2.- El guardaespaldas

1834 Words
—¡Chlo, esto es una amenaza! —grita Jen, que viene llegando a mi lado. —Jen, no grites —digo tranquilizándolo. Mi coche es negro y está lleno de pintura roja. Dejaron un mensaje en el en la ventana que dice: "Ahora es pintura, la próxima vez, será sangre" Un escalofrío me recorre la espalda. En esta carrera me he enfrentado a muchas amenazas, pero nunca han ido más allá de unos cuantos insultos. —Llama a tu padre de inmediato —me pide Jen angustiado. —No, no quiero ponerlo nervioso— respondo, aunque en el fondo ya estoy asustada. —¿Y entonces qué vas a hacer? Obviamente se va a enterar de esto —advierte Jen. Sé que tiene razón, pero ahora va a confirmar que estoy en peligro y no sé cómo vaya a reaccionar. —Si no lo haces, llamaré a tu madre —amenaza Jen al verme tan seria. —Jen, eso no es justo, sabes que mi madre es capaz de mudarse a vivir conmigo. —Chloe, esto no es una broma —replica muy serio—. Es una amenaza en toda la extensión de la palabra, en todo el tiempo que tengo trabajando para ti, nunca había visto algo así, y eso que el juicio fue esta mañana. Bufo frustrada porque sé que tiene razón. Mi padre tiene su oficina en el mismo edificio, sólo que en diferente piso. Sin posponerlo más, le marco y de inmediato me contesta. —¿Sí? —Papá. —¿Qué pasa, hija? —Puedes bajar al estacionamiento, hay algo que quiero mostrarte —le pido con tranquilidad. —Claro, enseguida voy, Bon está por llegar a recogerme. —Está bien, aquí te espero. Me doy la vuelta y Bon viene llegando. Ha sido el chofer y guardaespaldas de mi padre por muchos años; en cuanto ve mi coche, se baja de inmediato. —¿Qué es esto señorita, Chloe? —pregunta sobresaltado. —Una mala broma, Bon. —No me parece ninguna broma —asegura revisando el coche. En ese momento escuchamos que se abren las puertas del elevador, mi padre sale y se acerca a nosotros. —Esto no puede ser, te lo dije Chloe —me reprende—. Ese hombre es peligroso, su cara cuando te amenazó era de advertencia. —¿Y qué querías que hiciera papá, qué dejara libre al cantante, cuando por poco mata a su mujer? —pregunto molesta. —Te entiendo hija y créeme que lo sé, pero esto es demasiado. —No pienso dejarme amedrentar, no voy a hacer nada para cambiar el veredicto —aseguro. Mi padre se mueve de un lado a otro preocupado. —Señor —lo detiene Bon—. Ya contacté a un amigo que tiene una agencia de seguridad, de hecho él es el dueño y se encargará personalmente de la seguridad de la señorita Chloe, le aseguro que estará en las mejores manos. —Perfecto Bon, te lo agradezco —responde mi padre más tranquilo—. Chloe, me sentiría más seguro si esta noche, te quedas en mi casa. —Pero papá, en mi edificio hay mucha seguridad, no creo que vaya a pasar nada. —¿Qué opinas, Bon? —le pregunta con preocupación. —Podríamos hacer una inspección al edificio ahora que la dejemos y le daré mi opinión al respecto —responde Bon. —Está bien —afirma mi padre y me señala—. Pero tú guardaespaldas empezará mañana a primera hora. Asiento, aunque no estoy muy convencida. —Bueno Chloe, yo me voy, nos vemos el lunes —se despide Jen. —Claro, disfruta tu fin de semana. —Si necesitas algo, no dudes en llamarme, tengo mi agenda libre y puedo hacerte compañía. —Gracias, pero por favor, arregla tus problemas, que esa agenda debería estar ocupada. Asiente y nos despedimos. Nos subimos a la camioneta de mi padre y durante el trayecto a mi apartamento, Bon hace algunas llamadas para que recojan mi coche y lo limpien. —Señorita Chloe, su coche estará listo en unos días —dice mirándome por el espejo retrovisor. —Gracias, Bon. —Chloe —mi padre llama mi atención para que lo mire—. Es mejor que uses una de mis camionetas, me parece más segura que un coche deportivo. —Sí, papá, como tú digas —contesto resignada. —También preferiría que tu guardaespaldas se instale en tu apartamento, para que te cuiden día y noche. —No creo que sea para tanto —bufo. —Perfecto, si no es para tanto, llamaré a tu madre para que te haga compañía. Pongo los ojos en blanco, adoro a mi madre, pero me gusta mi privacidad y sobre todo mi libertad. —Le asignaré una habitación al guardaespaldas —respondo—. No tienes porqué ser tan drástico. Mi padre sonríe y me toma la mano. —Gracias Chloe, así me quedaré más tranquilo; además tu madre te adora y estoy seguro que estaría feliz de pasar unos días contigo. —Yo también la adoro papá, pero no me deja respirar cuando la tengo cerca. Él asiente, porque sabe perfectamente de lo que hablo. Siento que con la separación de ellos, mi madre se aferró a mí, lo que es normal, pero me llevó a los extremos en varios sentidos dejándome un poco traumada con la idea de formar una familia. Después de unos minutos llegamos al edificio de apartamentos donde vivo; mi padre y Bon revisan todo antes de que pueda bajarme, cuando ven que todo está en orden, por fin, puedo subir. Vivo en el penthouse, el último piso. La verdad, me encanta, vale