Después del acuerdo al que llegaron Emma y Pool, el cuerpo de Pool se relajo lo suficiente para aceptar la transfusión de sangre. En otras palabras, fue mucho más sencillo, ninguno de los chicos corrió peligro y en poco tiempo Jack había terminado su labor.
Emma fue la primera en abrir los ojos, no había nadie más en la habitación salvo su amigo Jack, hice un gesto de guardar silencio con la mano justo antes de ponerse en pie. Jack la sostuvo, quiso preguntar porqué no se quedaba más tiempo, pero la respuesta resultaba obvia de alguna manera. La familia de Pool llegaría pronto y Emma no queria ponerse en esa situación.
Justo cuando estaban saliendo, la madre de Pool entraba a la habitación, pasó por el costado de Emma. La señora Lautner se detuvo un segundo, vio a su hijo, y luego vio de reojo a Emma y dijo un suficientemente audible ¨Gracias¨. La rubia no respondió, y la señora Lautner tampoco esperaba que lo hiciera. Ambas continuaron con su camino.
Ya una vez en el carro, nadie dijo nada. Incluso cuando se encontraron con Paola, solo le dieron una breve mirada para que ella se uniera a ellos, parece que nadie estaba de ánimos para hablar. Jake personalmente no sabía como comenzar una platica después de, técnicamente, haber forzado a su mejor amiga ayudar a un lobo, criatura que Emma tenía miedo.
Jake dejó a ambas amigas en casa de Emma, Paola pasaría la noche ahí ¿La razón? Ninguna específicamente, ninguna dijo nada hasta que Jake se fue. Ambas querían hablar de muchas cosas, de todo los cambios que estaba habiendo. Emma quería compartir con su amiga lo que había visto en el inconsciente de Pool, y la sensación que eso la había dejado, como si ella y él fuesen uno.
— Fue una noche pesada, ¿no? — Paola levantó los labios en forma de sonrisa, pero no estaba sonriendo. — Me corrijo, fue un día pesado... — Emma no sabía cómo abordar el tema.
Paola habló en ese lapso.
— Adrián se va a casar. — Emma se quedó con los ojos abiertos, sin saber que decir. Su amiga continuó. — Con alguien de ¨su Reino¨.
— Entonces, él también es... — Ambas lo sospechaban, pero Paola ya lo había confirmado. — Lo siento tanto, Pao...
— Me ha pedido que me quedé con él. — Emma estaba confundida. — Que va a solucionar todo...
— Pero, ¿tú quieres ser parte de ese mundo? — Paola se tiro de espaldas a la cama, Emma la imitó. Ambas miraban el techo. — Honestamente, tenía miedo como reaccionarías con todo lo que nos hemos enterado, pero lo has tomado de la mejor manera.
— ¿Gracias? — Rio sin ganas. — ¿Qué quieres que te diga? Soy una rarita, he leído muchos libros y sé que es imposible que los humanos sean los únicos en el universo. Evidentemente no me esperaba una clase de mundo como el de ellos, pero con todo lo que está pasando creo que es lo último que realmente importa, ¿no lo crees?
Emma que había huido porque no pudo digerir la noticia, sintió una decepción por si misma al escuchar a su amiga. Ella tenía toda la razón, había una loca que la buscaba a muerte y no lo había considerado hasta ese momento, solo estaba concentrada en sopesar toda su nueva realidad.
— Soy una idiota. — Se dijo así misma en voz alta. Paola la miró sin entender, pero Emma no quería hablar de ella en ese momento, no era su momento. — ¿Qué piensas hacer? — Le preguntó.
— Sinceramente no sé, es decir, un matrimonio es ¨El asunto¨ no es algo pequeño para decidir basado en tus emociones, ¿no crees? — Quería llorar, Emma lo sabía por el tono de su voz, y porque no la miraba, sus ojos seguían puestos en el techo. — ¿Qué si le estoy quitando el futuro de su vida? Quiero decir, ahora todo tiene sentido, Emma. Por eso tanta insistencia con el matrimonio.
— Y tú aun sigues pensando igual, ¿cierto? — Ella asintió. — No te quieres casar.
— Emma estamos a puertas de terminar la carrera. — Nuestro último año. Había pasado ya cerca a dos años desde que toda esta aventura comenzó. — ¿Qué si me quiero casar? ¡Evidentemente no! Tengo tantos planes a futuro... — Cerró los ojos. — No estoy preparada aún.
— Es que nunca estuvo en tus planes casarte. — Por muy tradicionales que fueran sus padres, por mucho de que no de las que solo tonteaban con los chicos, Paola nunca había mencionado el matrimonio como objetivo a futuro, o mínimo en como seria la boda de sus sueños. — No tienes que presionarte.
