Los labios de Olivia se sienten suaves y dulces para Adrián, mientras que los de él, carnosos y demandantes para ella. Olivia nunca antes había besado a otro hombre que no sea Enzo y ahora mismo se siente extraña por la experiencia. En cambio, Adrián no sabe por qué tuvo tantas ganas de besarla de pronto. Necesitaba hacerlo o iba a volverse loco. No es un beso apasionado y lujurioso como se hubiese esperado, sino uno tierno en el que ambos se entregan completamente y de la manera más dulce e íntima. Olivia rodea el cuello de Adrián y él, pese a sus heridas, la rodea también en la medida que puede, para atraerla más a su cuerpo. Sentir su piel desnuda, rozar con el suyo, disfrutar del calor que emana de ella, saborear su boca como nunca antes se había imaginado, lo hace sentir vivo, co