MALDITOS CELOS

4525 Words
Dreik Black tenía una mirada impenetrable, no había forma de saber que estaba pasando por su cabeza en ese momento, pero algo era seguro, parecía sentir algo por su esposa, porque estaba dudando por mucho tiempo y ya eso era una muestra clara, sin embargo, cuando Juan Giova estaba formando una hermosa sonrisa de satisfacción en su rostro. El hombre habló . . . - No estoy enamorado de ella, es una mujer sin sentimientos, mentirosa y tiene muchas mañas sin escrúpulos, no puedo confiar en una mujer como ella, jamás tendría sentimientos por una mujer como está . . . ¿ No tienes nada que hacer ? . . . - La voz de Dreik Black se volvió áspera al recordar la verdadera identidad de su esposa, todo el tiempo pensó que era una simple casa fortuna, que ideó esa trampa solo para hacerlo casarse con ella y se ganó a su familia poniéndolos a todos en su contra, una chica codiciosa a la que solo le gustaba el dinero . . . Pero era todo lo contrario, incluso está mujer que llamaba codiciosa tenía más poder que su hermano menor, su familia era mucho más poderosa que la suya y sin duda no era para nada codiciosa ya que nunca quiso ninguna de las joyas que trajo de viajes y le pidió a su agente que se las de, incluso cuando no importaba, inconscientemente compraba en las subastas de viajes las joyas más preciosas y raras . . . Si ella no las quería no importaba, por que solo buscaba deshacerse de la supuesta obra de caridad al comprar estas cosas, pero ella las recibía, por lo que obviamente si era una mujer codiciosa y ambiciosa, o eso era lo que pensaba esta ahora que supo su identidad y que no se llevó nada de lo que Juan Giova llevo para ella, que bien pudieron haber sido para su verdadera novia . . . > Pensó Dreik Black para él mismo, algo que nunca le había ocurrido ya que todo siempre se manejaba bajo su orden . . . Tampoco quiso ropa cara, ni lujos, y ningún regalo lujosos que encargó a Juan Giova para que se encargue de todo lo relacionado a ella, hizo todo eso con la intención de mantener controlado a su padre y a su familia que estaban del lado de esa mujer manipuladora, si supieran quién era ella . . . Pero . . . ¿ Por qué sería ? . . . Es claro por qué lo era, era una mujer que manejaba su propio lucro, y sin hacerlo su familia era la suficientemente rica y poderosa como para necesitar que algún hombre lo mantenga . . . - Es mejor que te vayas ya, dile a los hombres que paren la búsqueda, por el momento no hay necesidad de eso . . . - El hombre se sirvió otra copa y busco el libro que él mismo pensó en romper con sus propias manos hace un momento . . . Juan Giova pensaba que las mujeres eran complicadas, pero en realidad los hombres lo eran mucho más, y más cuando se trataba de su jefe . . . Al hombre no le quedó de otra que asentir y acatar la orden, había pasado del papel de mejor amigo al papel de subordinado en un segundo por haber hecho la pregunta equivocada . . . Dreik Black pasó sus ásperas manos por la pasta firme y delicada, incluso el exquisito olor de su esposa parecía estar impregnada en cada una de esas páginas, miró la base que había dejado en dónde estaba leyendo dispuesto a seguir la pista de la narración . . . Tuvo que tomar otra copa de golpe, ya que se imaginaba que la historia seguiría hablando de Pedro Skala, el mejor amigo de su esposa y no estaba muy lejos de la realidad . . . Dreik Black estaba muy molesto . . . ¿ Pero no era eso normal ? . . . Debía ser normal sentirse así, después de todo estaba leyendo los secretos de su actual esposa, pero al pensar que ella siempre estuvo buscándolo a él, y que solo pensaba en él, su chico guapo y poderoso, su rabia mermaba y una satisfacción lo invadía . . . Con ese pensamiento ahora tenía más coraje de avanzar en la