hecho tarde- Tengo que irme de inmediato si quiero llegar antes que él, así que me despido- Me levanto del asiento entretanto tomo mi bolso. -Alessandra, no se te olviden las bases de datos. -No lo olvido. -Una cosa más- Su voz hace que me detenga y me voltee a verlo. -¿Qué pasa ahora? -No quiero que te acuestes con él, si me llego a enterar que te ha tocado siquiera un centímetro de piel que no debe, lo asesinare, Alessandra, me encargare de que vaya a hacer compañía a su padre, no quiero que esto se convierta en un capítulo de durmiendo con el enemigo. -Entre Nathaniel y yo no va a pasar nada que tú no quieras-Respondo tan seria como él me ha hablado, y lo hago, porque sé que mi padre es capaz de cumplir su promesa sin que le tiemble un dedo para hacerlo. -Que tengas un buen día en el trabajo, bonita- Jimmy dice esto último y entonces yo salgo de su oficina. No sé porque aquella advertencia a reverberado tanto dentro de mí, no es como si yo estuviera planeando tener sexo con mi jefe, ese es un juego peligroso y prohibido que no puedo permitir, una cosa es el plan de mi padre, una cosa son nuestros motivos para que yo este allí, y otra muy diferente es que esté planeando que aquella línea se desdibuje, eso es algo no me puedo permitir, va a haber siempre un límite entre Nathaniel y yo, un límite que conlleva cosas como los sentimientos, un límite al que ahora se le suma una amenaza que no podría haber sonado más sincera. Con todo aquello en la cabeza, entro en el auto, enciendo el estéreo y tras escuchar mi canción favorita me dirijo hacia Ediciones Brown, hoy es mi primer día y aunque no me siento nerviosa, si estoy llena de ansiedad, ansiedad porque él ayer no me creyó capaz de aceptar el contrato, supongo que se trata de la cláusula, ¡Si supiera que aquella clausula va a hacer que el trabajo que mi padre me encomendó sea más sencillo! Creo que entonces no habría dudado tanto. Sin embargo, una sensación diferente me embarga, quiero ver su rostro al entrar en la empresa y verme allí esperándolo, quiero saber lo que va a pensar, de algún modo y por razones que no alcanzo a comprender a la perfección, quiero demostrarle que no soy el zorro estúpido que sé que él cree que soy, y quiero saber cómo me va a ver en el momento en el que lo entienda. -Buen día Jules- Saludo amablemente a la única persona que conozco allí dentro. -Alessandra- Ella me sonríe con calidez- ¿Cómo estás? -Muy bien, de hecho. -Me alegra oír eso- Responde cordialmente, Jules realmente parece una persona en la que se puede confiar, y con la que se puede charlar. -Dime una cosa, ¿El jefe ha llegado ya? -No, él no llega hasta las 9:30, eso te deja un espacio para que puedas acomodar tus cosas en el escritorio- Jules mira a mi alrededor y entonces frunce el ceño- Pero veo que no traes cosas para arreglar. -Mi agenda es todo lo que necesito- Levanto los hombros con indiferencia- Iré a ver qué tal quedo su oficina ayer a ver si hay algo que pueda hacer antes de que llegue. -¡Buena suerte con eso! Nathaniel Brown se caracteriza por muchas cosas excepto por su orden- Ella se ríe. -Eso no será un problema, Jules hay algo que olvide preguntarte ayer, ¿Qué hay de las claves de acceso a la plataforma empresarial? Tú sabes, contactos, números telefónicos, bases de datos- Pregunto como si nada. -El ingeniero ha programado ya tu computador, tienes acceso a todo, excepto a las bases, y a los contactos. -¿Cómo es eso? -Nadie aquí dentro tiene las claves a excepción del ingeniero, y en cuanto al resto, toda aquella información se encuentra encriptada en el ordenador de Brown. -Entiendo, entonces creo que iré a ver que hacer- Respondo no dándole muchas vueltas al asunto, lo que menos necesito es levantar sospechas de nadie, y es que, aunque nadie sepa cuál es mi propósito en esta empresa, yo siento que el olor a culpable emana de mis poros. Miro por una vez más mi reloj, faltan un cuarto para las 9:30 y debo entrar en la oficina de Nathaniel antes de que se muestre por aquí, así que camino en dirección a la oficina, dejando mi bolso sobre el escritorio antes de entrar en lo que podría denominar el centro del poder de aquella compañía. Me siento en su silla, y enciendo su ordenador, pero absolutamente todo tiene claves, tal y como lo dijo Jules, y como sé que no las voy a adivinar de un momento a otro, simplemente comienzo a rebuscar entre el montón de papeles sobre el escritorio. Todos son contratos que me traen sin cuidado y que sé que no servirán de mucho, encuentro la agenda electrónica de Nathaniel y me burlo durante un momento, pensé que ya nadie usaba eso en estas épocas, todo lo que puedo ver es basura y más basura . Sin embargo me detengo en cuanto encuentro la copia de lo que parece un testamento, hay muchas clausulas y sin embargo el texto parece incompleto, lo que llama mi atención y hace que me concentre en leer. Estamento número uno del presente documento: Las acciones correspondientes a industrias Brown deben ser manejadas con la mayor trasparencia por parte de su jefe, de lo contrario, la empresa pasara a manos del feje de la junta directiva, y estos estarán en plena libertad de nombrar un nuevo director general. Estamento número dos del presente documento: Al comprobarse el óptimo manejo de la empresa y sus recursos, todo el capital en bancos e invertido en bolsa pasara a manos de Nathaniel Brown, hijo de quien firma el documento, de demostrarse actos irresponsables por parte del mismo , todos aquellos activos serán donados a la caridad. -¿Qué