Ese viernes por la tarde, luego de definir que me esperaría en el hall del hotel a las 18 horas, decidí buscar en mi armario la mejor y más ajustada ropa que encontrara y, además, le puse especial interés a la ropa interior. Sabía que, salvo que hubiera cambiado demasiado sus gustos, David adoraba el color n***o así que me preocupé por elegir el mejor conjunto… dos piezas que todavía olían a nuevo, pequeñas y con bastantes bordados y transparencias. Fuera lo que fuera de lo que quería conversar, estaba segura de que terminaríamos en su habitación disfrutándonos mutuamente. Por como se había expresado en estos días, había notado que seguía embobado por mí, como siempre lo había estado a pesar de que había corrido mucha agua debajo del puente. Antes a él era muy difícil sacarle una palab