Isabel - ¡No puede ser! ¡No puede ser, hija! – con la mano en la cabeza y caminando desesperada de un lado a otro de la habitación del hotel - - Pues el documento es legal, según me han dicho. Papá lo firmó antes de morir – extendiéndole la mano con los papeles, para que lo comprobara por ella misma - - Es la firma de tu padre, pero no puede ser. ¡Tu padre no sería capaz de pedirte algo así! No puede haberse transformado en alguien capaz de intentar manejar tu vida de esta manera – llorando desconsolada y dejándose caer sentada sobre la cama - - Mamá… - agachándome para tomarla de las manos y acariciando su cabello – papá siempre quiso que me casara con Pablo y quizás pensó que así… - me interrumpió, negándolo todo con una sonrisa y una caricia en mi