- Qué demonios te pasa? (tratando de moverse hacia atrás mientras yo me acercaba mirándolo fijamente y sin pestañear) - Cómo puedes estar aquí tan tranquilo después de lo que hiciste? (tratando de contenerme) - No se que te han dicho, Mateo… (haciéndose la víctima)… te juro que yo no hice nada… esa zo… rra… - ¡¡Cállate!! (pateándolo con fuerza). No vuelvas a hablar mal de ella, desgraciado! (lo pateé una vez más) - ¿Qué rayos te pasa? (tratando de levantarse hacia el sillón)… soy tu amigo, debes creerme. - ¿Amigo? ¿Amigo? ¡Mis amigos no golpean mujeres! - No te metas… no sabes por lo que he pasado todos estos años… (comenzando a llorar) - ¿No? ¿tú crees que no lo se? (tomándolo del cuello)… ¡te voy a decir una c