Siempre le puse empeño al estudio, todo lo contrario que Pablo, quien era un año mayor que yo y por lo tanto estaba un curso más adelantado. Pero más allá de eso, a mi él me gustaba porque no solamente era muy lindo, sino que siempre había tenido gestos bonitos para conmigo… estaba conmigo cuando estaba triste, me acompañaba cuando estaba feliz y cada mañana de primavera solía dejarme cada día en la ventana de mi habitación que daba a la calle principal del barrio, una pequeña flor que quitaba del jardín de alguna vecina. Siempre fuimos amigos, pero a mi me encantaba y a los 16 años cuando se me declaró al acompañarme a casa luego de una fiesta del colegio, ni siquiera me lo pensé y le dije que sí. Mis amigas sabían que siempre me había gustado, pero a diferencia de mi madre, a quien le