Capítulo 4

1002 Words
Y es que desde la aprobación de mi tesis mi vida ya había sido un ascenso sin parar en todo sentido… Así como el éxito del proyecto de las escuelas sustentables realizadas en todas partes del mundo con el respaldo de SORO me había permitido una visibilidad increíble que me catapultó como la mejor arquitecta del continente a pesar de mi edad y que me llevó a ganar varios reconocimientos y no solamente tuve acceso a increíbles oportunidades en lo que a experiencias se refiere, sino que además mis jefes se encargaron de generarme un entorno de visibilidad absoluta que me implicó terminar participando de seminarios y de cursos en varias partes de Europa, también me permitió ganar muchísimo dinero rápidamente y, con mi nombramiento como Directora Ejecutiva, eso se vio multiplicado y hasta triplicado. Al cabo de dos años, e impulsada por mis constantes ganas de continuar formándome para superarme cada día y mejorar el trabajo que junto a mi equipo hacíamos, podría decirse que soy una cautivadora de grandes talentos… una mujer empoderada y capacitada más allá de la propia carrera elegida, para realizar acuerdos con diferentes proveedores que le han hecho ganar a mi empresa muchísimos millones de euros más de los que podrían haber imaginado incluso cuando me ascendieron a CEO. Y tanto es así que ya no solamente tengo un sueldo increíble que me permite vivir con muchísimos lujos, sino también  ahorrar muchísimo cada mes. Desde hace más de seis meses vivo en una enorme casa en el barrio de Recoletos, en el distrito de Salamanca, el barrio más caro y exclusivo de la capital española, en una casa construida casi en tiempo récord por la empresa para la que trabajo como bono por mi excelente desempeño y por haberme negado a tomarme vacaciones durante los dos años que llevo en el puesto, pues viendo mi jefe que no tenía en qué momento cuadrarlas y que por tanto nunca me las iba a pagar formalmente salvo que me diera un año completo libre, decidió hacer realidad aquellos planos que llevaba años dibujando casi en secreto.   Porque mi enorme casa no es una casa cualquiera. Absolutamente cada detalle de ella lo había comenzado a dibujar yo misma desde que tenía uso de razón… todavía tengo el primer plano, hecho en una hoja de cuaderno con un lápiz azul, durante alguna clase aburrida del colegio. También tengo los planos posteriores, actualizados y cada vez más ambiciosos que un día, luego de contarle que había adquirido un enorme predio sobre el que pensaba construir en plazos y sin apuro alguno, el presidente de la Compañía encontró sobre mi escritorio y decidió hacer realidad. Mi enorme casa, que está valorada en casi dos millones de euros, es un chalet de revista con un hermoso jardín y piscina exterior estilo balinés de cloración salina, y dos zonas de estar diferenciadas que es la envidia de cualquier persona que ame la arquitectura tanto como yo. Incluso mi propio jefe me felicitó varias veces por ella y me invitó a replicarla en otros proyectos de Soro a lo cual obviamente accedí como agradecimiento a continuar haciendo mis sueños realidad. La planta principal cuenta con un estupendo hall de entrada con aseo y armario, un amplio y luminoso salón con comedor y salida directa al jardín, una enorme cocina con todas las comodidades y una zona de oficina. En la primera planta se encuentra mi dormitorio, que es enorme y posee baño en suite y un gran vestidor que fue lo primero que me imaginé cuando comencé a dibujarla en el colegio… uno enorme, con tres alas donde colocar miles de zapatos, bolsos, cinturones y, por supuesto, toda mi ropa separada por tipos y colores. En la misma planta hay otros dos dormitorios con baños en suite y los tres, tienen terraza privada con preciosas vistas de la ciudad. El chalet tiene una parte más alta con un gran espacio multiuso, otro cuarto de baño completo, y una amplia terraza con parrillero. También cuenta con una planta semi sótano con zona de servicio con habitación y baño en suite, todo exterior, cuarto de lavado y plancha, y cuarto de calderas, por el cual se accede directamente a un garaje con capacidad para por lo menos cinco coches, y armarios para almacenaje.   Así que feliz con mi trabajo, millonaria y dueña de la casa de mis sueños, empoderada, y con muchas ganas de continuar progresando en la vida, aquí estoy, intentando acabar el segundo balance anual desde mi nombramiento, y con muy pocas horas de sueño encima por tantos datos, detalles y recibos que revisar de proveedores que, junto con mi equipo, hemos conseguido acercar a SORO en estos dos años gracias a un enorme esfuerzo conjunto. Y se preguntarán… ¿Y el amor? A decir verdad, mi carácter, mis logros profesionales y personales, y el empeño que cada día le pongo a formarme y a progresar más y más, me están ayudando a superar la herida y el vacío enorme que Pablo, mi novio desde los 17 años, dejó en mi corazón la tarde en que lo encontré casi por casualidad armando una maleta en casa de su madre y luego de mucha insistencia me confesó que prefería quedarse con aquella mujer que nos doblaba en edad, pero que le daba todo lo que él creía merecer y mucho más también. A Pablo lo conocí de pequeña pues vivía en el mismo barrio que mi familia. Siempre solíamos jugar en grupo con amigos y yo era la que religiosamente salía a compartir esos momentos con ellos luego de hacer las tareas. Para mi la prioridad siempre habían sido los estudios y no necesitaba que nadie me insistiera en casa con eso. Yo misma ponía sobre mí cada día el peso de la responsabilidad, pues tenía muy en claro que quería progresar y ser feliz haciendo lo que me gusta… además de ganar mi propio dinero por ello, claro está.
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