✪ 11. Marca ✪

2094 Words
Helena Lennox Bloqueo la puerta con seguro girandome hacia mi querido esposo el cual con el máximo cinismo se acerca a mi tomando mi rostro con falso amor que un despreciable como el no puede sentir. Trato de que mi cuerpo no tiemble del enojo y furia que me enciende, el toma mi rostro para poder besarme, me alejo antes de que complemente su cometido haciéndome aún lado. — Solo una norma tengo con ustedes ¡Solo una! — espeto enojada. Ese cariño y cuidado que fingía tener anteriormente se borra y me mira cansado, es increíble ¿Me mira cansado? ¿El a mi? Soy yo la que está cansada. — ¿Ya te fue con su maldita queja? ¿Que? ¿No es un adulto ya? — se pregunta molesto — yo no crié niñitas debiles que a la primera oportunidad que tienen se vienen a quejar con su madre como unos completos mari... — el impacto de mi mano hecha puño contra su mejilla lo deja a medias. A penas sin poder decir nada, le girado la cara, el sonido de un hueso tronar resuena y me preguntó si fue de mi mano o su rostro Pero no siento nada. — No fue ninguno de los dos que lo dijieron y óyeme bien maldito miserable hijo de puta — saco mi arma defensiva conforme se empieza a incorporar mirándome severo — ¿Disfrutaste quemar a mi hijo? ¡A mi hijo! ¡Nuestro hijo! — me acerco a él sacando de mi arma un tubo de metal que se empieza a calentar. Su mirada está fija en mi. — Helena creo que debes controlarte — su voz es baja Pero completamente amenazante, mentiria si digo que no me da miedo. Lo importante aquí son mis hijos, la imagen de Mael hoy antes de ir por Fadyx aún está clara en mi, como se subió rápido la camisa, Pero ví esa quemadura y ningún hijo mío será dañado de esa manera. Me llevo un poco saber a ciencia cierta que ocurrió Pero ahora que lo sé no debo de contenerme, incluso se atreven a hacer sentir incómoda a Fadyx. Dios, parece que no ven lo importante que es ella para nuestros hijos. — ¿Controlarme? ¿No debiste tu pensar en eso antes de dar a nuestro hijo? — Helena, amor mío — da un paso adelante hacia mi — sabes que amo tanto a nuestros hijos como tú a ellos, y Mael es mi mayor orgullo, solo le estaba recordando su lugar, el no debe darle tanta libertad a esa niña, lo sabes muy bien. — Dhymas — interrumpo la mierda que está por decir — estoy cansada de que para cada daño que le hacen a mis hijos tengan una estúpida excusa ¡Por eso no les gusta visitarnos! Mis hijos se alejan de mi por culpa de ustedes, he dicho una tras otra que pueden hacer la mierda que se les antoje pero no con mis hijos — doy un paso adelante — Pero si de recordar hablamos — paso mis dedos por el borde de su camisa. — Helena ¿Acaso quieres que te recuerde cuál es tu lugar? — la amenaza es clara. Alzo la mirada observando sus ojos, idénticos a los de mi hijo, negros, tan oscuros y profundos. — Me altera que toquen a mis hijos... — su mejilla está tan roja — por favor entiéndeme — bajo su saco y por el rabillo del ojo veo el metal ahora rojo lo alzo y pego la punta sin el menor problema en su pecho sobre la camisa blanca la cual se quema en segundos. Gruñe de dolor tomando mi muñeca con fuerza par alejarlo de él, retrocede y yo voy con el sin alejarlo, empuña mi cabello tirando de él. Cae hacia atrás y tira más fuerte de mi cabello haciendo me queje, el aroma a carne quemada me hace sonreír. — ¡Maldita puta! — gruñe de dolor y sonrió subiendo me sobre el. — Te dije que con mis hijos no ¿Ahora sientes lo que sintió Mael? ¿Quien te crees para dañar a mi hijo? A mi recuérdame mil veces mi lugar pero mis hijos, siempre estarán sobre ti y espera a que su abuelo sepa lo que están haciendo, lo mio no se compara. — Sus esposos están en la puerta — la voz de mi brazalete me avisa. Dhymas aprovecha mi distracción y me empuja haciendo que caiga, mi arma sale volando en el proceso, me giro hacia ella, gateo rápido Pero su mano toma de mi pierna tirando se pone sobre mi. — Desbloquea la puerta — le ordeno al brazalete. — ¿Disfrutaste tu momento Helena? — tira de mi cabello con fuerza. Hago una mueca de dolor. — Mucho... — aseguro. El alcanza mi arma antes que yo y me apunta con el tubo metálico caliente. Es pequeño por lo que es fácil calentarlo y dejar una marca en ti, como puedo me quito a Dhymas de encima, es fácil con su brazo herido, retroceso intentando pararme, está sudando y está furioso. — Helena, sabes que a diferencia de Kenan, yo no quiero golpearte, Pero lo vuelves difícil mi amor, creo que hoy compartiremos una marca en común — asegura con voz pausada. El dolor ha hecho que respire más agitado. Retrocede y el se tira en mi, al mismo tiempo la puerta de la habitación se desbloquea. — ¡En la cara no! — advierto. Sonríe de lado. — Es la única parte de ti que no podría dañar amor... Alza mi arma y apunta mi hombro dispuesto a marcar me igual. — ¡¿Tienes mierda en la cabeza?! — la voz de Nolan se siente como la gloria ahora mismo. Una mano se interpone con la mano de Dhymas alejandolo de mi veo a Odell, Dhymas intenta atacar contra el pero mi esposo es mas rápido y le da un duro golpe en la mandíbula que lo noquea. — Maldito imbécil — lo empuja contra el piso. Obelix se inclina tomando mi arma. — ¿Que ocurrió aquí? — me pregunta Octave. Odell se gira hacia mi y me toma del rostro. — Esposa mía ¿Estás bien? — hay una genuina preocupación en sus ojos. Asiento con la cabeza dejando me abrace me hundo por completo en el, no queriendo enfrentar a Octave y Kenan. — ¿Lo quemaste? — pregunta Kenan a la par de Dhymas. Sonrió de lado sacando mi rostro del pecho de mi esposo. — El quemo a mi hijo — espeto — y no tenía ningún derecho de hacerlo. Kenan alza la mano y Octave lo detiene. — Mejor llévate al imbécil de Dhymas — pide Octave. — Luego hablaré yo con ustedes — espeta Nolan poniéndose a mi lado — ¿Te lastimo? — pregunta haciendo aún lado mi cabello para verme. — No, solo tiro de mi cabello algo fuerte. — No vayan a llamar la atención de los demás — advierte Obelix. — Esposa — me llama Odell tomándome de la nuca — vamos a que tomes agua y arreglarte la ropa, el cabello y el delineado, se te ha corrido un poco y los demás — se gira — dejaremos tranquila a Helena. — Si, Keven acompa a Odell y Helena — ordena Nolan. Ocatve, Nolan y Obelix se quedan. Keven y Odell me llevan a otra habitación continua del edificio, Odell me sienta en una de los sofas y Keven me sirve un poco de agua. — ¿Puedes explicarnos de que quemadura estás hablando? — pregunta Keven poniendo el vaso de agua en mis manos — ¿Y por qué de nuevo has sido desobediente? — su pregunta es sería — si no hubiéramos notado que desapareciste de la fiesta ahora estarías marcada Helena, sabes que Dhymas es tan maldito como Kenan — me reprende molesto — si hay un problema lo hablas con nosotros. — Ustedes a veces también son duros con mis hijos, se les olvida que son nuestros hijos y los tratan como simples descendientes que deben estar al margen de lo que se espera de ellos — le recuerdo molesta tomando el agua. — Es cierto pero para que Dhymas haya quemado a Mael tuvo que haber sido serio, sabes que es su hijo preferido, igual que para Kenan. No, estoy segura que Kenan tiene una preferencia más obvia hacia mi hijo