lectura . . . Abriendo la pasta y observando la fina y delicada letra, fijó sus ojos de halcón al acecho antes de perderse en el mundo del diario de su esposa que al parecer era más millonaria que él . . . * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ( Relato, Diario de Leila ) - Pedro, me estás sofocando. . . - Le dije tratando de alejarme cuando sentí que las cosas se estaban poniendo un poco vergonzosas . . . - ¿ Te había dicho que el rojo te queda espectacular ? . . . Incluso podría decir . . . Qué estás que ardes . . . - Mi pulso se disparó cuando escuché a mi mejor amigo bromear de esa forma, aunque no demostré lo afectada que estaba, no creía que era buena idea la situación tan incómoda en la que estábamos enfrascados . . . Hice un esfuerzo enorme para encontrar mi voz serena y hablar con la fuerza que siempre lo he hecho, siempre me he caracterizado por no dejar que ninguna situación logre influenciarme hasta el punto de perder los nervios y actuar de forma tonta, por lo que levanté mi cabeza lo más que pude ya que Pedro era más alto que yo y su aliento me volvió a golpear de una forma que casi me deja inestable . . . No me había dado cuenta, pero mi mejor amigo era muy guapo, y al sentir su cuerpo pegado al mío, podría decir que muy sexy . . . ¡ Mierda ! . . . ¿ Pero qué pensamientos tengo ? . . . Solo es mi mejor amigo . . . - Deja de bromear Pedro, todos nos están mirando . . . - Por primera vez sentía que mi mejor amigo me robaba la respiración, su mirada era diferente, hizo que mi corazón palpite rápidamente y no sentía nada de eso desde que conocí a mi chico guapo y poderoso, y lo peor era que no encontraba la forma de deshacerme de su agarre que sentía me quemaba la parte que me tocaba y eso que el vestido era como mi fuerte de protección, aún así, podía sentir el calor que me transmitía no solo sus manos, su cuerpo pegado al mío, pero más aún la fuerte mirada penetrante que tenía en mis ojos sin quitarlos en ningún momento . . . De verdad que me hacía sentir demasiado incómoda, no podría decirlo con palabras, no quería estar de esa forma con un chico al que solo trataba como a un hermano y mucho menos lo que me hacía sentir, no era algo propio de mi, y no quería pensar en que yo podría empezar a sentir algo más por él, más que un sentimiento de amistad o hermandad . . . * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ( ACTUALIDAD ) * * * * * Como si se hubiera vuelto costumbre, el diario voló nuevamente contra la pared . . . Ahora el hombre que estaba bebiendo de manera frenética estaba aún más enojado que antes y ni siquiera el alcohol parecía detener el odio, la rabia y los celos tan asfixiante que estaba sintiendo . . . El licor que bajaba por la garganta de Dreik Black se sentía espeso y quemaba cada rincón a su paso, estaba loco y obsesionado por las letras de su esposa . . . Ella había escrito que ese supuesto mejor amigo le hizo sentir cosas que jamás pensó, si, claro que le causaban incomodidad los toques de un hombre, apenas era una niña y era claro que no entendía muchas cosas, y Dreik Black sabiendo lo inteligente y el intelecto general tan avanzado que tenía su esposa . . . ¿ Cómo fue que no se enteró que su mejor amigo estaba enamorado de ella ? . . . El no era experto en cosas del amor, pero no era tonto y sabía muy bien que Pedro Skala tenía sentimientos románticos por su esposa, incluso un ciego podría mirar claramente lo que Pedro Skala estaba tratando de hacer . . . Quería conquistarla, pero su esposa solo tenía ojos para él, su chico guapo y romántico solo podía ser él . . . Dreik Black ya estaba perdiendo el juicio y desvariaba entre su enojo y lo que no quería sentir, miro el libro a lo lejos y sus puños se apretaron fuertemente . . . No sabía si