la pena todo el dinero que invertí en comprarlo. Tengo una vista preciosa al mar, hay jacuzzi y una pequeña piscina de cristal en el balcón. Son 4 habitaciones, cada una con su baño; tengo gimnasio, oficina, una sala enorme y la cocina muy amplia. Vivo muy feliz aquí, aunque es demasiado grande para mí, siempre me han gustado los espacios abiertos. Le pedí ayuda a una de las mejores decoradoras de interiores, mi madre, para que dejara todo perfecto y así fue, la decoración es minimalista en la que destaca el color blanco y amarillo, definitivamente es la mejor. Mis padres tienen una buena posición económica y aunque siempre puedo contar con ellos, he logrado hacerme de mí fortuna con mi esfuerzo, me gusta vivir bien y no escatimo en gastos para obtener lo que quiero. —Bueno hija, te dejamos, mañana a primera hora llegará el guardaespaldas, le daré la clave para que pueda subir. —Perfecto, gracias papá —me acerco para darle un beso. —Cualquier cosa que necesites, no dudes en llamarme. —Estaré bien —aseguro. Se van y voy a mi habitación a ponerme ropa cómoda. Tres veces a la semana viene Wanda, es la persona que me ayuda con la limpieza y me deja comida hecha para varios días, la adoro, es muy linda y además cocina delicioso. Pongo el guisado que me dejó en el microondas y abro una botella de vino para cenar, estoy hambrienta y como mañana descanso, el vino me servirá para relajarme, después de todo lo que he pasado hoy, creo que me lo merezco. Disfruto de la cena escuchando música clásica. La verdad soy muy feliz con mi vida, de vez en cuando me hace falta un poco de sexo, pero prefiero usar alguno de mis juguetitos para ayudar con eso. Jen me regaló uno al que apodó: dark diamond y es bastante entretenido, un tamaño normal, pero con muchas funciones, digamos que cumple su objetivo y me deja satisfecha, aunque obviamente nunca se va a comparar con algo real. Termino de cenar y me voy a mi habitación. Estoy tentada en tomar mi juguetito para relajarme, pero no estoy de humor para satisfacerme así. A veces, tener una carrera tan reconocida e importante, limita algunas cosas, no puedo tener encuentros casuales o podría afectar mi reputación y prefiero evitar polémicas. La última relación que tuve, fue con un abogado que tenía su oficina en el mismo edificio que está la mía, no puedo negar que nuestros encuentros eran buenos y satisfactorios, pero empezamos a tener problemas cuando me propuso matrimonio. Me invitó a cenar en un crucero, yo iba preparada para pasar una gran noche, pero, en medio de la cena, se puso de rodillas y me pidió matrimonio frente a muchas personas; ver un anillo de compromiso apago cualquier pasión que estuviera empezando a sentir por él, muerta de vergüenza le dije que era demasiado pronto. Parecía haberlo entendido, pero aprovechaba cualquier momento para seguir insistiendo; al final, con mis rechazos, prefirió cambiar su oficina a otro edificio y no volví a verlo. Me enteré que se casó hace poco, parece que realmente tenía prisa por formar una familia y obviamente yo no era la mujer indicada para eso. Me retiro el maquillaje y me aplico las cremas de noche para el cuidado de mi cutis. Después de lavarme los dientes, me voy a la cama, ya estoy acostumbrada a dormirme temprano por lo que me acomodo en mi enorme cama y no tardo mucho en quedarme dormida. Por la mañana muy temprano me despierto asustada al escuchar el timbre con insistencia. Me pongo de pie y voy con prisa a la puerta, cuando abro, me quedo un poco sorprendida; hay un hombre vestido con un traje negro y lentes oscuros. —Buenos días, señorita Lawrence —me saluda muy formal—. Mi nombre es Theo Demaryius, vengo a presentarme, porque a partir de hoy, seré su guardaespaldas. Paso saliva impresionada. Me imaginaba a mi guardaespaldas como Bon, un hombre mayor. —Pase por favor —digo. Entra y se queda de pie al lado de la puerta. —Tome asiento —le pido señalando la sala—. Permítame un segundo, por favor —me disculpo para correr a mi habitación. Voy directamente al baño. Tengo el cabello revuelto, los ojos hinchados y no puedo estar más avergonzada de que me viera en estas condiciones. Me mojo la cara y me lavo los dientes, recojo mi cabello y respiro profundo. Al volver a la sala, él sigue de pie. —Me gustaría que habláramos de algunas medidas de seguridad —propone. —Está bien —camino hasta un sillón y le hago una seña para que tome asiento frente a mí. Se quita los lentes y empieza a explicarme los pasos que estaremos dando para mi seguridad. Tiene una voz gruesa un poco imponente. Me quedo observándolo mientras habla; tiene el cabello negro, ojos café oscuro y unas enormes pestañas que ya me gustaría tener a mí. Su nariz es recta, sus labios son gruesos y se los moja en varias ocasiones con la lengua mientras habla. Es un hombre bastante formal, puedo notar que realmente tiene experiencia en su trabajo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD