Capítulo Tres

2104 Words
●▬▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬▬▬● Alice. —¿Comiste con él? Cuéntame como fue. –grita del otro lado de la línea Julia. —Fue incómodo al inicio por que le pregunté si era gay, luego me dijo que no. Eso me queda solo con una duda, puede que sea casado. —Si fuese casado no habría invitado a su alumna a comer el primer día. ¿No crees? —No lo sé, pero si puedo asegurarte que fue increíble. Casi no hablamos pero las miradas que nos dimos dijeron todo. —Suenas tan cursi, que asco. –se queja ella y yo evito reír. —Que a ti no te guste el romance no es mi problema Julia. —Eso pasa cuando lees demasiado. Tiendes a idealizar a los hombres, nadie jamás se ha encontrado a un hombre como de los que se hablan en los libros Alice. Pero, en temas menos melancólicos, quiero hacerme un tatuaje, ¿quieres venir? —Claro, mi madre me dio la tarde libre después de cumplir con mi primer día de clases. Supongo que no tengo nada que hacer. —Pasame tu dirección y voy por ti. —Hecho, mientras llegas me doy un baño y me pongo otra ropa. —Me parece perfecto. Julia cuelga la llamada y me levanto a buscar algo de ropa. El baño ya me lo di en cuanto llegué a casa pero necesito tiempo para saber que debo ponerme. Opto por usar un short de mezclilla en color verde militar y una blusa simple de tirantes. Me calzo los converse ne.gros y peino mi cabello con las manos. Me tiro a la cama y abro la cámara de mi celular, tomo una foto haciendo una seña pensativa. "Voy por un tatuaje, ¿dónde se vería lindo?" pongo al pie de la foto y esta no tarda en recibir comentarios. Realmente no es como que vaya a hacerlo aunque siempre he querido uno. Bajo hasta la sala y puedo escuchar el susurro de alguien ahí, se supone que estoy sola por lo que la idea de que un ladrón haya entrado a casa me invade. Bajo lo que queda de escaleras y mis ojos apenas dan crédito de lo que ven. Un hombre desnudo y muy guapo se mece de adelante hacia atrás en el sofá, luego la inconfundible voz de Caroline pidiendo más me hace ver que es una maldita con suerte, aunque esta vez no sé si es buena o es mala. Tomo mi teléfono y me debato entre hacerlo o no, siento que esto me serviría demasiado pero mi código de hermanas me lo prohíbe, luego recuerdo que ella ha sido cruel conmigo con cosas peores y se me olvida, además ese hombre de ahí no es su prometido sino su chófer. Me acerco un poco y logro tomar un par de fotos perfectas, justo en el momento preciso. Guardo mi teléfono y sonrío. —Oh por dios, eres increíble. –murmura. —Para ser un simple chófer como tú le llamas sí, supongo que sí. –aseguro y se levanta de prisa logrando que el chico caiga al suelo. Él trata de tapar su desnudez pero vamos, ya vi todo lo que mi hermana se come. —¿Qué haces aquí Alice? –cuestiona tratando de ponerse la ropa. —Mi mamá me dio la tarde libre, vine a darme un baño. Creí que estabas enferma o eso fue lo que dijo mamá. Ya veo veo que quizás era temperatura elevada lo que tenías. —Señorita Alice déjeme explicarle. —No tienes nada que explicarme, yo comprendo mejor que nadie la situación, Caroline es una mujer hermosa, deseable, es normal que hayas sentido atracción por ella. Igual que su prometido. La expresión del hombre que tengo enfrente cambia radicalmente de apenada a confundida. Mi hermana en cambio me da una mirada de muerte. —¿Prometido? —Sí, esta a nada de casarse, de hecho ella y mamá se la han pasado planeando esta boda. Me sorprende que no lo sepas ya que eres su chófer. —Ya cállate Alice. —¿Vas a casarte? —¡No! —¿No? Entonces creo que estoy algo confundida con toda esta situación. Según yo te casas en dos meses, ¿no, Caroline? —¡Me