Capítulo 8 — Día de función.

2425 Words
El tiempo pasaba volando, y mientras transcurría yo aprendía cada vez más, a vestirme de la mejor manera, a maquillarme, al menos de la forma más básica para resaltar mis facciones. Últimamente mi relación con el prepotente millonario había mejorado significativamente, hasta podría decir que nos habíamos acercado más, claramente si olvidamos el hecho de que suele hacerme enojar demasiado cuando se burla de mis raices, pero me he dado cuenta al conocerlo más de que solo lo hacía por tener el gusto de verme enojada. Hoy saldríamos como pareja ante el público, llevábamos un mes mostrando nuestras salidas y sin confirmar nada, pero habíamos quedado de que hoy lo haríamos, estaba tan nerviosa, mi padre estaba orgulloso, decía que ninguna mujer había podido pescar a ese hombre y que solo su hija podría lograrlo, que yo demostraba de lo que estaba hecha, si mi padre supiera la verdad de todo, seguramente me desheredaría. Aunque nuestro plan le daba prestigio a nuestra empresa y a la de los Simons, ya que en conjunto tenían un imperio pero cada quien se dedicaba a sus aficiones, haciendo del trabajo su pasatiempo favorito, eran los padres Simons quienes manejaban la empresa familiar, por lo tanto cada hijo tenía algo a lo que dedicarse. Mi vestido era elegante y deslumbrante en partes iguales, era un vestido n***o. Seguramente Simons ya estaba por venir. El citofono sonó con una llamada de portería, seguramente anunciando la llegada de Simons. — Señorita Moreno, la espera el señor Simons en portería. — dijo el vigilante. Sonreí, ese idiota, le había dicho que podía pasar si quería. — ¿Le dijiste que podía pasar? — le pregunte al hombre. — Claro que sí señorita, pero dijo que la esperaba aquí. — suspire. — Bien, entonces bajo en un momento. — dije antes de colgar. Tome lo necesario, al menos lo que cabía en mi pequeño bolsito. salí de mi apartamento, camine por el pasillo, tome el ascensor, preparada para lo que fuese que pasará. Apenas salí del ascensor vi a Simons mirando el reloj bajo en su muñeca, seguramente se nos había hecho un poco tarde. — Hola. — salude llamando su atención. — ¿Vamos tarde? — pregunté, pero sus ojos estaban recorriendo mis curvas, anonadado simplemente se aclaró la garganta. — Te ves hermosa, cuando vi el vestido dije que seguramente haría un cambio en ti, pero definitivamente esto no es un cambio sino un milagro. — dijo divertido, me acerqué a él fijándome que el vigilante nos miraba, me acerqué y pegue mi cuerpo al suyo dejándolo confundido. — Gracias, idiota. — susurre en su oído. — no te muevas, el vigilante nos esta mirando y se supone que hoy inicia la segunda fase de nuestro plan. — Simons se estremeció, tal vez la cercanía le incomodaba, no era al único, pero debía hacerlo por nuestro plan. Se giro hacía mí, rodeo mi cintura con su brazo mientras que con el otro me acaricio la mejilla, para luego acercar su rostro al mió y darme un tierno beso que desequilibro todos mis sentidos, cerré los ojos dejándome llevar por el momento. El beso se acabo tal como empezó, tan inesperadamente. — Vamos, campesina. Hoy serás el centro de atención. — dijo él ofreciéndome su brazo. Enganche mi brazo al suyo y caminamos juntos a la salida, al pasar por el lado del vigilante de portería me fue imposible no escucharlo suspirar. — Ah, el amor es hermoso. — dijo el hombre en un susurro audible. Sonreí divertida. Al menos para ese hombre estábamos enamorados y si todos pensaban así al vernos, todo estaría bien. Al llegar al lugar me encontré con una gran sorpresa, toda la familia Simons se encontraba allí, y lograba distinguirlos gracias a todos aquellos titulares que leí sobre ellos, antes de siquiera ingresar al lujoso restaurante intente darme la vuelta dispuesta a irme, pero Steven me tomo de la mano, entrelazando sus dedos con los míos, obligándome a caminar con él hacía donde se encontraba su familia. — No vas a ir a ningún lado, campesinita. — dijo divertido. — Claro que sí, esto no era parte del trato. — dije molesta, él se detuvo inmediatamente, dando media vuelta y quedando frente a mí, levanto su mano libre y acarició mi mejilla disimulando el momento con un gesto tierno. — Yo creo que hacerlo oficial significa esto... — dijo aún mientras acariciaba mi mejilla. — así que traer a nuestras familias es el mejor modo de hacerlo, si no lo hacemos así... Créeme, será un problema para ambos. — dijo seguro de sus palabras, lo mire con el ceño fruncido, un tanto confundida. — ¿Nuestras familias? — pregunte fijándome que mi padre no estaba allí, pero con lo que había dicho, era más que probable que viniera. Él asintió con una sonrisa en los labios. — Si, seguramente algo se le presento a último minuto, pero debe estar por venir. — respondió al mismo tiempo que escuche la voz de mi padre. — Buenas noches. — dijo mi padre, ambos nos giramos con sonrisas fingidas, mi padre sonreía complacido. — mírense, tan acaramelados. Desde el momento en que los vi juntos supe que podría haber algo entre ustedes, son muy parecidos. — dijo orgulloso con una enorme sonrisa. — Usted tiene un don, definitivamente. — respondió Steven con una sonrisa igual de enorme a la de mi padre. Mi padre asintió y se acercó a él para luego darle un abrazo paternal como diciendole: "Bienvenido a la familia" — Es verdad, quien diría que mi hija lograría conquistar al gran Steven Simons. — dijo mi padre antes de alejarse de él, para luego mirarme, sonreí tratando de que mi sonrisa se viera de lo más real. — ven aquí, estás preciosa. — abrió sus brazos esperando a que le correspondiera a su abrazo, me fue inevitable no hacerlo, sentía la mirada de todos los Simons clavadas en mi espalda. Abrace a mi padre, aunque su abrazo ahora se sintiera más caluroso, más familiar, después de todo era la única familia que me quedaba, no conocía a sus familiares y por lo que había notado era un hombre más bien solitario. — Iré a saludar a la gran familia Simons. — dijo mi padre al tiempo que me soltaba de su abrazo, sonreí. — traten de no tardarse, ya los veo bastante ansiosos... — dijo mi padre antes de palmear la espalda de Steven y acercarse a la mesa y saludar a cada uno de ellos. Vi como la familia Simons se alegraba de ver a mi padre y le brindaban un saludo amable, al parecer era querido y admirado por muchos. — Ahora entiendes... — dijo Steven rodeando mi cintura con su brazo. — solo tú podías conquistar al gran Steven Simons. — dijo en un tono divertido. — no podemos hacerlos esperar más, por más que tu padre nos haya ayudado un poco, debemos hacer presencia, después de todo es nuestro momento... Y no te gires, pero si en algún momento ver a nuestra izquierda te vas a dar cuenta de que hay reporteros tomando fotografías de lo bien que nos vemos juntos. — suspire resignada, obligándome a poner buena cara, asentí y me acomode, él me miro curioso, ofreciéndome su mano nuevamente, la tome con una sonrisa en los labios, pero mis piernas flanqueaban. — no estés nerviosa, se que le agradarás a todos. — mire a su familia a lo lejos que conversaba animadamente, mi padre hacia el deber de distraerlos, su madre y su padre se veían como personas amistosas, tal vez fueran amables conmigo, sus dos hermanos mayores conversaban entre sí, mientras que la hermana menor, estaba segura que era menor que él ya que ambos eran los dos menores, no sabía su edad con exactitud, pero no parecían llevarse muchos años, ella parecía molesta con la espera y movía sus pies, ansiosa o tal vez molesta, aunque su ceño fruncido evidenciaba su molestia. — Tienes razón, debemos apresurarnos. — dije con seguridad, llenándome de valor para continuar, los últimos pasos fueron los peores, las miradas de todos se posaron en nosotros, algunos sonreían, otros nos veían con curiosidad. — Buenas noches familia, espero no haberlos molestado por la espera, me quede embelesado con tanta belleza. — dijo Steven disculpándose con su familia, sonreí tímidamente, aunque fuese parte del show no podía evitar sonrojarme con sus halagos. Sus padres se pusieron de pie, su padre era quien encabezaba la mesa, al lado estaba sentada su madre y al otro costado de él su hija, un poco más allá se había sentado mi padre. — veo que como en los viejos tiempos hemos agrandado la mesa. — comento divertido Steven, sus padres sonrieron por su comentario al igual que sus dos hermanos, mientras que su hermana mantenía un gesto serio. Mientras su madre fue la primera en acogerme en sus brazos, y su padre lo saludo con un breve abrazo paternal. — Es un placer conocerte al fin. — dijo la señora Simons mientras me apretaba con fuerza, me soltó con una sonrisa sincera en el rostro. — mi hijo jamas había presentado a sus novias, debes ser alguien excepcional para que se decidiera al fin a presentarnos a su chica. — ella parecía estar muy feliz, y sus palabras hicieron que mis nervios se calmaran un poco. — El placer es todo mío, señora Simons. Su hijo me ha hablado mucho de su familia, especialmente de