Mis padres siempre se habían empeñado en que yo pudiera sacar la carrera adelante y no querían que trabajara mientras estudiaba, pero mi carácter fuerte me impidió hacerles caso en lo que terminarían dándose cuenta que sería la primera de muchas veces en las que haría lo que realmente sentía. Yo quería generar mi propio dinero y estaba segura de que, si me esforzaba cada día un poco más, podría lograr muchísimas cosas importantes. Aunque nunca pensé que tantas, ni tan rápido…
Ingresar en SORO como ayudante de los arquitectos cuando apenas cursaba el tercer año de la carrera me había permitido hacerme cargo, entre otras cosas, de la mitad de los gastos de la Universidad y de los costos de mantenimiento del coche de lujo que mis abuelos decidieron regalarme cuando cumplí la mayoría de edad para que pudiera optimizar mi tiempo entre la Universidad y el trabajo.
A decir verdad, no necesitaba un coche de lujo, pero ellos siempre me consentían demasiado y, como a su hora mis hermanos habían pedido unos deportivos carísimos, no querían hacer diferencias conmigo ni aun sabiendo que yo apenas sabía encender un coche en ese momento.
Pero volviendo a SORO y al momento en el que me promovieron a CEO…
Presidente – Además de la amplia experiencia que tienes y del éxito de los proyectos en los que llevas trabajados desde tu llegada y que nos han hecho ganar millones, valoramos tu sentido de la transformación y la disrupción, Sara. Incluso desde antes de conocer tu tesis de las escuelas sustentables, nos habías demostrado tu capacidad de estar siempre por delante de la competencia…
Yo lo miraba casi sin pestañear... sabía lo que era capaz de hacer, pero siempre había confiado en mi carácter fuerte para todo, al tiempo que conservaba la humildad, por lo que se me hacía un poco difícil estar escuchando tantos halagos de los altos mandos de la empresa.
Vicepresidente – Siempre estás jugando a la ofensiva… reinventando y mejorando aspectos de la empresa y buscando dónde generar nuevos negocios… ¡Eso es algo completamente valorable aun cuando a veces te hayamos rechazado proyectos (sonrió)! Además eres muy querida por todos los empleados de nuestra empresa… creas cultura, inspiras a tu equipo de trabajo y manejas un estilo de comunicación único… no hay frontera, idioma, cultura o generación que te pongan freno y eso, te será por demás útil para mantener un ambiente laboral estable dentro y fuera del país.
Sara – De verdad que se los agradezco mucho. Pero creo que no es para tanto… (sonrojada y bajando la vista unos instantes)
Presidente - ¡Claro que lo es, Sara! Sabemos que eres humilde, pero por favor no te subestimes. Eres una líder nata. Inspiras, alientas a tus compañeros permanentemente, les das la libertad de pensar y aportar también desde sus distintas posiciones y trabajas a la par de ellos aun cuando están a tu cargo. ¡Todos quieren seguirte y trabaja contigo! (sonriendo y mirando a sus compañeros, quienes en todo momento asentían mientras me miraban fijamente con unas enormes sonrisas de portada de revista norteamericana, aun los que no hablaban o ni siquiera entendían nuestro idioma nativo)
Sara – Bueno… (sonrojada y bajando la vista una vez más para mirar mis manos y pensar lo que decir) Estoy realmente agradecida por lo que me están proponiendo, y por las valoraciones que me hacen como profesional. Para mi es un orgullo ser parte de esta empresa, y lo será sin dudas, poder ocupar este cargo…