DADA DE ALTA

1623 Words
JAMES: Escucha "Shelly"... Aunque vayas a vivir con Michael, no te hagas muchas ilusiones ¿Ok? Michael tiene una novia, ¿comprendes? Y no es cualquier novia. Se trata nada más y nada menos que la mismísima Rose Golden, hija del alcalde de Golden Metrópoli. Seguro has oído hablar de ella, sale en todas las revistas de socialité. Y ellos están completamente enamorados, ¿comprendes? SHELLY: No, nunca he oído hablar de ella o del alcalde. En la escuela primaria dijeron un poco de la fundación de esta ciudad hace casi cien años por la familia Golden. Pero no me he informado últimamente de quienes son los herederos ni nada de sus "noviazgos"... JAMES: Sí, los antecesores de Mr. Golden fueron los fundadores de esta ciudad, y el linaje ha continuado en el poder. Como Mr. Golden no tuvo hijos, parece que el cargo se heredará al futuro esposo de Rose, y ella ya eligió. ¿Ahora comprendes lo importante que es para Michael que esa relación funcione? Tú no puedes arruinarla, ni siquiera insinuar sentimientos por él. Cualquier malentendido podría perjudicar a Michael, y si eso pasa, nunca te perdonaré… James miró fijamente a los ojos de Shelly. Su mirada era fría e intimidante. Sus cristalinos ojos grises apenas dejaban ver las dimensiones de sus pupilas. James no bromeaba sobre su amenaza de evitar que se presentara algún malentendido entre Michael y Shelly. Entonces, Shelly comprendió que su papel en la vida de Michael solo sería de amistad, y una amistad muy distante. Con las mejillas ruborizadas, y con el corazón palpitante, Shelly asintió tímidamente, pasando saliva. SHELLY: No te preocupes. No me interpondré entre ellos y cuidaré mi distancia para evitar cualquier malentendido. De todas maneras, yo estaba segura de que un chico tan atractivo como ustedes, jamás se fijaría en mí. De eso ya no me cabe duda. Lo que hace Michael, solo lo hace por ayudarme. JAMES: No abuses de su generosidad. Promete que te irás de su casa en cuanto puedas hacerlo. Y nunca olvides que no debes acercarte demasiado a él para evitar malos entendidos. SHELLY: Lo prometo. Comprendo bien mi lugar, de hecho pensaba pagarle trabajando en su casa, limpiando o cocinando. No quisiera que imagine que soy una aprovechada. Mientras tanto, en el consultorio de los médicos dictaminadores. DOCTOR: Sr. Michael Dolphin, adelante por favor. Soy el Dr. Gómez, especializado en psicología y patologías psiquiátricas. Me corresponde a mí darle el diagnóstico de su pariente, la Srita. Shelly Thompson. MICHAEL: Sí doctor. Buenos días, y gracias.- dándole la mano. DOCTOR: Su cara me parece conocida. ¿No nos hemos visto antes? MICHAEL: Es muy probable doctor, soy enfermero de este hospital… DOCTOR: ¡Ah sí! ¡Ya lo recuerdo! ¡Estábamos hablando mucho de usted! ¡Con esas ojeras casi no lo reconozco! Pensé que ya habían recordado que yo era el enfermero que les había prometido el contacto del familiar de Shelly, y que iban a sospechar de que en realidad yo no era su primo. Mis ojos se abrieron como dos grandes platos y mi corazón casi se me salía del pecho. Mi mente calculaba rápidamente diversas posibilidades para responder, en caso de que me hayan descubierto. DOCTOR: ¡Sí! ¡Es usted! ¿Acaso no es usted el famoso pretendiente de la bellísima Rose Golden? MICHAEL: ¿Qué? Ahmmm… creo que sí… DOCTOR: ¡Sí! La revista de chismes ha hablado mucho de usted "el enfermero que robó el corazón de la heredera Rose Golden"- dijo, enmarcando con sus manos aquél título imaginario de la revista -¿Cuál es su secreto, eh? MICHAEL: Hmmm… Escuchen, ¿Podríamos hablar de mi pariente, por favor? ¿Cuándo será dada de alta? DOCTOR: ¡Ah, sí! Su prima… un terrible caso de intento de suicidio. Usted debe conocer mejor las razones por las que esta joven intentó quitarse la vida. Mire, químicamente su cuerpo está estable, pero durante la observación de la paciente fuimos testigos de su inestabilidad emocional. Su prima requiere de terapia psicológica urgente. De no recibirla, es muy probable que este lamentable suceso vuelva a ocurrir. Si vuelve a suceder, tendremos que internarla para recibir un tratamiento psiquiátrico. Yo sé que usted y su familia podrán brindarle la ayuda psicológica que requiere, ¿no es así? MICHAEL: Sí doctor, yo me haré cargo. Le conseguiré la mejor atención psicológica de Golden Metrópoli. DOCTOR: Sabía que podía confiar en usted. Usted está muy bien relacionado y le será fácil conseguir los contactos para ayudar a su prima. Bueno, solo resta que llene este formulario de alta y ya puede llevársela. Se encuentra en el tercer piso, cama once. Puede solicitar sus cosas en recepción. No olvide surtir su medicación primero. Cuando termine su formulario, por favor déjelo en recepción… MICHAEL: Se lo agradezco mucho, doctor. Y no se preocupe, conozco el protocolo… DOCTOR: ¡Es verdad, Sr. Dolphin, fue la costumbre!- Se levantó dándome la mano- Nos estamos viendo por aquí, y por favor ¡Déle un saludo a su novia de mi parte! ¡Ojalá ella nos pueda visitar por aquí algún día! Salí del consultorio, alegrándome por Shelly, porque por fin ella podría comenzar su nueva vida. Pero no podía dejar de pensar en lo mucho que me molestaba que la gente supiera de mi relación con Rose. En realidad no éramos novios y rara vez salíamos, pero Rose hacía lo posible por informar a la prensa de que éramos algo. ¡Si fuera por ella, ya seríamos prometidos! Lo que pasaba es que Rose, a sus 19 años, era muy inmadura y caprichosa, y decidió encapricharse conmigo. Seguramente cuando sea mayor, se daría cuenta de que el amor no es algo parecido a poseer un ser humano que vió en el aparador de una tienda. Por eso, no había dejado que lo nuestro fuera más allá de estar tratándonos. Además de que la gente empezaba a reconocerme, y eso me quitaba mucha tranquilidad. Bueno, lo importante era que Shelly ya se encontraba dada de alta. Me dirigí con Kate y entregué el formulario con mis datos, como si fuera la dirección de Shelly. Y ella no tardó en darse cuenta. KATE: ¿Y cómo fue todo? ¿Tú... Hmmm… prima, Shelly, ya se encuentra bien? MICHAEL: Sí, Kate. Afortunadamente ya salió de peligro. Ya está dada de alta y voy a llevármela ahora. KATE: Pero, ¿la llevarás a tu casa Michael? ¿Desde cuándo vive ahí? En la última fiesta en tu casa, ella no estaba… ¿Qué no vivías solo? MICHAEL: Hmmm… Sí... Pero, ella llegó del extranjero... Y yo la estoy hospedando mientras mi familia no está… Esa era una buena idea para salir del embrollo, pero los celos de Kate empezaron a hacer de las suyas. KATE: ¿En serio? ¿De dónde viene ella? ¿Por qué no me la has presentado? Y tu "adorada Rose" ¿ya la conoce? ¿Opina que está bien que se quede contigo, solos los dos? ¡Bueno, si yo fuera tu novia, y espero serlo algún día, ya me hubiera muerto de celos! MICHAEL: Kate ¡Tranquila! ¡No empieces a imaginar cosas raras, por favor! ¡Solo somos primos! Y no, aún nadie lo sabe, porque ella acababa de llegar de un lejano país de Europa cuando pasó esto. ¡Cuando esté mejor, prometo que la presentaré a todo el mundo! Por el momento, ni una palabra de esto, ¿puedo confiar en ti? Kate asintió para quedar bien conmigo, pero definitivamente no podía confiar en ella. Pero yo tenía fe en que mi argumento apaciguara su morbo de víbora y no tratara de investigar más al respecto. Estaba preocupado porque todo esto llegara a oídos de Rose. Conociendo a Kate, tarde o temprano, éste sería el chisme del hospital. Kate transformaría cualquier cosa para hacerme romper con Rose, y en su imaginación, ella tendría oportunidad de conquistarme. Pero, ya estaba metido en este compromiso y no me iba a echar atrás. Estaba decidido en ayudar a Shelly, cueste lo que cueste, y mi aventura ya estaba comenzando. Finalmente, llegué con Lolita para solicitar el pase de visitante y entrar a la habitación de Shelly vestido de civil. MICHAEL: ¡Buenos días Lolita! Vengo por Shelly Thompson, aquí tengo el formulario de alta sellado. Yo… soy su primo… LOLA: ¡Michael! ¡Mi niño! ¡Pero mírate! ¡Ya son casi las diez de la mañana y no has dormido nada! ¡Pareces un zombie! Y, además, tú y yo sabemos que esa niña no es tu prima… MICHAEL: ¡A ti no puedo engañarte Lolita! Pero, por favor, no digas nada y ayúdame. Ella es una chica buena, y no tiene a nadie. Acaba de perder a su mamá y no merece pasar por esto sola. ¿Puedes fingir que no sabes la verdad, por favor? LOLA: ¡Ay, muchacho, muchacho! ¡Tú y tu gran corazón! ¡De acuerdo, no diré nada! Pero prométeme que cuando puedas, llevarás a esa chica a mi casa. Tengo que conocerla y saber si es confiable, no quiero que vaya a abusar de tu nobleza… MICHAEL: ¡Te lo prometo Lolita! Verás que es una buena chica y que está muy agradecida. Tan solo está sola en el mundo y no ha sido su culpa. Es solo una inocente víctima de las circunstancias, y de un hombre que las abandonó a ella y a su madre. LOLA: Hmmm… ¿Ya has formulado toda esa opinión de ella a tan solo unas horas de conocerla? ¿No te habrás enamorado, o sí?
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