usted. — susurre esta última frase. — pero no se lo diga a nadie, no quiere que se sepa que tiene preferencias. — ella sonrió, alegre. — Ay querida, eso no es novedad. ¿Quién podría ser su favorito, si no yo? — sonreí, ya me había dado cuenta de donde había sacado Simons lo engreído. — Tiene razón. — dije sonriendo amablemente, a ella no podía tratarla como a su hijo, ademas se veía mucho más agradable que él. Su padre ya se había alejado de Steven y se giro hacía mí, al igual que su esposa con una enorme sonrisa en los labios. — Debo darte un enorme abrazo por hacer que este descarriado sentará cabeza. — dijo dándole un suave golpe en la parte trasera de la cabeza a su hijo, él se quejo brevemente antes de que su padre me diera un fuerte abrazo, pensaba que Steven era un hombre de muchas mujeres, pero su familia aseguraba lo contrario, alabandome como si fuera yo un milagro. Me soltó y posó su manos en mis hombros. — te lo agradecemos, has ayudado mucho últimamente a esta familia. — dijo el padre de Steven, pero antes de que pudiera responder o preguntar cualquier cosa, Steven me tomo de la mano y su padre me soltó de los hombros. — A ver, debo presentarla a todos, no la acaparen demasiado tiempo. — dijo Stiven, aunque las palabras de su padre eran las que me rondaban la cabeza. — vamos mi campesinita. — dijo él, logrando llamar mi atención, lo fulmine con la mirada, él sonrió de manera diferente, como solía hacerlo últimamente, era algo que en realidad me confundía. — ven aquí. — me arrastró hacía sus dos hermanos. — ellos son mis dos hermanos mayores, ambos ya son dos hombres felizmente casados. — ambos me regalaron una sonrisa amable. — Así es como deberías estar tú. — le dijo el que estaba sentado más cerca de nosotros, se puso de pie y me extendió la mano. — es un gusto, yo soy Jackson Simons, e indiscutiblemente el más guapo e intelectual de los tres. — dijo señalando a sus dos hermanos varones. Tomé su mano al tiempo que sonreía por su broma. — El decir algo como eso solo te hace ver como el menos agraciado y no solo eso sino también engreído. — comento su hermana desde su asiento, la miramos al mismo tiempo, parecía ser una chica difícil. Él volteo los ojos al techo y se volvió a mí. — Es un gusto conocerte, Jackson. — dije con una sonrisa tímida. Solté su mano con suavidad, el siguiente hermano se puso de pie e hizo lo mismo que el anterior. — Soy Noah, el mayor de todos, mi familia te envía saludos, querían conocerte pero se encuentran en un campamento en estos momentos. — sonreí agradecida. — Es un gusto conocerte, puedes decirles que también les envió saludos, y espero conocerlos pronto. — él asintió con una sonrisa en los labios y volvió a sentarse. — Su familia son: sus dos hijos y su madrastra... su esposa murió en un accidente automovilístico. Tal vez por eso quiso llevarnos al infierno a todos juntos. — susurro Steven en mi oído. — la amaba demasiado, su matrimonio actual ha sido arreglado. — dijo al tiempo que me empujaba hacía el otro lado de la mesa, hasta donde se encontraba su hermana. Ya estábamos frente a ella, pero ella no hizo lo que sus demás familiares, no se puso de pie ni se presento, así que Steven se aclaro la garganta y habló. — Y ella es la menor, como verás la única mujer y la más consentida. Eso y grosera. — dijo poniendo más acento en aquella última palabra, ella rodó los ojos y se giro hacía nosotros, aunque no se tomo la molestia de ponerse de pie, al menos extendió su mano. — Hola, soy Emily. Y tú eres la campesina de mi hermano, sí. Apuesto a que no le duras más de tres meses, y eso, te estoy apostando mucho. — dijo con arrogancia. La mire sorprendida, molesta quise responder pero nuevamente me limite a sonreír. — no eres su tipo. — culmino. Steven abrió la boca dispuesto a hablar pero puse una mano en su pecho para detenerlo. — Así es, soy la campesina de tu hermano, así me llama en modo de cariño... Y seguramente no le dure tres meses, porque duraremos más, precisamente porque no soy su tipo, tengo cerebro. — dije al mismo tiempo que ella sonreía por mi respuesta, dejándome confundida. — Es cierto, es lista. — la escuche decir, mientras que Steven y yo nos dirigíamos a nuestros asientos. Vi a sus hermanos sonreír, incluso mi padre y los suyos sonreían, tal vez era mi impresión pero ellos lo veían como una prueba para mí, ¿Acaso creían que perdería los papeles como toda una niña rica? No sabían quien era yo, eso era seguro.
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