Sebastián se sentía extraño, entre decepcionado y enfadado, todo el mundo lo noto, todos excepto Mariana. Ella seguía sin prestarle atención, al menos no más de la necesaria, para ella seguía siendo solo su profesor y para desgracia de él, no podía dejar de sentir lo que sentía por ella. Sabía bien que no era amor, su forma de amar era tierna y dedicada, la última vez que se había sentido así había sido en la universidad y ya tenía muchos años de eso, pero no, no era amor. Era obsesión. A pesar de lo molesto que se sentía, en realidad, una parte de él, quizás la más depravada, la más oscura de su ser, estaba agradecido por la oportunidad porque a pesar de que Mariana aún no tenía ningún sentimiento de atracción hacia él, en realidad no importaba, no si podía acercarse lo suficiente a ell