♧ 2. Prometido ♧

4966 Words
| Audrey Letterman | Luego de un corto recorrido estamos en un café muy concurrido, no es el más elegante o caro pero tampo muy bajo. Es un café flexible a muchas personas, aunque se oye mal de mi parte realmente no lo es, vengo acá porque me encanta por la forma que atienden a sus clientes, el lugar tiene un atrayente aroma y cada vez es más grande, voy detrás de mi Abu, me comenta sobre su último viaje. Le gusta hacer viajes cortos de ves en cuando no muy seguido, antes le gustaba los viajes largos pero conforme la edad avanza unas cosas cambian. Llevo mis manos a mi cuello tirando lentamente de mi cabeza hacia atrás haciendo presión por la sensación últimamente familiar. Un mesero se nos acerca. ― Buenas tardes ― saluda inclinando un poco la cabeza hacia atrás nos sonríe ― ¿En qué puedo ayudarles? ― Una mesa para dos por favor, alejada y cerca de uno de los ventanales, sólo con una silla ― pido amablemente. ― Siganme por favor. Caminamos hasta llegar a una mesa como lo e pedido alejada y cerca de un ventanal, hay dos sillas. ― Ahora retiro la silla ― habla el mesero tomando la silla se acerca. Mi Abu maneja con facilidad su silla hasta colocarse frente a la mesa, yo me coloco frente a ella. La silla es acolchonada, muy cómoda. ― Aquí tienen la carta. Al tomarla la cierro con una sonrisa. ― Un capuchino y pastel de chocolate por favor ― pido entregando la carta. La sensación se hace más intensa en mi cuerpo recorriendome de forma petrificante. ― A mi un te de frío y pastel de vainilla ― pide mi Abu. ― En unos minutos estoy de regreso. Se aleja de nosotras, mi abuela se aclara la garganta. ― Ahora que ya nos encontramos lejos o bajo el radar de la bruja de tu madre ― veo mal a mi Abu por como la a nombrado ― No me mires así que tu misma sabes que es una arpía... ― Abu por favor ― susurro con pensar llevando mis manos a los costados de mi cabeza presionó mis dedos en mis cienes ― No se porque se llevan tan mal tu y mi madre, bueno, tu y toda la familia, pero por favor deja ahí el tema... ― Cariño... ― susurra con pesar negando lentamente con la cabeza ― te quieren casar con un desconocido y tu ¿Aceptas así? ¿Tan fácilmente? Muerdo mi labio inferior evitando el temblar, me dejaran en paz... Nos dejaran en paz. ― Por primera vez haré algo bien para ellos, por favor no sigas. ― ¿Te oyes linda? Yo quiero que tu seas feliz y mira... ― ¿Y tú notas la realidad Abu? La última vez que quise ser feliz, termine con varias oportunidades en la quiebra, me buscaron por cielo mar y tierra y no se aún el porque se dieron el tiempo de hacerlo porque creo que para ellos es mejor si me voy o estoy muerta, pero ese día me demostraron que aunque tu existas ellos también tienen el poder, las propuestas de trabajo fueron retiradas y mis tarjetas canceladas y no puedo hacer nada porque ellos no me han dejado volar, tengo cadenas... ― y tu cedés ― me recrimina. Muerdo mi labio inferior de nuevo con fuerza. A veces por más que sean adultos o ancianos no lo pueden ver todo y desean ayudar, apoyarte pero sin saber la realidad no pueden y hablan lamentablemente a ciegas. ― ¿No lo entiendes verdad? En el único momento que tengo paz es cuando ellos están felices y sabes tengo más razones para aceptar esto ― espeto con seriedad. Alza una ceja con cierta burla y curiosidad. Mi Abu es tan cruda que a veces da miedo. ― ¿Así? ¿Cuál? ― ¿No lo notas Abu? Si yo aceptó este matrimonio de la forma en la que lo estoy haciendo tengo a mis padres felices y yo finalmente saldré de esa jaula... ― Para entrar a otra. Suspiro com cansancio. ― Puede ser pero sabemos como funcionan estos matrimonios, tendré más libertad ¿No lo crees? No me conoce, no lo conozco, no le interesó, por lo tanto siempre y cuando sea la esposa intachable