Vania Isabel —Nadando. —Dije donde, no haciendo que. —Ah…—voy a caer, no puedo mentirle así a papá. ¿Y sí solo digo la verdad a medias? —Pues en el bosque, di un paseo —omito decir que acompañada— y luego encontré el riachuelo de la parte suroeste, el que cruza por el prado. Papá guarda silencio. Sí fui a ese riachuelo, y si él hubiera estado por ahí muy seguramente me habría visto con Răzvan. Su mirada me estudia, buscando cualquier indicio de mentira, yo trato de permanecer controlada y me obligo a no aterrarme para no acelerar mi pulso, algo que papá escucharía de inmediato. —Está bien, pero la próxima vez avísale a tus hermanos. No me gusta que andes sola en el bosque. —Papá, puedo cuidarme sola. —Lo sé, pero hablamos de humanos indefensos. En el bosque puede haber otras —hace