avanzar en esa lectura era lo correcto, no sabía si era algo que quería, y solo estaba iniciando y ya no le gustaba, si eso fue cuando su esposa solo tenía ella 14 años, y solo estaba en las primeras hojas de ese diario, no quería imaginar lo que le esperaba a medida que avanzaba y ella se convertía en una señorita, aunque él recuerda claramente que la conoció cuando ella tenía 17 años . . . Si en su memoria, pensaba que la conocía desde ese tiempo, pero en realidad la conocía mucho antes, incluso la conoció cuando ella solo tenía 3 años, pero siempre aparento ser más grande . . . El hombre suspiró ruidosamente, su suspiro era más bien como un ronquido que desprendía soledad y celos en todo sentido . . . Estaba por tomar el libro, sin saber que hacer con él, cuando su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón . . . Dreik Black sacó el artefacto, mirando como la pantalla se iluminaba y parpadeaba con el nombre al que siempre contestaba sin importar que, sin embargo en este momento no quería contestar a esa llamada, no quería ser molestado por nadie, ni deseaba escuchar la voz de esa mujer . . . Era extraño pensarlo de esa forma, pero antes esa llamada fue como un hábito para él, contestaba a cualquier hora y siempre estaba al pendiente de la persona que lo llamaba, siempre sabía de sus intereses y se esmeraba por hacerla feliz . . . Cuando se la persona de verdad le importaba hacía todo por complacerla y hacerla realmente feliz, era el hombre más detallista y ponía a esa persona en la cúspide más alta e inalcanzable para los demás . . . Pero ahora anhelaba la llamada de quién siempre se comunicó con su agente y nunca habló directamente con él . . . Ahora quería preocuparse y saber de la persona que siempre estuvo para él y nunca le importo . . . No obstante el teléfono no dejaba de sonar y ya estaba empezando a cansarlo la insistencia, lo que más odiaba era la intensidad de las personas y Lucía Prise lo conocía muy bien . . . ¿ Cuál era su insistencia en ese momento ? . . . Más aún, ¿ Por qué lo está a llamando ese día con tanto afán ? . . . No pudiendo hacer uso de su buena razón, Dreik Black contesto la llamada . . . - ¿ Qué pasa ? . . . - La voz del hombre fue áspera y no daba a lugar para andarse con rodeos, siempre trato bien a Lucía Prise, pero por alguna razón en ese momento no quería jugar al señor perfecto . . . Lucía Prise se sintió ofendida y comenzó a olfatear como si estuviera a punto de llorar, el hombre siempre le contesto rápido y con cariño, pero ahora estaba frío y le contestó como si se tratara de uno de sus peones . . . - Dreik, llevas mucho tiempo sin llamarme, pensé que estarías conmigo, luego de divorciarse de tu es . . . - Las palabras de Lucía Prise quedaron inconclusas cuando ella misma se dio de cuenta que estaba hablando de más, tenía tanta rabia por como el hombre le había contestado que no pensó en lo que decía de forma rápida . . . - ¿ Qué dijiste ? . . . - Dreik Black, era conocido por ser un buen bebedor, sus sentidos eran muy agudos, desde su vista, su oído, su olfato y su tacto, el hombre era casi como un ninfómanO de la limpieza, los sentidos y el agudo pensamiento que lo hacía ser el hombre más temido, nadie pasaba ante sus ojos fingiendo sin ser detectado, y quizás por eso es que de sentía tan mal . . . Fue la persona más cercana, su propia esposa quien logró engañarlo, ocultó su identidad todos ésos años y él ni siquiera pudo descubrirla, si no fuera por ese dichoso diario . . . Pero ahora que escucho a Lucía Prise hablar de algo que nadie sabía, o por lo menos no estaba enterada de que entre ellos hubiera aún acuerdo y aún si lo hubiera escuchado en alguna conversación entre él y Juan Giova mientras ella estuvo presente, el contrato no tenía vigencia