y que todo el mundo desea y espera, espero yo poder tener más libertad. ― ¿Ese es tu plan hija? Hacer felices a todos por un poco de libertad. Se que parezco una estúpida pero nadie está en mis zapatos. ― Abu, parece que no conoces a tu nieto. ― Te e dicho mil veces que vengas conmigo ¿Porque no lo haces hija? Conmigo podrías hacer de tu vida lo que desees... ― dejo de oírla desviando la vista. Flasback ― ¡Me iré con mi Abu! ― exclamó con fuerza sintiendo mi corazón a mil. Lágrimas mojan mis mejillas mientras mi madre me empuja hacia las gradas. ― ¡Inténtalo! Y esperemos siga viva al amanecer... Fin del flasback Ese día, aquel día, fue la primera vez que intente huir, mi padre me abofetio por verle dicho a la cara sus verdades, nadie hizo nada por mi, fue la primera y última vez que me agredió de forma física, lo a intentado de nuevo pero no a podido, porque no a tenido razón exacta... No se por que su odio hacia mi pero ese día descubrí muchas cosas. Una de ellas es que no pudo delatarlos porque ellos tienen influencias. Dos, no puedo recurrir a mi Abu Nat porque ellos se encargarán de acabar con ella. Tres su palabra es ley. Y mientras yo no tenga poder, nada puedo hacer, su ambición y loca obsesión por demostrarse como la familia perfecta es tan grande que no les importa a quien pisotear. No tengo otras oportunidades si ellos no quieren, no tengo una salida mientras este bajo su radar, esto es más complejo, tengo su atención ahora y no de la forma en la que antes a sido, ahora soy su pequeña mina de oro, antes el estorbo para sus propósitos. Me siento un asco de persona. ― ¡Audrey! Te estoy hablando hija ― se queja mi Abu. ― Disculpa, me distraje ¿Qué decías? Ella suspira negando señala con la mirada nuestro pedido. No se en que momento el mesero regreso. ― No importa hija, solo quiero sepas que te apoyaré en tus mejores y peores decisiones, deseo des un paso atrás pero se lo venenosos que ellos pueden ser. Mis ojos en este momento están cristalizados, parpadeo así alejar las lágrimas. Mi familia es mala... no puedo dar un paso atrás, están en bancarrota pero eso no impide arruinen la vida de otros... ― Gracias Abu. ● ○ ● ○ ● Camino hacia la barra de la cafetería mientras mi Abu habla con una de las señoras que pertenece a la asociación de beneficencia para los más necesitados. No me agrada y preferí alejarme, me siento en uno de los taburetes, veo a la chica detrás de la barra. Suspiro sintiendo una mirada en la nuca, ladeo la cabeza esperando sea sensaciones mías. ― Buenas tardes ¿En qué le puedo servir? ― Un mufin de chocolate y un capuchino por... ― Que sean dos mufins y dos capuchinos por favor ― expresa una grave con a la vez suave voz a mi espalda erizandome la piel. Mi piel en este momento se siente fría, la joven asiente con la cabeza expresando un "inmediato" mientras se aleja, lentamente giro mi rostro sobre mi hombro sintiendo como se acerca un aroma suave y varonil me acaricia, alzando lentamente la cabeza puedo ver la tela de un saco gris y la camisa negra de cuello de tortuga, lentamente puedo detallar es un cuerpo delgado pero Atlético por los músculos que se pueden apreciar ligeramente, mis dedos pican. Observo como pone sus manos en la isla, sus dedos son largos, su venas algo notables, es de piel pálida, muerdo mi labio inferior por lo acelerado que está mi corazón. ― ¿Tu eres? ― pregunto encontrando finalmente mi voz la cual sale muy suave. Me siento como un pequeño gatito. Me atrevo a alzar lo suficiente mi mentón y vista detallando unos verdes entre celestes ojos que me atraviesan el alma, sus labios se surcan lentamente en una sonrisa, alza con ligereza una de sus cejas. ― Soy Blaz ― su grave y sensual voz me acaricia los tímpanos. Su voz no es un grave muy fuerte, es más una voz suave pero grave con una sensualidad incrustada en cada letra de las palabras que salen de sus labios, sus labios rosas y perfectamente delineados, con una mandíbula finamente marcada, un cabello rubio oscuro y brillante, puedo ver es sedoso. ― ¿Blaz? ― me obligó hablar. Detallarlo con tanta devoción que me hace sentir una persona obsesiva o acosadora pero la forma en la que me detallan sus ojos cuando veo hacia ellos siento que no, lo mío en el no es tan grande como sus ojos brillan sobre mi. Cuando me concentro en sus ojos siento algo muy cercano, como si ya los hubiera vista alguna vez en el pasado. Sus ojos se me hacen conocidos como su voz. ― perdona, Blaz Meyer ¿Y tu? ― interroga. Evitó morder mi labio inferior. ― Audrey Letterman ¿Te conozco? ― interrogó con confusión. El frunce su ceño un poco. ― Un placer... Mmm no, No lo creo, de haber sido así recordaría a una mujer tan bella. Evitó reír pero si sonrio con diversión, es un hombre joven y guapo, tal vez tenga la misma edad que yo o unos 3 años más como máximo. ― Claro, puede sea producto de mi imaginación ― expreso sintiendome algo a avergonzada, mis mejillas se tiñen ligeramente de rojo. ― Soy producto de imaginación de muchas, en especial para alguien... es normal para mi descuida ― expresa sentándose a mi lado. Ruedo los ojos por su ego. Me acomodo para verlo mejor. Es realmente muy guapo, inclino un poco la cabeza apoyándose en mis manos entrelazadas. ― De muchas ¿Eh? ― evitó darle interés. Me recuerdo que me estoy por casar en dos semanas. En dos malditas semanas. ― Algo así ¿Qué te pasó en la mejilla? ― pregunta curioso dejándome helada, su mirada en este momento se ve más opaca. Trago grueso parpadeando lentamente para que no caigan gotas de agua salada por mis mejillas, el recuerdo a cristalizado mis ojos. Mi madre no se conformó con un golpe, no, histericamente fue por otro y nadie interfirio. ― Me di un golpe ― respondo breve, su expresión deja en claro que no cree completamente en eso pero no dice nada. Aún recuerdo el anillo tirando de mi piel por no querer casarme ― ¿Porque esa mirada? Sonrio hacia el. ― ¿Cuál mirada disculpa? ― Esa mirada en tus ojos, pérdida o muy concentrada. Entre abro los labios. ― ¿Me veo muy mal con esa mirada? ― me preocupo. Se ríe negando. ― No es propia para una mujer tan hermosa y cautivadora como tu. Encantador. ― Estrés, provoca muchos... ― malos ― ...recuerdos. Ladea su sonrisa. ― ¿Porque tanto estrés? ― Preparando una boda, es más difícil de lo que crees ― literal. Su sonrisa se ensancha mirándome con curiosidad. ― Te conocí hace 5 minutos y ya me cuentas de tu vida, dime ¿Eres organizadora de bodas? Niego con una sonrisa. Se que no es correcto hablar con desconocidos, que es un peligro pero no me puede hacer nada, la seguridad de mi abuela está en todo el perímetro, a su edad aun pasa por intentos de asesinatos, envidia, egoísmo, avaricia, codicia e información. ― No entro tan fácilmente en confianza pero no te volveré a ver y se siente agradable poder expresarte un poco sobre tus sentimientos con alguien que no te conoce... Y no, no soy organizadora de bodas, estoy organizando mi boda ― aclaró. No se ve muy sorprendido pero si divertido, feliz. ― No te ves como una novia cuando se va a casar. ― ¿Cómo se ve una novia cuando se va a casar? ― pregunto confusa. ― Feliz, ilusionada de unir su vida al amor de su vida. Sonrio sin gracia con un mohín de decepción en mis labios. ― No soy ese tipo de novia ― su sonrisa cae lentamente. ― ¿Porque? ― Todo eso es diferente ¿No? Todos nos casamos por diferentes motivos. ― Lo haces ver trágico y mal ¿Eso te está afectando? ― Esta siendo un desgaste emocional supongo. El traga mirando nuestros capuchinos, no se en que momento lo han traído. ― ¿No puedes sola con los preparativos