mentiste! Dijiste que me amabas. –señala él furioso. —Déjame explicarte por favor. Escucho el claxón del que supongo es el coche de Julia y camino hasta la puerta. —¿A dónde crees que vas, Alice? –grita furiosa mi hermana. —A donde no tenga que verte follar, hermanita. Cierro la puerta y aún así puedo escuchar como grita mi nombre, le pido a Julia que conduzca apenas me subí y ella obedece, no puedo evitar reír al sentir que he hecho una travesura, mi reciente amiga no sabe ni que sucede. —¿Por qué huimos? —Por qué encontré a mi hermana follando con su chófer en el finísimo sofá de mi madre. —Wooo, ¿por qué no me dejaste ver? —¿Estás loca? Salí de ahí viva de milagro, pero tengo algunas fotos. –le muestro mi teléfono y ella hace una cara graciosa. —Déjame ver. Estaciona el coche y toma mi teléfono, observa las fotos y ríe. —Bueno, a juzgar por su cara diría que lo disfrutó, y mucho. –se burla ella y me devuelve el teléfono. —Se casa en dos meses con un tipo increíble, educado y de buen ver. —¿Acaso te gusta su prometido? –cuestiona impactada aunque nada que ver. —¡No! Pero siento que es injusto que ella lo tenga todo y aun así no lo vea y lo valore. Joshep es un buen tipo Julia, es de ese tipo de hombres con el que sueñas siendo adolescente. —¿Y tu hermana lo ama? —Yo creía que si por que parecen una pareja muy linda, ella siempre esta haciéndole cariñitos y eso, pero después de ver lo que vi no me queda duda de que es una muy buena actriz. —Tal vez el chófer lo hace mejor. —Puede ser. Cambiando de tema, ¿por qué quieres tatuarte? —Oh eso, estaba viendo un video en mi teléfono en donde a una chica le tatuan el monte de venus. Se veía doloroso pero impresionante y me pregunté si a mi se me vería igual. —¿Vas a tatuarte ahí? –cuestiono alarmada por que lo único que puedo pensar es que esta loca si es así. —Sí, ahí lo haré. —¿Y qué diseño elegiste? —Medusa. —Tengo miedo de preguntar por que ella. Julia ríe y veo su mirada pícara aún sin verla de frente. —Ya sabes, por que en cuanto la miren, quedarán duros como piedra. No puedo evitar reír con fuerzas por que no voy a negar que es un tatuaje ingeniso. —Eres increíble. –le aseguro y ella asiente sin decir nada más. ●▬▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬▬▬● Cuándo llegamos al lugar, veo a Julia sonreír de oreja a oreja, la fachada se ve decente y no hay sospechosos aquí, así que supongo que no es tan peligroso. Al entrar al lugar lo primero que golpea mi nariz es el olor a nuevo, a cuero y a tinta. Las paredes de este lugar están llenas de fotografías, diseños y reconocimientos, la recepcionista que nos recibe lleva el cuerpo cubierto de bonitos y coloridos diseños que contrastan con su piel. —Bienvenidas chicas, ¿tienen cita? —Sí, esta a nombre de Julia Paige y Alice Parris. Yo siento escalofríos al escuchar mi nombre, Julia esta loca si cree que voy a tatuarme. —Bien, Alec te recibirá primero ya que tu diseño es un poco más grande, Alice, puedes esperar en las sillas de allá. –me señala las sillas que se encuentran cerca de la salida. Camino hasta allá y tomo asiento mientras Julia me levanta sus dedos pulgares en señal de aprobación y entra con la chica. ¿Por qué no pude encontrarme una compañera menos alocada? Tomo una revista de la mesita que tengo a un lado y veo algunos tatuajes preciosos, otros muy atrevidos y unos que definitivamente sobrepasan todo lo que había visto en la vida. Después de ver todo esto el tatuaje de Julia no es nada. —Por supuesto que si Barry, puedes venir cuando quieras, siempre y cuando te quede piel sobre la cual dibujar. ¿Barry? ¿Acaso es posible que? —¿De qué hablas? Todavía tengo mucha piel para decorar. Oh por el cielo, es