hasta un año más tarde, o hasta que el mismo así lo dispusiera . . . Antes moría de ganas por terminar ese matrimonio lo más pronto posible, pero su esposa parecía ser una chica tranquila, silenciosa, que nunca se hizo sentir ni le dio ningún problema, se fue acostumbrando a eso y no hizo ningún movimiento por adelantar los trámites y terminar con esa farsa cuanto antes, al contrario ahora que miraba que el tiempo pasó muy rápido y no pudo compartir mucho con esa mujer siendo su esposa, ahora no sabía si lo que realmente quería era terminar el matrimonio, quizá el contrato, pero el matrimonio . . . - ¿ Cómo sabes eso ? . . . - Dreik Black nunca sospecharía nada malo de Lucía Prise, se había hecho a cargo de ella prácticamente toda su vida, la quería mucho, pero nunca le permitía intervenir en sus asuntos personales, solo las personas cercanas sabían que estaban casados, pero nadie sabía la forma en que vivían y si se llegarían a separar, es era algo que solo sabia Juan Giova aparte de su esposa y su persona . . . Sin embargo, Lucía Prise era otra cosa, ya que siempre permanecía cerca de él, lo acompañaba a las reuniones sociales a la cual nunca llevó a su verdadera esposa y hacía presencia como la acompañante de Dreik Black en donde quiera que fuera, mucho pensaban que estaban casados y se estaban tan enamorados que eran un a pareja realmente diseñada por los dioses . . . - Yo . . . - la mujer comenzó a tartamudear cuando el miedo se apoderó de ella, sin saber qué responder luego haber metido la pata hasta el fondo . . . Su respuesta nerviosa fue suficiente para saber lo que estaba pasando . . . - Tal como pensé . . . - Dijo el hombre y termino la llamada, sabía que tuvo que haber un detonante para que su esposa que siempre fue tranquila y no le importo nada de lo que sucediera entre ellos, se volviera activa y fuerte de un momento a otro, ella no decidió irse solamente porque tenía miedo de estar embarazada, o por lo que escucho que él dijo esa noche en medio de una llamada en la que hablaba con su madre, ahora estaba seguro que algo más paso y parecía que ese algo tenía que ver con Lucía Prise . . . No culpaba a su chica, pero tenía que averiguar lo que había pasado, era una lástima que en el final del diario, no alcanzó a escribir nada de eso . . . Era medianoche y el no sentir la presencia de la mujer en la habitación a 10 pasos era algo agonizante, el hombre siempre quería tener el control de todo, pero ahora no tenía el control de nada . . . Ahora solo tenía en mente una cosa, leer el diario de su esposa y hacer que volviera a casa, a su casa, a cualquier costo . . . Quizás en el diario de su esposa Dreik Black encontraría lo que estaba buscando . . . No podía creer que su esposa se fuera de su lado simplemente por la llamada que escucho, o por haber quedado embarazada después de lo que él dijo . . . Aún si dijo que jamás tendría un hijo con una mujer a la que no amaba y despreciaba, para él, las palabras no eran suficiente para hacer que ella deseara irse y cumpliera su propósito utilizando cualquier medio cuando nunca intentó irse de su lado por la frialdad que él le mostró . . . Llevaban dos años casados, y por más desprecios que el hombre le hizo sentir, ella jamás tomó la decisión de divorciarse, y tampoco abandonarlo, según por la parte de las páginas en donde leyó que estaba embarazada, todavía faltaban páginas por leer, lo que quería decir que algo tuvo que haber pasado después, quizá tenía miedo de confesarlo, o lo haría esa misma noche que se acercó a la habitación de él . . . Ella aguantó en soledad todas las humillaciones, los desplantes, cuanto a ignoraba y que nunca estuvo para ella de ninguna forma . . . Solo por esa noche . . . Eso fue algo diferente e inesperado, Dreik Black no