de la boda? ¿Es eso o un problema con el novio? ¿No estas segura? ¿No se quieren? ― pregunta lo último más bajo. ― Tengo apoyo en lo primero, probablemente no esté segura, lo del novio... No, no lo sé ― seco una lágrima traviesa que se deja caer. Finjo una sonrisa. ― ¿No te quieres casar? ― pregunta preocupado. Hundo mis cejas al oírlo, un nudo se instala en mi garganta mientras niego lentamente seco mis demás lágrimas. ― Es complejo ― respondo con la contraída. El se queda estático frente a mi sin saber que hacer. ― ¿Porque lo es? ― No me quería casar sin amor ― confieso inclinando mi cabeza dejo lágrimas caigan ― Olvidalo, es patético ― me incorporo secando mis lágrimas ― Estas cosas me ponen muy sentimental... No me escuches y a Dios Blaz ― hablo alejandome rápidamente de el lo oigo decir algo que no llegó a escuchar claramente ― ¿Que? ― espeto cuando toma mi mano estremeciendome. ― Serás feliz en tu matrimonio ― asegura besando el dorso de ella ― No tienes porque estresarte. ● ○ ● ○ ● Espero en la sala del consultorio del ginecólogo, mi madre está a mi lado. ― ¿Cuando nos atenderán? ― se queja mi madre. ― Llegamos hace cinco minutos madre ― recuerdo. Me ignora y sigue quejándose sobre diversas cosas, finalmente pasamos a la ala de trabajo del ginecólogo, una mujer de unos treinta y cinco o cuarenta años es quien nos recibe con una sonrisa. ― Me presento, soy la ginecóloga Anyel colega del ginecólogo que te va a tratar, hoy te revisar yo, pueden confiar en mi como el a confiado en mi, necesito pases a la sala de atrás y te cambies por completo por esta bata ― es una de paciente ― Señora Letterman le pido se retire por favor. ― ¿Que? ¿No sabe quién soy yo? ― La madre de la joven, por favor retirarse. Casi discuten pero finalmente la ginecóloga saca a mi madre y posa su atención en mi. ― Debo hacerte unas preguntas antes de empezar, siéntate por favor ― señala su escritorio. Tomo mi lugar frente a ella. ― Digame. ― Son preguntas rutinarias ¿Cuántos años tienes? ― 22. ― ¿A qué edad tuviste tu menstruación? ― A los 10 o 11 no recuerdo con exactitud. ― ¿Has tenido relaciones sexuales? Me sonrojo negando lentamente. ― Mmm... No, bueno si pero no. Ella alza sus lentes para observarme. Respiro profundo recordando lo pasado... No creo eso sea tener sexo. Los días pasan en organizaciones para la boda, viajamos a Nepal, nos concentramos en mi vestido de boda, pensamos en hacer una doble boda, en New York y en Nepal que tiene un tipo Ritual pero se hablará con mi prometido para saber cuál es la mejor forma. Tengo dos vestido en mente, uno simple pero elegante para Nepal y otro realmente único, extraordinario e inolvidable para casarnos por el civil, no haremos una boda por la Iglesia, así lo pidió el alemán, la boda en Nepal sería como hacerlo por la Iglesia ya que está ese tipo Ritual, ahí estará presente solo personas muy íntimas. Hoy conoceré a mi prometido ya que tenemos que hacerle saber cosas fundamentales para la boda, mi vestido dorado suave de mangas largas, caídos por los hombros con un escote en mi pierna izquierda es revelador, elegante y no vulgar, queda ajustado a mi cuerpo, me siento hermosa en el vestido, para mala suerte de mi madre mis amigas venían con nosotras cuando estábamos eligiendo el vestido y me ayudaron por uno elegante pero revelador, que quedará bien con mi cuerpo, me tomo una foto y la envío al grupo, me dicen halagos que me ayuda en esto. Tomo mi cartera saliendo de mi habitación encuentro a mi madre hablando con Lexa, acaricia su cabello diciéndole bellas palabras mientras Lexa se ve molesta e irritada, sus hermosos ojos topan conmigo. ― Cenicienta a llegado ― le hace saber a mi madre quien se gira hacia mi. Me doy muchas palabras de apoyo. Mi madre y Lexa me repasan con la mirada. ― ¿Irás