Julian
Sentí un nudo en mi garganta, al escuchar todos los pormenores respecto al bebé.
Miré el regalo a un lado de mí, sobre el asiento del auto y sonreí. De seguro a Helen le gustaría mucho, sus ojos brillarían y el sonrojo de su rostro se manifestaría de inmediato.
Eso siempre me hizo sonreír.
Volví a prestar atención a mi celular y el doctor estaba comenzando a irritarse, usando términos que ni siquiera entendía.
¿Qué no se había dado cuenta que era empresario y no doctor?
—No me importa si tiene que cobrar el doble, debe salvar al bebé y a Helen, ¿me entendió?
El hombre se disculpó rápidamente y bufé, colgando el aparato con brusquedad, aunque nuevamente recibí una llamada y vi que era de Joel.
—¿Qué tal estás? —sonreí, sabiendo cuál sería su respuesta.
—El médico dijo qu