demonios estás haciendo aqui? - Escucho preguntar a una voz masculina que por desgracia conozco. -Yo… yo- Comienzo a tartamudear mientras me doy la vuelta y entonces lo veo ahí, tan imponente, tan serio y tan impenetrable como ayer, está vistiendo un traje negro, zapatos marrones y lleva una camisa azul que lo hace ver de ensueño, sin embargo hay algo que no emana tanta perfección como su presencia, y son sus ojos, ellos parecen algo rojos e incluso un poco muertos, tal parece que no ha dormido en toda la noche y yo en realidad me muero por conocer el motivo de sus desvelos. -Tu… Tu, ¿Es que acaso se te ha olvidado hablar, Forester? - Pregunta impaciente mientras se acerca. -Estaba tratando de organizar su oficina, lo siento, pero es que la vi tan desordenada que supuse que… -No me gusta que nadie entre aquí en mi ausencia- Espeta- ¿Qué ese ese papel que tiene en la mano? -Nada, yo solo los estaba clasificando en categorías, no pude saber a cuál pertenecía este y lo leí a ver si encontraba más información- Mis piernas tiemblan, y sé que me sudan las manos. -Ese papel no pertenece a ninguna categoría- Él me arrebata la hoja de mis manos y entonces la pone nuevamente sobre el escritorio, de repente estamos tan cerca que puedo disfrutar a la perfección de ese delicioso perfume que lleva. -Si, lo lamento, no debí haber estado aquí. -No me gusta la gente chismosa Forester, no pensé que usted fuera una de esas- Él se sienta en el escritorio y me mira con atención, casi puedo sentir la forma en la que su mirada atraviesa mi ropa. -No, yo no estaba husmeando en sus cosas- Se que me he puesto colorada por el calor que siento en mis mejillas y solo me alegro de que él piense que estaba siendo solo chismosa y no una total traicionera. -A mi me pareció todo lo contrario. -Reitero mi disculpa. -No pensé verla aquí hoy, Alessandra, imagine que estaría en un lugar muy lejos- Cambia el tema. -No me iba a perder la oportunidad de demostrarle de lo que estoy hecha- Levanto una ceja. -Anhelo ese momento- Él se lleva el dedo pulgar a la comisura de sus labios y aquel gesto hace que todo dentro de mí se sienta como una gelatina, de alguna forma él ha tergiversado mis palabras de tal manera que ha sonado como una insinuación sexual . -¿Hay algo que quiera que haga por usted? -No, por el momento- Responde. -Bien, entonces creo que estaré en mi escritorio si necesita alguna cosa. -¿Usted leyó el contrato completo antes de firmar? - Él finge estar distraigo con algunos documentos, pero sé que no lo está, algo me dice que quiere saber si llegue a esa parte que cita que debo ser su dama de compañía. -Si, incluso las letras chicas, es algo que aprendí desde que era muy pequeña- Él levanta la mirada y me mira fijamente, sin embargo no dice nada más, como si no quisiera hacerlo, como si en realidad no supiera que más decir. -Claro- Susurra. -jefe, yo de hecho, también quería darle esto- Trato de romper la tensión que se ha creado en el ambiente, y entonces le extiendo una manzana verde que he sacado de mi bolso antes de entrar aquí. Él la mira confundido y entonces la toma, todo esto resulta tan extraño, que hace que me duela la cabeza, él me mira como si de repente yo le estuviera dando a probar del fruto prohibido, si es que aquella historia en algún punto fue real . -¿Qué opina de lo que leyó? - Vuelve a preguntar esta vez poniéndose en pie, y recostándose en el escritorio a una distancia bastante reducida de mi. -¿De qué habla? -Del testamento, Forester, no tiene que fingir que no lo ha leído por completo, la vi muy a gusto examinando todo el papel. -¿Qué es lo que quiere saber en específico? -¿Cree que voy a conseguirlo? Conseguir cumplir con todas las cláusulas que citan que debo vivir mi vida castamente. -No lo conozco lo suficiente para darle una respuesta- Aseguro. -Al grano, ¿Lo cree, o no? -Si, creo que si puede- Sentencio- ¿Es acaso eso importante? -No, solo quería saber su opinión. -¿Y usted? -¿Yo que? -¿Se cree capaz de lograrlo? - Él se queda mirando a un punto fijo tras de mí, y casi puedo escuchar los engranes de su cerebro trabajando, lo que solo significa una cosa, no lo cree, piensa que va a fallar, y eso solo me hace sentirme más culpable por lo que estoy haciendo allí, puede que Nathaniel Brown este tan jodido como mi padre dice, pero eso no lo hace una mala persona, no en lo absoluto. -No tiene que responder a eso- Digo después de un largo silencio- Y yo creo que ya debo irme, ya sabe dónde encontrarme si me necesita. -¿Ira a husmear en los documentos del resto de empleados? - Pregunta esta vez con un tono de burla. -No pienso disculparme otra vez- Ruedo los ojos y lo veo con fastidio mientras me dispongo a marcharme. Nathaniel me toma por el brazo y me detiene antes de alejarme lo suficiente de él. -Una cosa más, Alessandra, no me gustan las manzanas, y no soy la profesora de su jardín de niños, no puede comprarme con esto, si es que eso es lo que busca- Él deja de hablar, y termina de acortar la distancia entre ambos- Si es que en algún momento quiere darme un regalo, tengo algunas otras ideas en mente- Concluye, y entonces me suelta. Yo no digo alguna otra cosa, simplemente salgo de su despacho sintiéndome más extraña de lo que me he sentido nunca, por su cercanía, por su insinuación, pero sobre todo, por su pregunta, y no puedo evitar pensar en papá y en lo que ha dicho antes en su oficina. Nathaniel busca alguien que crea en él. Y yo voy a convertirme en esa persona.
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