así a la cena? ― pregunta Lexa con fastidio y molestia. Ruedo los ojos caminando hacia la puerta de la casa. ― Hija ese vestido solamente remarca tu muy delgado cuerpo, tenías que ver elegido el vestido que dije, no queremos tu prometido piense sufres de anorexia... No resista tus atributos. «No llores» El mensaje de Ginger diciendo lo contrario a mi madre ayuda ignore sus malos comentarios. ― Mi madre tiene razón Audrey, no quiero creas soy una mala hermana por lo que dire esto con completa honestidad, el vestido es bello pero no para tu cuerpo. Tenso mi agarre en mi cartera. ― Al menos yo si iré a la cena con o sin este vestido. Me fulmina con la mirada. ― Lo único que harás es que mi padre pierda su contrato multimillonario y si eso pasa me encargaré hacerte la vida cuadritos por destruir uno de los sueños de papá. Mi madre se queda callada dejando en claro que esta de lado de Lexa. ― ¿Adivina quien te pregunto? ― interrogó con clara indiferencia. ― ¡Nadie! ― responde con entusiasmo Jeremy entrando a la sala, su emoción desaparece al ver a quien iba esto. El estúpido creyó que era hacia mi. ― Hablo porque quiero, puedo y tengo derecho. ― En vida de otros, no en la mía, así que sino te pidió tu opinión te la guardas, por que irrelevante ya es. ― Sólo te estoy haciendo un favor. ― Que no necesito. ― Dilo de nuevo pero esta vez viendo tu maquillaje y cuerpo en ese vestido. Tenso la mandíbula. ― Me veo bien en el, te moleste a ti o cualquiera, que no quiera ir con un vestido como el tuyo no quiere decir que me vea mal ― señaló el suyo. ― ¡Basta! ― entra mi padre interrumpiendo esta estúpida pelea ― Audrey y Barbara al auto, Lexa no quiero ningún espectáculo. Ruedo lo ojos caminando lejos de ellos salgo de la casa, voy directo al auto de papá, el hombre encargo de la seguridad de mi padre me abre la puerta, entró dando un portazo, minutos después entra papá y mamá, la última comienza a regañarme por lo de Lexa, no digo nada y solo dejo siga con su drama. ― Barbara mejor dile como se debe comportar con el Alemán ― interrumpe mi padre. Mi madre suspira pero acepta. ― Debes tratarlo con respeto, ser amable, dulce, linda, delicada, no seas irrespetuosa o comentes algo fuera de lugar, dale la razón de todo, no discutas, sonríe y se capas de fingir que todo esto te hace feliz, intenta te hable de el, llega a su corazón o su bragueta... La escucho todo el camino al igual que el guardia de papá quién maneja, siento pena de lo que está oyendo, finalmente llegamos al restaurante, el guardia de mi padre me abre la puerta, salgo con su ayuda, el vestido me llega hasta los tacones, mi pierna se revela a cada paso, mi padre nos extiende su brazo, del lado derecho mamá y yo del izquierdo, esto es nuevo y raro para mi, siempre voy atrás o del brazo de uno de mis hermanos, más que todo del de Decer, ingresamos al restaurante, una señorita nos intercepta, el ambiente es relajado, en la entrada del restaurante hay dos grandes fuentes a cada lado, por la noche la luz que lo baña es la luna, el lugar esta solitario, puedo oír la ligera música de una orquesta pequeña, ingresamos después de mi padre dar los datos, nos lleva a una mesa que da al balcón. Estoy a menos de una semana por casarme con un desconocido. Observo no hay nadie. ― El señor no tarda por llegar, por favor tomen lugar y llamenme si necesitan algo. Respondemos con un movimiento de cabeza, mi padre pide agua, el lugar es para cuatro, mis padres se sientan juntos, yo al lado de la vista al paisaje, juntos mis manos inclinando mi mentón a ellas entrelazadas, observo las luces de la ciudad, es cautivadora la imagen. ― ¿Quedó claro todo Audrey? ― pregunta mi padre hacia mi. ¿Está hablando? ― Claro padre ― miento. No se de que habla, paso mi cabello hacia atrás, esta