Capítulo 4

1542 Words
Un rato después, Antoine se fue a sentar a una mesa un poco alejada y Brigitte quedó sola, pues Manuel se levantó al baño. En ese momento, su amigo de tantas noches, el Barman, se acercó a su mesa con la excusa de obsequiarles un trago a ella y a su acompañante.   Brigitte - Gracias, ¡de verdad!. Barman - No hay de qué, vienes siempre. ¡Además cuando seas Miss Francia podré decir que vienes a mi barra! (sonriendo). Brigitte - ¡¡Sin dudas!! (Sonrojada) Pero no sé si eso suceda (mirando al suelo)... Barman - Claro que si, Brigitte, ¡¡eres la más bella de todas!! ¿Quién mejor que tú para representar a Francia en Miss Universo? Brigitte - Pues como te digo siempre...  los partidos hay que jugarlos antes de celebrar haber ganado    (le guiñó el ojo). Barman - ¡Como tu querido París Saint Germain! Brigitte - Ay si, pues. ¡Hace tanto que no voy al Parque de los Príncipes, que ya extraño!. Barman - ¡Lo mismo digo!. Brigitte - ¿No has ido al estadio? Barman - Pues desde que mi padre murió dejé de ir y luego, bueno... ya sabes, tantos socios... a veces no tienes lugar. Brigitte - Si, lo se... oye, pero yo te puedo conseguir algunas entradas... Barman - No Brigitte, no tienes por qué. Brigitte - ¡Vamos!, y llevas a tu novia... Barman - ¿Pero de donde sacaras? Brigitte - Bueno... eh...("demonios, no puedo decirle que mi padre le puede conseguir un palco por sus clientes") recuerda que soy amiga de Adrién y él es uno de los abogados de Neymar... déjame y le pregunto si queda lugar en su palco y si no te doy el de mi cuota social, yo no estoy yendo... Barman - ¡Vale!, acepto solo porque se viene un partido de Champions contra la Juventus de Turín. ¿Pero cómo me entero si puedes? No tengo tu número... Brigitte - Toma... (Lo escribió en una servilleta). Barman - Gracias, eres un sol. ¡Mi novia estará encantada! Brigitte - Pues no te prometo nada, haré lo posible (dijo tratando de disimular, cuando en realidad era mover apenas una ficha de su ajedrez). Barman - Por cierto, te vi hablando con Antoine, pensé que le conocías... Brigitte - (sintió que el corazón le iba a estallar). ¿Yo? ¿Cómo crees? Solo sé que trabaja en el mismo Estudio que Adrién y a él le conocí porque… porque mi tutora es Nicole  Mureau y ellos eran novios (sonrojada). Manuel - ¿Qué pasa? (ofuscado). Barman - Yo ya me iba... ¡Muchas gracias! (y se fue a la barra). Manuel - ¿Y este naco que quería? Brigitte - Manuel... si quieres permanecer en mi mesa, te diriges bien a la gente, ¿me oyes? Manuel - Es un naco. Está para servirme. Brigitte - ¡Y tu estás de idiota! (se levantó y se fue).   Antoine presenció la escena a lo lejos, y vio como Manuel se levantaba bruscamente tras ella y la jalaba del brazo justo al pasar la puerta, lo que no le pareció nada bien, y por eso decidió ir tras ellos.   Barman - Antoine, tengo algo para... Antoine - ¡Ya vengo! (y corrió tras ellos al estacionamiento, dejando su vaso en una mesa).   En el estacionamiento...   Brigitte - ¡Suéltame, me lastimas! (Caminando para tratar de soltarse). Manuel - ¡No hasta que te vengas conmigo! Brigitte - (Frenando en seco) ¿Estás loco? No te soporto, ¿sabes? Y cuando te pones así de imbécil más asco me das, ¡suéltame! Manuel - ¿O qué? ¿Gritarás? Vamos, ¡si te mueres de ganas de estar conmigo! (intentando besarla). Brigitte - ¡Suéltame, imbécil! (Tratando de soltarse).   En ese momento Manuel la acorraló contra su coche, mientras le apretaba fuertemente uno de los brazos e intentaba besarla. Brigitte intentó gritar pero él le tapó la boca. Sentía mucho miedo, como nunca en su vida. En ese momento solo pudo pensar en la conversación que había tenido con Adrién, y estaba muy arrepentida de haber quedado con Manuel en ese club.   Manuel - ¡Zorra! (La golpeó, rompiéndole el labio) ¡Me has mordido! ¿Entonces es así que te gusta? ¡Sube al coche! (Procurando que no gritara mientras abría la puerta). Brigitte - ¡Suéltame imbécil!   Manuel intentó golpearla nuevamente, pero una mano lo detuvo y cuando giró, temeroso de que fuera algún policía que hubiera escuchado los gritos, recibió un fuerte golpe en su nariz.   