Kendall, es difícil ver cómo todos mis hijos se esfuerzan por qué todos sus padres estén orgullosos de ellos. Menos Yael y Mael, a ellos les da igual, junto a Mayner, no les importa que pensemos de ellos, ellos harán lo que se les de la gana, es probable que algo así hizo Mael y no le gustó a su padre. — ¿Lo están defendiendo? Mi hijo tiene una marca de cigarro en el pecho por Dios, yo lo ví. — ¿Y como sabes que lo hizo Dhymas? ¿Mael te dijo? — pregunta Odell. — Mi hijo no dijo nada por qué como siempre no quiere ocasionar conflictos o ustedes, todos ustedes los amenazan lo suficiente para que tengan el remordimiento si dicen algo Pero en resumen yo lo sé, yo sé lo que hizo Dhymas y no dejaré que lo siga haciendo. — Helena no actuaste bien al encerrarte en una habitación y atacar a Dhymas, lo has quemado, marcado por completo y esto — me señala Keven con el metal ya frío — tiene una H de Helena, encima lo has marcado con tu inicial. — Será más fácil saber con la zorra que me engaña ahora ¿En qué te molesta Keven? — me inclino tomando su rostro con mi mano — ¿Acaso ahora los apoyas? Me mira molesto tomando mi menton con firmeza. — No, me preocupas tu Helena, y hablaré con Mael. — Si es para regañarlo, se los prohíbo — advierto. Acaricia mi labio inferior. — No, es para saber que ocurrió. Fadyx Mayken Mael y Einer me tienen entre ambos abrazada, estamos sentados en el sofá redondo, observando a los demás, todo va bien y Gael está sentando en el piso cerca de mis piernas con su cabeza apoyada en mi, acaricio y cabello tratando de no reír, luego de lo de Grendel todos se agruparon a mi alrededor, Lavi y Nil están con mi madre y Grax parece haber ido por nuestros padres. — ¿Se puede saber por qué hicieron una fiesta si ahora no puedo tratar con los invitados? — pregunto divertida. — Sabemos que antes te lo celebraban y queríamos que te sintieras en casa — responde Kendall. Sonrió agradecida. — Esto ha Sido muy lindo por parte de todos, Aurora está animando a todos a bailar y pasarla bien, mi madre se está llevando bien con la señora Dairel y mis hermanos con sus padres — digo a Gael e Ilan mirando como hablan. — Pero no pareces estar cómoda — señala Kendall. — Es raro, mi cumpleaños se celebraba en la facción Sonder Bonhomia, con todas las chicas y asistían personas importantes Pero no debía darles mucha importancia, aquí con sus padres, debo tratar de hablar y es raro por qué es en un ambiente muy diferente, la mejor fiesta de mi cumpleaños era la que armaban de manera prohibida... Un lugar vacío, mis amigas y mis amigos, también alguno que otro desconocido — tomo la copa de champagne de la mesa pequeña en medio del sofá. — ¿Sabes que eso está prohibido? — pregunta Einar. — Si, Pero era increíble, lo hacíamos para cada cumpleaños de cualquiera, si somos honestos algunos no pueden seguir unas normas que son muy severas. Es raro no tener a mis amigos, no los he visto en un largo tiempos y creo que estaré más tiempo sin poder verlos. — No se pongan serios — pide Kendall — ninguno de nosostros seguimos siempre las normas al pie de la letra incluso usamos el poder de nuestra familia para salirnos con la nuestra — les recuerda al ver cómo mis compatibles me miran con severidad. — Este piso es cómodo — asegura Gael. Me río un poco de lo que deci, la luces empiezan a subir y oigo como la mayoría empiezan a guardar silencio, todos alazamos la cabeza y vemos como en la trada por medio del cristal con diseños blancos y partes transparentes varios hombres en traje empiezan a acercarse.
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