Pocos minutos después, sirvieron la cena. Algo de comida regional sin mucho picante para Sebastián y pocos minutos después de que la cena comenzara, llego Camila, pero una Camila muy diferente, una que Sebastián no reconoció. Llevaba puesto un pantalón formal de color beige, una camisa blanca y un chaleco tejido, junto con un collar de perlas. En conclusión, una chica buena, quizás ante la presencia de su padres, cuando él sabía que Camila era todo menos eso. —Buenas noches, disculpen la demora— dijo Camila en un tono bastante dulce mientras tomaba asiento frente a Sebastián.—el profesor de piano no me dejo salir hasta que lograra terminar la melodía que estábamos practicando Sebastián alzó levemente la ceja, intuyendo que aquello era una vil mentira, pero claramente eso no era de su inc