sujeto en una fina coleta. Pasos llaman mi atención, giro lentamente sobre mi hombro encontrandome con un cuerpo en un traje n***o muy elegante, puedo ver sus zapatos y pantalones, subo lentamente observando lo ajustado que queda a su piernas, el cinturón se aferra a sus caderas, puedo ver el pequeño reflejo de una camisa blanca, un saco cubre sobre la camisa, es elegante, conforme más se acerca puedo sentir el aroma de su perfume, por como se tensa su cuerpo noto es de músculos, es un cuerpo grande, muerdo mi mejilla interior, cuando alzó la cabeza ya está a mi lado, las luces del restaurante son algo bajas pero lo suficiente fuertes para iluminar un rostro. ― Lamento la tardanza, tuve un imprevisto ― su voz me recorre a una velocidad sorprendente que quema cada una de mis neuronas. Esto es una oleada eléctrica por todo mi cuerpo, finalmente logró ver su rostro cuando se mueve hacia mi, una pequeña sonrisa casi invisible se forma en sus carnosos labios, sus ojos me hielan la sangre. ― No se preocupe Sr. Meyer, no llevamos mucho tiempo de estar aquí ― responde mi padre caballeroso hacia mi futuro esposo. Observo sus ojos verdes oscuros, unas cejas pobladas, pestañas largas, rasgos muy masculinos, cabello castaño, nariz perfilada, su mandíbula marcada. ― Buenas noches señorita Letterman ― me saluda hipnotizante y encantador, toma una de mis manos ― me presento, Dereck Meyer su prometido. Trago grueso al oírlo, me absorbió, quedó aprisionada en su mirada felina, es salvaje y tentadora, sus labios hacen contacto con el dorso de mi mano sin dejar de ver hacia mis ojos negros, lo sigo detallando sin saber que decir, disfruto de las corrientes proporcionadas por su tacto y de los escalofríos por sus labios. Alguien patea mi pierna debajo de la mesa logrando me queje y mire hacia mi madre, el encantador hombre frente a mi mira hacia donde observo yo. Mi madre sonríe falsamente. ― Cariño el Sr. Meyer te a hablado. Regreso mi mirada hacia el quien tiene la mirada gélida hacia donde estaba mirando yo. ― Un placer, soy Audrey ― regresa su concentración a mi. ― Un placer Audrey ¿Ya has ordenado? ― pregunta tomando lugar a mi lado. Este hombre es absurdamente atractivo. ― Mmmm No, lo estabamos esperando ― aclaró mirando a mis padres de reojo. Barbara mi madre no parece estar agusta con la atención del hombre hacia mi y mi padre molesto. ― ¿Ya has visto la carta? Podemos cenar primero y luego hablar de los últimos términos ― su voz me estremece. Los tres asentimos con la cabeza a su petición, Dereck me ofrece una de las cartas, conozco la mayoría de platillos pero ninguno me convence, parece el lo nota, se inclina hacia a mi rozando su aliento a mi cuello, jadeo inaudiblemente mirándolo por unos segundos a los ojos. ― ¿No le gusta lo que hay en la carta? ― pregunta a mi oído poniéndome nerviosa. ― No, no es eso, sólo no se que pedir ― respondo girando un poco mi cabeza sobre mi hombro observo hacia el, estamos a milímetros de distancia. Sus ojos viajan por mi oído, cuello y hombro, bajando por la orilla de mi vestido, me eriza la piel con su sola mirada sobre mi, pasa por mi hasta llegar a la carta en mis manos. ― ¿Me deja escoger por usted? ― pregunta hacia mi. Observo sus facciones masculinas concentrandome en sus atrayentes labios. ― Puede hacerlo ― respondo demasiado suave. De un momento a otro mi voz me a dejado por los nervios, mis dedos están acalambrados por la fuerza que ejerzo en cada costado sólido que tomo, sonríe tomando mi carta regresa su vista al frente, hacia mis padres, me sonrojo al recordarme de su presencia, él pide por él y por mi. Mis padres nos ven atentos, en un momento llegó a pensar que eso a el le molesta pero si es así lo sabe ocultar muy bien, habla con mi padre sobre sus futuros proyectos cosas