sabia porque volvió a la mansión esa noche, estaba muy borracho, si hubiera estado cuerdo, jamás abría tocado a su esposa y no estuvieran en donde estaban en ese momento . . . Quizá, si no fuera por el diario de su esposa, jamás hubiera descubierto que iba a ser padre y lo increíblemente misteriosa que era su esposa, ni siquiera del largo pasado que tenían en común . . . Lo que fuera, tuvo que haber un motivo grande para causar tal detonante en ella, una mujer que nunca se daba por vencida, que nunca se rendía, que era fuerte y nada la descomponía . . . Y ahora escuchando las palabras de Lucía Prise, estaba seguro de que agregó aunque fuera aún poco de arena, al tumulto que hizo desbordar el corazón de su esposa . . . El hombre estaba aún cuerdo, pero se tambaleó un poco para ir por el diario de su esposa . . . Pensó que sería mejor si leyera el final de una vez por todas y evitará el sufrimiento de leer tantas hojas, sin embargo, se mordía las ansias y las tragaba hasta el fondo . . . La necesidad de conocer más sobre la vida de su esposa y de cómo en realidad se conocieron, era mucho más emocionante que simplemente saltarse al final . . . Su vista todavía fija como un halcón, abrió paso entre las finas letras, hasta encontrar la hoja que buscaba, estaba un poco tomado, pero más lo tenía borracho la forma en que ella narraba lo que vivía día a día . . . Dreik Black podía sentir cada una de las emociones que ella plasmaba en ese diario . . . No sabía cuál era la razón, pero cuando de sentía angustiada o preocupada en la narración a su edad, él también lo hacía . . . Si ella se sentía triste, él sentía una presión en el pecho que lo hacía querer meterse a ese libro y librarla de la sofocante agonía que vivía . . . En cambio cuando escribía partes donde se sentía entusiasta, feliz y llena de motivación, el hombre solo podía sentir orgullo . . . Pero ahora que conocía la verdadera identidad de su esposa, no sabía por que, pero se sentía traicionado, sentía rabia, pero también una frescura de saber que su esposa no llevaría a su hijo a vivir penurias luego de escapar . . . Sentándose nuevamente en su silla, dejó la copa a un lado, y encendió un puro que enseguida llenó la habitación de humo, incluso bajo las sombras y los grumos sofocantes que hacía el humo, podía distinguir las letras casi aterciopeladas, como querido y no queriendo tocar el papel del diario . . . * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ( Relato, Diario de Leila ) Pude sentir el corazón frenético de mi mejor amigo . . . - Pedro . . . - Susurré su nombre como nunca lo había hecho, pero fue erróneo pensar que me haría caso, para Pedro parecía que no existía nada más que mis ojos en ese momento, ya que buscaban atención con los míos con una intensidad que jamás le había mirado . . . - Hermosa, no sabes lo bien que me hace tenerte entre mis brazos . . .- Aunque fue una simple oración que podría pasar como algo normal, para mi tenía una doble intención que pude reconocer por la forma tan especial que su voz entonaba y por el cariño que transmitía su mirada . . . No era morbosidad o deseo como sabían mirarme los hombres, era cariño, el cariño que siempre demostrábamos tener entre nosotros . . . - ¡ Urgg Ugg ! - Escuchamos el carraspeo de mi hermano y el jalón del mismo hacia su brazo . . . - Creo que ya has jugado mucho con mi hermana, aún es una niña, no tiene por qué escuchar estas palabras tan mayores . . . - Blanquee mis ojos ante las palabras de mi hermano Fer y si no fuera por que también me tenía abrazada le hubiera dado un golpe . . . ¿ Que tenían de mayores esas palabras ? . . . Sabía perfectamente que Pedro siempre le gusto abrazarme, me estremecía entre sus brazos y me llenaba de besos cada que podía, cosa que era muy