Manuel - ¿Qué haces, imbécil? (Dijo sin siquiera llegar a ver quién era, estaba desconcertado por el dolor). Antoine - ¿No te han enseñado que a las mujeres no se les trata así? (Lo tomó fuerte de un brazo mientras el modelito se preguntaba cómo era que Antoine había llegado a ver la escena)... ¡responde idiota! Manuel - No te metas. ¡Esto es entre yo y mi novia! Brigitte - ¡Yo no soy tu novia! (Dijo llorando y mirando desconcertada a Antoine, mientras trataba de ocultar la sangre de su boca y el moretón que su brazo izquierdo comenzaba a dejar en evidencia. Miraba al suelo, con una mezcla de vergüenza y desazón). Antoine - ¡Ya escuchaste a la señorita! ¿Ahora te vas, o te sigo arruinando la cara? Manuel - ¡Esta me las pagas, Antoine! Te admiraba... hasta que te metiste en esto... Antoine - (Tomándolo del cuello)... ¡tú me las pagarás a mí, si te le acercas de nuevo! (Y lo soltó).   Mientras Manuel se dirigía furioso a su coche, pensando cómo Antoine le había arruinado, según él, una noche para la cual tenía muchos planes, Brigitte se echó a llorar más desconsolada aun, y Antoine sintió necesidad de abrazarla.   Antoine - ¡Ya no llores, princesa! (La separó de él e intentó levantar su rostro, pero ella no quería que le viera la cara). Déjame ver, vi que te golpeó... Brigitte - No, ya está. Déjalo así... (Tratando de jalarse). Antoine - No, no te dejaré así. Ven... Brigitte - ¿A dónde? (Se soltó, asustada... la aptitud de Antoine en el bar, y luego la de Manuel la hacían dudar de todo...) Antoine - Tengo botiquín de emergencia en el coche... (Le sonrió amistoso y extendió su mano).   El joven abogado la guió a su coche, abrió la puerta de conductor y le dijo que se sentara allí. Le colocó su chaqueta por los hombros para que no tuviera frío y fue hasta la maleta a coger el botiquín con las gasas y el alcohol. Luego, se agachó frente a un par de ojos verdes, llenos de agua que lo miraban con pena y agradecimiento al mismo tiempo. Y que no dejaban de mirarlo... reconocían cada detalle de ese coche que ella junto a su padre había elegido un tiempo atrás, aunque no podía decirlo. De todos modos, tampoco quería decir nada. Se moría de la pena y a la vez estaba maravillada por como Antoine la estaba tratando...   Antoine - (Dulcemente, mientras colocaba alcohol en la gasa)... te arderá un poco, pero si vas así a tu casa, tus padres se darán cuenta... Brigitte - ¡Ouch! Antoine – Perdón... (Mientras intentó soplar el área, pero lo único que logró con eso fue que la chica sintiera una corriente eléctrica de 600 mil voltios que le recorría el cuerpo y que parecía no entender)... ¿Ahora, te arde menos? (la chica no salía de su nube de sensaciones extrañas y no podía ni hablar)... ¿te duele mucho que no me respondes? (inquieto por la falta de expresión) Brigitte - ¿Eh? ¿Qué? No escuché que dijiste, disculpa (dijo mirando al suelo). Antoine - No pasa nada. Comprendo cómo te debes sentir. ¿Puedo hacer algo por ti? ¿Quieres que llame a alguien? Brigitte - No. Por favor (dijo nerviosa imaginándose a su padre llegar al lugar y pensando lo peor, sobre todo al ver a Antoine)... ¡Debo irme! Antoine - Pero espera un poco, no tengo apuro. Brigitte - ¡Yo si! (dijo levantándose y caminando a su coche antes de que su cuerpo reaccionara en contra de su cerebro y besara los hermosos labios de su salvador). Debo llegar a casa o mis padres se preocuparán... (Se detuvo, cerró los ojos y volteó hacia Antoine...) ¡Gracias! (besó su mejilla, le dejó la chaqueta y se fue a su carro). Antoine - (Había quedado sin habla) De nada, yo... Brigitte - (Arrancó el coche y pasó de nuevo por donde estaba Antoine, bajó el vidrio y lo quedó mirando fijamente)... Gracias de nuevo. ¡Nunca olvidaré que me salvaste!   Y se fue, antes de ceder ante las tentaciones de su cuerpo, que le estaba pidiendo a gritos, por primera vez en su vida, que se dejara llevar por su corazón. Antoine quedó parado al lado del coche, hasta que un inusual perfume en su chaqueta lo hizo embobarse con el elemento. Era el Chanel Chance que tanto amaba, era el aroma de aquella princesa que hacía unas horas, le había robado el corazón.
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