él. Esa voz no podría confundirla. Me levanto de la silla y me acerco a la puerta como observando todo, discretamente saco mi espejo y reviso mi nulo maquillaje, no puedo ver nada hasta que la espalda del hombre que se interponia en mi campo de visión se aleja. Y ahí está él, sin camisa y con un tatuaje recién hecho, yo babeo al instante claro que si, no voy a negarlo. Camino de nuevo hasta la silla con las mejillas calientes y ahora rojas, Barry es tan sexy. —Deberías llamarme cuando estés cerca de casa, me gustaría invitarlos a ti y a Lola a comer, a Nerea le va a encantar. ¿Nerea será su esposa? —Claro, pasame tu número y nos ponemos de acuerdo. Mi cerebro actúa en automático y toma el teléfono mientras que hábilmente escribe el número que Barry le dicta al chico de allí adentro. ¿Con que objetivo? ¡No lo sé! No me preguntes ahora. —Alice, tu amiga se quedó dormida, ¿por qué no vienes a ver como va quedando? –me pide un chico de bonitos ojos y sonrisa dulce. Asiento y me levanto caminando hasta la pequeña habitación en donde se encuentra el tatuador y Julia profundamente dormida. —¿Murió de miedo? —Menos mal que no, solo se quedó muy dormida, eso me facilita el trabajo un poco en cuanto no se mueva pero si es algo tardado, mi amigo Jules hará tu tatuaje. Asiento hacia el chico llamado Jules y me siento en la silla lista para cometer el error más grande de mi vida. —¿Ya decidiste que quieres que te haga? –cuestiona lavandose las manos. —Supongo que no tienen restricciones sobre donde tatuar, ¿verdad? –señalo a mi amiga plácidamente dormida. —Creo que la respuesta es obvia. ¿Dónde lo quieres? Le muestro a Jules lo que quiero y donde lo quiero, él sonríe complacido. —Quítate la ropa. –me pide y Alec niega con la cabeza y sonríe. —Suenas medio idiota si lo pides así. Alice por favor quita tu blusa y tu sostén. Hago lo que me pide y aunque me siento algo expuesta al principio, Jules de manera muy profesional, cubre ciertas zonas. Lo veo trazar en una hoja mi diseño y con cada segundo que pasa mis nervios aumentan. Sé que más tarde me arrepentiré de esto pero en mi mente ya tengo un plan que no va a fallar y este tatuaje solo será un bello pretexto. ●▬▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬▬▬● Observo en el espejo de mi habitación el tatuaje, luce realmente perfecto, tomo un par de fotos que termino borrando por que no me gustan, pienso en como hacer que destaque pero los nervios me traicionan, tomo un top de manga larga ne.gro y me dejo solo las bragas tintas, subo solo un poco del top, lo suficiente para no revelar de más y me acomodo en la cama, en posición sentada inclinándome hacia un lado y pongo mi mano por encima de mi pecho, una vez que la pose me dejó satisfecha, activo el temporizador y vuelvo a acomodarme, el flash me ciega y termino haciendo caras pero como no se verá no me preocupa. Después de algunas fotos más decido que es momento de elegir. Me pongo la pijama y bajo hasta la cocina, no he visto a Caroline por ningún lado desde que llegué. Me preparo un par de sandwiches y tomo un vaso de jugo, subo a mi habitación y me dispongo a comer antes de armarme de valor y enviar la foto. Enciendo la televisión pero las ansias me ganan, así que dejo mi sandwich a medio terminar y abro el Whats.App, cambio mi nombre y mi foto de perfil, selecciono la foto que más me gustó y escribo algo corto en el pie de la foto. “Ojalá tus dedos pudieran trazar cada línea que me acabo de tatuar” Envío el mensaje rogándole al cielo para que no me bloquee a la primera y mi corazón se acelera cuando ambas palomitas se vuelven azules. ¡Madre mía, ya lo leyó!
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