—¿Y tiene pareja, señor Sallow—cuestiono una voz femenina agraciada y de forma cortes, la voz de la madre de Camila—¿Una señora Sallow esperándolo en casa? Por un momento Sebastián sintió algo parecido al alivio porque realmente quería cambiar de tema, pero no esperaba que el tema que podría salvarlo sería precisamente ese. Justo en ese momento hablar de la empresa no sonaba tan mal. —No hay una señora Sallow—respondió Sebastián con una sonrisa forzada en sus labios y aunque no era mentira, tampoco era algo del todo cierto. —¿Y eso porque?— comento la señora, casi con verdadera intriga o deseos por conocer un poco más de su vida privada—es elegante, educado y agraciado, estoy segura de que más de una debe estar detrás de usted. La madre de Camila soltó una pequeña risa casual, como si
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