escasa ya que casi nunca estaba en el país H . . . Y aún más cuando cada que me veía solía decirme lo hermosa que era y lo preciosa que me estaba convirtiendo, según él, cada que me miraba estaba mucho más grande y desarrollada, sin embargo, aún cuando pasaba el tiempo, me sentía como una enana de medio metro a su lado, por el contrario parecía que me encogía mientras todos crecían . . . - Ja ja ja - Pedro soltó una carcajada ante la mirada amenazante de mi hermano, y luego lo mire rascar su cuello con vergüenza . . . - Esta bien, vamos a la sala, mis abuelos también te esperan . . . - No supe en qué momento los señores Skala se habían ido del recibidor y ahora estaban con los abuelos Skala, esperándonos en la sala . . . Hice una reverencia junto a mi hermano, como si estos fueran de la realeza y saludé con respeto . . . La familia Skala claramente estaban establecidos en el país H, pero la abuela Skala si fue de la realeza, solo que decidió que le otorgaría el derecho a su hermano menor, ella se enamoró del abuelo Skala, y decidió vivir una vida simple fuera del reino y nunca se arrepintió de esa decisión, ya que verlos amándose aún a través de los años, era una clara demostración del amor envidiable que está pareja tenía . . . Solo deseo que yo pueda vivir un amor así, duradero hasta el fin de la muerte con el amor de vida, y si ese amor es de mi chico guapo y poderoso, no desearía nada más que vivir cada segundo de mi vida a su lado . . . Mi hermano pasó a entregar los regalos, la mayoría organizados por mi madre, y otros que yo traje de mi viaje a Corea . . . Los abuelos Skala eran una pareja muy amable, no fue difícil entablar una conversación con ellos . . . - Cariño, tu madre nos dijo que en un par de días te vas a Inglaterra . . . - Comentó la madre de Pedro y solo recordarlo hizo que me recorriera frío en las venas . . . No quería irme, ahora que sabía que mi chico guapo y poderoso estaba en el país H, sin embargo, esto era algo que no estaba en mis manos . . . Asentí con la cabeza y puse mis labios en una fina línea, como muestra de que no quería agregar más nada a ese tema . . . - Mamá, debo aprovechar que ella está aquí, la llevaré a dar un paseo . . . - Dijo Pedro levantándose y dándome la mano de forma caballerosa para que la tome . . . Claro que lo hice, me encantaba cuando Pedro jugaba a ser mi mejor caballero de armadura blanca, era como estar en ese cuento en que jamás viviría . . . - Excelente, yo voy a aprovechar para ganarle un par de juegos a este niño . . . - Fer se levantó alegre dirigiéndose hacia la sala de juegos de la mansión, en donde se mantenía con Liam apostando a vídeo juegos . . . Antes de que pudiera decir más, Pedro me cargó en sus hombros y me sacó de la mansión con una resonante risa que me hizo también reír a mí . . . Por algo era mi mejor amigo, siempre me sacaba una sonrisa en el momento en que más lo necesitaba . . . Era como vivir de esa ilusión y Pedo me conocía mejor que nadie, nunca podría engañar a Pedro o intentar ocultarle algo sobre mi vida mientras esta a mi lado, era por eso que me mantenía lejos, de esa forma nadie podría saber lo que sucede en mi vida, incluido Pedro . . . Mi mejor amigo conocía mi obsesión por aquel chico guapo y poderoso que conocí desde niña, pero no conoce su nombre ni que tan obsesionada estoy . . . Solo conoce los detalles mínimos, como que me salvo y que me gusto desde que lo vi, pero como siempre Pedro se burla de mi y decía que solo era un amor de la infancia que jamás volvería a ver y que era mejor olvidar . . . Quizá tiene razón, solo viví con una ilusión que en el fondo se, que es mejor olvidar, pero aunque quisiera, es algo que jamás podre hacer . . . Olvidar . . .
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