Capítulo 4

1211 Words
- ¿Tú? (dijo sorprendido al verme en ese estado calamitoso y mientras se agachaba para consolarme) -Sácame de aquí, por favor… (Temblando y dejándome caer en sus brazos) - ¡Estás sangrando! (asustado) ¿te di con el coche? No te vi… yo… (Sus ojos se llenaron de lágrimas) -No… (Mirándolo con deseo, como nunca antes había mirado a nadie… dejando que mi piel mojada por la lluvia sintiera el calor de su piel… disfrutando de aquel momento) ayúdame, por favor… Tiempo después me contó que me tomó en brazos y me llevó a su coche. No se como fue. Me desmayé… solo recuerdo que cuando desperté, estaba acostada en un sillón de una sala desconocida, y el rostro de mi ángel estaba muy cerca del mío, quizás más, de lo que me pude imaginar jamás… - ¡Por fin despiertas, bonita! (sonriéndome y aun con un paño sobre mi cabeza) Dude de si traerte aquí o llevarte al hospital… (Sonreí) ¿Me puedes decir que te pasó? Por un momento creí que te había golpeado con el coche…   No dejaba de mirarme y yo no podía hablar. Estaba perdida en sus ojos, en su aroma… como aquella tarde en el mercado. Como cada una de las otras tardes en la piscina…   - ¿No me dirás nada? Está bien… no nos conocemos… (Me hizo reír con sus dulces gestos)… bueno, está bien, si nos conocemos pero no como deberíamos (se paró y se sentó a mi lado). ¿Cómo te llamas? - Sofía… ¿tu? - Mateo…(comencé a reírme) de que te ríes, bonita? (tomando mi rostro con una delicadeza con la que nadie lo hizo antes) - De nada… (su delicadeza, su ternura, me ponían nerviosa, no podía evitarlo)… es… es que ahora entiendo por qué me parecía raro tu acento al hablar alemán (sonreí) - Si, ¡también soy español! Jaja   Ciertamente no le presté mucha atención. Estaba perdida en sus ojos y ellos en los míos. Nuestros cuerpos estaban más cerca que nunca y echaban fuego. Estaba más que claro que toda la pasión contenida durante aquellas tardes de observación, buscaban su oportunidad de aparecer en escena.   - Por… (le costaba hablar y su respiración comenzaba a agitarse con cada palabra que salía de su boca mientras sus ojos seguían fijos en los míos). ¿Por qué no te cambias? Tu ropa está mojada y manchada de sangre.   Asentí con mi cabeza. No podía hablar… no podía creer que todo aquello era real y que tenía al chico con el que tantas noches había soñado, junto a mi. Me enseñó donde quedaba su habitación y me dijo que tomara la ropa que quisiera. Todo era muy bonito allí. Estaba muy bien decorado y… ¿Qué rayos era aquel escudo en la pared? Se me hizo familiar y me acerqué a ver… era su foto con el trofeo de la Bundes liga de Baloncesto…  ¿Acaso se trataba del tal Mateo del Ludwigsburg del que tanto hablaba mi marido? No podía ser… el mundo no podía ser tan pequeño…. Javier jugaba en el Bayer Múnich hacía tres años y había hecho bonita amistad con un tal Mateo Ramos al que nunca vi, ni me interesó ver. Seguramente, sería otro deportista pedante que como él, se piensa que las mujeres solo sirven para figurar.   No podía ser. No podía ser que me hubiera enamorado de otro… ¡rayos! Abrí un cajón para tomar algo de ropa, y ahí estaba… su camiseta que rezaba “Ramos”. No cabía duda. Era él… ¿Qué hacer? Mi cuerpo me pedía a gritos volver a sus brazos. Mi corazón saltaba de emoción de solo pensar en sus ojos de nuevo… parecía diferente… ¿pero si solo era una fachada? ¿Si solo fingía para obtener algo de mí? ¿Si simplemente era igual que mi marido que se mostró dulce durante todos los años de noviazgo para después, una vez en convivencia, dar el golpe en el momento menos pensado?   “Vive el momento, del mañana te ocupas mañana”, decía otra de mis amigas de Madrid. Esta no estaba casada por conveniencia de su familia, y distaba mucho de hacer lo que era socialmente correcto. Tampoco le importaba lo que pensaran o dijeran de ella. Ella simplemente iba a por todo, y a pesar de los contratiempos obvios de la vida, era feliz.   Por eso decidí hacerle caso a ella y a lo que sentía. Saqué coraje no se de donde, cerré los ojos y volví a imaginarme entre sus brazos, como tantas noches… Me coloqué su camiseta y me aparecí frente a él. O mejor dicho, detrás de él, porque estaba parado hablando por teléfono y me daba la espalda. Lo observé, largo rato, sin moverme, algo temerosa de cómo pudiera reaccionar… hasta que se percató de que no dejaba de mirarlo y volteó a verme…   -  Te... te llamo luego… (dijo sin poder creer que me tenía frente a sus ojos, enfundada en una camiseta con su nombre… y mirándolo fijamente, como todos aquellos días)… -  Si te molesta me pongo otra cosa… (sonrojada y mirando al suelo, al ver que no decía nada…). -  No, no… (disimulando su rostro pervertido) está bien, es solo que… no me lo esperaba. -  No quería ponerme tu ropa de diario, y no tienes nada que no sea de marca. (sonrió y se dejó caer en el sillón, en un claro gesto por borrar sus pensamientos iniciales, y cambiar de tema) -  Me dices que te sucedió? (su rostro de repente, reflejó preocupación) -  ¿Para qué? (mirando al suelo y sentándome en el otro extremo) -  Bonita… (acercándose) escapabas de alguien, tenías una herida en la cabeza, ¿qué te sucedió? (yo solo miraba un punto fijo… me tomó de la pera para que lo mirara, y dijo algo que no esperaba oír de esos labios que me volvían loca desde la primera vez que lo vi) me gustas… quiero ayudarte…   No podía reaccionar… me estaba volviendo loca. Deseaba que me salvara, que me rescatara como hasta ahora pero… si le decía quien era mi marido me iba a crear un tremendo problema y le iba a crear otro seguramente más grande, a él. Por otro lado, tenía miedo de que si le decía que era casada, no quisiera seguir cerca de mí.   -Yo… (Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos)… - ¿Qué pasa? (sonriéndome tranquilizadoramente y acariciándome las mejillas de una manera que me estaba haciendo sentir cada vez más deseo)… déjame ayudarte… es evidente que algo te pasa, estabas desconsolada en una calle oscura, en plena noche, lastimada… - ¿Cómo puedes decir que te gusto? ¡Apenas me conoces! (desviando la mirada antes de permitir que mi instinto me llevara a cometer una locura) - Es lo que siento… (Dijo calmado, con voz pausada y tranquilizadora).
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD