Bajo por las escaleras, el timbre suena y me dirijo a abrir. Cuando lo hago me sorprendo al ver... —Alessandro, ¿podemos hablar? ¿Me recuerdas, verdad? Es el bastardo de Gabriel. Me doy la vuelta sin decir nada, me siento en el sofá de mi sala y él me sigue. Se sienta frente a mí y me mira. —Bueno, tomaré tu silencio como un sí. —¿Qué quieres? Tienes dos minutos antes de que te vuele la cabeza. —Iré directo al grano. Quiero disculparme contigo, de corazón, Alessandro. Realmente lo siento, ojalá pudiera cambiar el pasado. Nunca quise hacerte daño, solo era un chico muy estúpido que obedecía las órdenes de Jacob. »Era director de una muy buena universidad en Inglaterra, me mudé a mi país de origen y fui transferido para ser el director de una muy buena universidad, yo cuido a los c