CAPITULO 1

1477 Words
  No sé qué hago en este lugar, no entiendo por qué Matías me entregaría a estas personas, pero tengo mis dudas de lo cometido. ¿Su deuda será saldada a costa de mis costillas? *** Llevo tres meses encerrada en este espantoso lugar, me siento débil por la mala alimentación, por el mal dormir ¿Quién puede conciliar el sueño en esta pocilga ?; mis tobillos tienen dolorosas marcas causadas por la presión de las cadenas; hay otras chicas que se encuentran en mí mismo sufrimiento, son alrededor de diez o incluso más, incluyendo a los menores de edad. La mitad son adolescentes, las cuales llegaron el día de ayer, hechas un desastre, parecen estar golpeadas superficialmente; donde nos encontramos cautivas es un lugar oscuro y frío. Han pasado tres meses y no he visto los rayos del sol; extraño ese calor que irradiaba la luz del día, esa brisa fresca que alborotaba mi larga cabellera negra, el sudor a causa de mis esfuerzos, el cantar de las aves, las risas de los niños. Tres meses sin saber de mi familia, tengo miedo de que les haya pasado algo malo en mi ausencia, estoy perdiendo las esperanzas de que saldré de aquí, la oscuridad me está consumiendo; me siento impotente, quisiera estar con mi familia… extraño a mi hermanita Bianca, su risa enérgica, sus dramas infantiles, su forma de llamarme, de hablarme, absolutamente todo. Por culpa de mi hermano y su estúpida deuda estoy metida en esto sin saber a qué me estoy enfrentando… lo extraño de igual manera. No estoy segura de que mamá esté enterada de la verdad de lo sucedido. Mi único entretenimiento es la amistad que hice con unas de las chicas de esta pocilga; tiene como nombre Vetania, la han traído aquí después de dos días de mi estadía, tiene unos rasgos muy peculiares, es alta en estatura, de cabello corto y rubio, ojos azules, su piel blanca como la porcelana y delicada como las alas de una mariposa, como complemento tiene una actitud muy simpática. La secuestraron en un callejón ... mis preguntas son: ¿Qué pasaba por su mente para andar sola en un callejón? y ¿Qué hacia ella en un lugar así de mala muerte ?, no la presiono para que me lo diga, pero sé, que algún día lo descubriré. -Hace frío, deberían de una buena vez por todas, darnos algo para cubrirnos y estar seguras que no moriremos de hipotermia, ¿No crees Cris? - Dice Vetania, intentando cubrirse con sus manos. -Sí, deberían pero ya los conoces. Debes de acostumbrarte a estos tipos de tratos – Respondo en un susurro. Exhalo todo el aire retenido, mirando el piso. Todas observamos  la puerta al escuchar unos sonidos del otro lado, esperando que se muestre a los gorilas, al abrirse completamente, algunas de las chicas solloza, otras dan un pequeño grito de temor; nos observan clasificando a las más débiles, sacando de la habitación dos jovencitas.   -Llévense a las más bonitas – Dice uno de ellos, esta vez salieron tres. Es la misma rutina, siempre la misma frase; estos últimos meses he visto cómo se las llevan y nunca regresan. Me hacen creer que estoy fea; estos hombres me hacen sentir miserable, hasta por mi propia belleza, sé que estoy aquí por una razón, y si no me han sacado es porque no tienen las ordenes de hacerlo. Las mayores son las menos queridas, aparte que somos pocas, salen por mandato de otro gorila, y eso sucede muy pocas veces. En mi estadía, solo ha venido en dos ocasiones, llevándose a una chica. No sé qué sucede detrás de esas puertas o lo que hacen con las jóvenes que salen, si están con vida o muertas; lo único confortable es que sigo respirando, que aún no han visto lo inservible que les soy en este lugar. Vetania corre la misma desgracia de estar encerrada, teniendo el mismo tiempo que yo. -Gracias al cielo que estamos viejas y feas – Dice Vetania en un susurro, que solo yo puedo escuchar. No está muy lejos de la verdad, a comparación de las edades del resto de chicas. -Si, que suerte la nuestra – Acoto con voz apagada. – Aunque desearía salir de aquí. -Al igual que el resto de las chicas. – Suspira y mete su cara entre sus piernas. – No tenemos elección Cristal –  Levanta su rostro, sin ninguna esperanza escrita. Una lágrima resbala por su mejilla, la cual limpia de inmediato. La observo, y contesto. -Sí, hay una – Me mira ansiosa por lo que diré luego – La única "elección", es que seamos elegidas – Ella se me queda mirando fijamente, luego suspira. -Llevamos tres meses y aun no lo han… – Se calló de inmediato, cuando nos percatamos que entraba otro hombre, diciendo. -Llévense a los dos monumentos que están ahí, se ven bien jugosas. Vamos por el buen postor – Vetania y yo nos miramos, hasta que somos arrastradas a la puerta. No se dignan siquiera a soltarnos las cadenas pesadas. – Llévenlas con Carlota – salimos de aquella asquerosa pocilga. Coloque la frente en alto preparándome para lo que sea que me esperaba después.   *** Me hicieron caminar por largos pasillo junto a Vetania, pensaba que nunca nos íbamos a detener; hasta que nos adentraron a un especie de vestidor, por lo que se suponía. Alrededor se visualizaba ropas extendidas en distintos percheros, estantes de calzado y grandes espejos, percibía un olor a perfume en toda la estancia; no están escalofriantes como el cuarto oscuro pero igual no me confío de lo que pueda suceder. Gracias a Dios, llego el momento de soltarnos las muñecas y tobillos; suelto un suspiro al mirar el lugar donde antes estaban las dolorosas cadenas. Veo inapropiado tenernos encadenadas, si ninguna de las chicas llegaría a escaparse, cuando ya estaría muerta antes del intento. Una mujer hace acto de presencia al entra en la habitación desde otra puerta, pasa su mirada por nosotras, de abajo hacia arriba. -¿Dónde estaban escondidas estas encantadoras bellezas? – Pregunta más, para sí misma, que para los hombres. Camina lentamente hacia nosotras. – Ya pueden retirarse –  les dice a las estatuas que hacen papel de guardia – ¿Qué están esperando? ¡Fuera de una vez! – ellos se retiran, dejándonos solas con esta mujer, que debe de tener como treinta años o incluso más, su piel esta bronceada, es esbelta, tiene labios voluminosos y su cabello es rojo teñido, las raíces las delatan. -Bellezas italianas… veamos qué puedo hacer. – Señala  con un dedo hacia Vetania – ¡Tú! Careces de una hermosura exótica, con esa piel delicada. Según tu proveniencia, no hay tal palidez comúnmente. ¡Y tú! – Gira su dedo señalándome – pareces una diosa encarnecida. Trago saliva, ante la confesión de esta mujer. Giro mi cabeza, para poder mirar a Vetania que esta parada junto a mí. Escúchenme bien, ¡Las dos! – Dice pasando su mirada de una a la otra – Ahora, harán lo siguiente; primero que nada, irán a bañarse, deben de estar impecables para los invitados, en el baño hay de todo lo que puedan necesitar, tienen tiempo suficiente para el aseo personal. Segundo van adaptarse a un comportamiento decente, están bien mayorcitas, así que deben de entender que no tolero los berrinches. – Nos va diciendo, mientras levanta un tercer dedo – Tercero, después que salgan de aquí, van a encontrase con los invitados que las elegirán, sean buenas chicas y todo estará bien. Eso sí, no traten de escaparse, ya que, sus cerebros serán remplazados por un agujero, y sería una lástima desperdiciar tanta belleza ¿Entendido? – Dice amenazante, Vet y yo asentimos. Esta mujer sí que da miedo cuando se lo propone. -Bien, ahora que todo está aclarado, los baños se encuentran en esa dirección. – Doy cinco pasos a donde ella señalo, cuando llama y dice – ¡Oh! Se me olvidaba comentarles, seré yo, quien elijas sus prendas, para que puedan estar apropiadas al salir de aquí, y cautiven a los compradores Esperen, ¿Dijo compradores? ¿Voy a ser comprada? ¿En qué CARAJOS me ha metido Matías? Me separaran de Vet, no la volveré a ver. La conocí en las peores circunstancia, con el poco tiempo que llevo tratándola, se ganó una parte de mi ser. En mi vida no había tenido una amistad tan cristalina, en realidad no tenía amigas hasta ahora, ella me escucho sin juzgar a nadie. Sé que ella en estos momentos, está preocupada al igual que yo, hasta aquí llegara nuestra amistad,  después no sabremos que fue de la otra.    El miedo me carcome lentamente, mi comportamiento será la sumisión, no quiero que Vet salga lastimada; espero hacer todo lo que me puedan pedir. No negare que, lo que deseo hacer ahora, es salir corriendo y tratar de escapar de toda esta locura. Pero aguanto mis ansias de huir, no quiero un disparo entre ceja y ceja. No dicen que las cosas pasan por algo ¿no?    
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