que no entiendo, lo mío es la publicidad y fotografía. Mi madre habla también en especial de las virtudes de su hija preferida, Lexa, el Sr. Meyer le resta importancia molestando a mi madre que lo ve ofendida e indignada, entre abro los labios al sentir su mano en mi rodilla sobre la tela del vestido, hace pequeños movimientos circulares con su pulgar, observo su mano en mi rodilla para luego observarlo a él que simula no tocarme, nos traen la comida, el Sr. Meyer habla hacia mi madre. ― ¿Hay algo encantador que pueda decirme de mi futura esposa Sra. Letterman? ― pregunta con un deje de molestia hacia ella. Es mi padre quien le regala una mala mirada a mi madre, ella entre abre los labios observando a mi prometido y a mi, por último a mi padre, regresa su mirada al Sr. Meyer. ― Es encantadora y muy amable, le gusta ayudar a los necesitados, hace labores en los asilos... ― Dígame algo que no sepa la prensa y revistas por favor ― interrumpe Dereck. Me concentro en mi plato de comida, es uno de mis platillos favoritos, incosientemente sonrió. ― Es... ― Se queda en el aire pensando. ― Agradeceré se ahorre sus palabras entonces ― habla Dereck dejándome estatica y a mi padre con incredulidad ― ¿Y usted Sr. Letterman? ― pregunta hacia mi padre. ― Opino que deberíamos comer. Ayudo a mis padres haciendo lo que pide mi padre, comemos casi en silencio de no ser por las breves conversaciones entre papá y Dereck. Al terminar Dereck vuelve su rostro hacia mi. ― ¿Te a gustado la camida? ― pregunta con amabilidad. Eso no quita su seriedad, me intimida pero su amabilidad ayuda un poco. ― Deliciosa. ― ¿Postre? ― Por favor. Pasamos al postre, donde ya comenzamos hablar de la boda, mi madre más que todo. Me siento por un momento incomoda, estoy hablando de mi boda con mi futuro esposo que es un desconocido. ― ¿Cómo será la boda? ¿En Nepal? ― pregunto curiosa hacia Dereck. El brillo en sus ojos me desconcierta, parece emoción. ― Primero nos pasaremos como se acostumbra acá y al mismo tiempo será el ritual que ellos hacen como ceremonia. A mi madre por alguna razón no le gusta donde será la boda a mi me gusta el país, es bello. ― ¿Porque en esos países? ― pregunta mi madre. ― Es donde la mayoría de mi familia sea a casado y querido guardar esas tradiciones. ― Me parece un bello lugar ― apoya mi padre. ― Bueno creo que ya es hora de retirarnos, espero me permitan pasar la noche con su hija ― habla Dereck. Me ahogo con el vino, Dereck golpea suave mi espalda pasandome una servilleta limpio mis labios, para mi suerte manche el mantel y no mi vestido. Nos levantamos del lugar cuando mi ahogo a acabado. ― No me parece apropiado para una señorita como mi hija este con usted tan tarde y... ¿Pasar lo noche? No lo creo adecuado ― dice mi madre. Al menos no me dejo ir. ― No haremos nada inadecuado señora Letterman, sólo me gustaría conversar más con ella y conocernos, mañana la tendran con ustedes. ― No me convence mi hija es una niña recatada... ― ¿Qué opina usted? ― interrumpe Dereck hacia mi ― ¿Es un problema para usted? ― pregunta hacia mi padre también. ― No claro que No, me parece bien ― responde mi padre. Por primera vez veo en desacuerdo a mis padres, Dereck me mira a mi esperando una respuesta. ― Si Sólo trata de convivir me parece bien ― respondo no muy segura de esto. Toma mi mano acariciando los nudillos de ellos con su pulgar, mi piel se eriza, observo el tacto de su mano en la mía, se siente bien, tan bien como él, el hombre me intimida mucho aun nivel que causaría miedo de no ser por su amabilidad, mi madre y padre se ven sometidos a el ¿Y cómo No? Creo que yo también lo estoy. Su aura se divide en tres fases; intimidante, salvaje y dominante. Me siento hipnotizada por el.
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