— ¡Claro que sí! — Estaba frustrada, su voz la delataba. — No puedo ser egoísta y pedirle que arruine su vida cuando no estoy dispuesta siquiera casarme con él.
— Paola— llamé su atención, ella giro a verme— es normal no querer planear un matrimonio, no te puedes obligar a hacer algo que no quieres. Además, — me callé un momento porque lo que mi cabeza planteaba no estaba comprobado, solo era una teoría, Paola me siguió mirando— si está en una situación dónde debe casarse por presión...
— ¿Ajá? — Me miró para que continuase.
— Probablemente, no sería como cualquier otro matrimonio ¿Entiendes lo que te digo? — Me miraba algo confusa.
— Algo... — Respondió vagamente.
— Lo quiero decir es, si tienes que forzar tanto querer casarte, no tiene sentido porque ambas sabemos que este es el inicio de todo un laberinto. Literalmente es otro mundo y nosotras apenas nos enteramos de su existencia. — Cayó en cuenta de mi punto. — Solo no pienses en el matrimonio como tal, porque realmente Adrián ni siquiera te lo ha propuesto, solo piensa en tus sentimientos por él. Si crees que vale la pena, dale con todo.
— Gracias. — Me sonrió.
Así que al final nunca pude hablar de lo sucedido, bueno tampoco es que lo estuviera buscando, y era bueno ayudar a mi amiga con el lío que estaba enfrentando. Lo cierto es que quería saber más del tema, específicamente el porqué de esa presión a que se casara con alguien más.
Y para resolver eso necesitaba a Jake. Mi amiga ya no se encontraba en casa, así que aprovecharía el tiempo y llamaría a Jake, la verdad no quería aun toparme con alguno de nuestros amigos por lo que prefería evitar ir a casa de Jake. Estaba apunto de llamarlo cuando tocaron el timbre, mis padres tampoco se encontraban.
Ayer había sido un día muy pesado, y presentía que hoy íbamos por el mismo camino al ver parado frente a mi puerta a Thiago. No estoy diciendo que me desagrada su visita, de hecho, he aprendido cultura general de este nuevo mundo gracias a él, y de hecho fue él quien me rescató no una sino dos veces.
Mi punto era que tenerlo parado frente a mi puerta solo significaba que había cosas de que hablar, y eso inevitablemente se trataba de su mundo, y eso significaba que había algo más por estar al tanto; siendo sincera yo estaba cansada de esta situación, me agobiaba tanta información y tener que procesarla tanta rápido como era posible porque era apenas la punta del iceberg.
Le sonreí luego de dejarlo pasar.
— ¿Qué te trae por aquí? — Pregunté, directa.
De verdad quería hablar con Jake.
— No te ocuparé mucho, — mi reacción de alivio fue tan evidente que se rio— solo traje algunas noticias.
No quería ser lógica en esta situación, pero aún no me entraba en la cabeza porque estaba tan al pendiente de mi. Si me lo había explicado a grandes rasgos (básicamente que todo ser mágico existe para proteger a los nuestros) también confeso que me conocía mucho antes de que naciera, lo cual no entendí, pero prometió explicar... En fin, no era que desconfiara completamente de él, era más bien que sentía que estaba perdiéndome de algo importante.
— ¿De qué se trata? — Me senté y le invité a que lo hiciera.
— Bueno, ya hablé con mi hermana y llegamos a un acuerdo. — Eso era otra cosa que no entendía, ambos me conocían pero uno estaba al pendiente de mí mientras la otra... Parecía odiarme. — Ya no causara problemas.
— Gracias por eso. — Era genuino. No quería otro conflicto como el de Anna sin saber de que se me acusaba. — Sé que ya me lo dijiste antes, pero ¿cuanto tendré que esperar hasta que me des información más concreta?
— ¿A qué te refieres? — Quiso saber.
— Es evidentemente que hay algo más, antes creía que Anna estaba loca pero luego de ver a tu hermana, esa mirada de rencor como si yo le hubiera causado algún daño... ¿Me estoy perdiendo de algo, no es así? — Ladeó el rostro.
— Ella no iba en serio, le gusta asustar a los humanos. — Negué.
— Yo sé lo que vi, ese no era el rostro de alguien que estuviera jugando. Podría jugar que si no fuera por ti, ella me hubiera matado. — Él bajo la cabeza.
— Emma, jamás permitiré que alguien trate de hacerlo siquiera. — Reí sin gracia.
— ¿Yo te gusto? — Sabía cual era la respuesta pero quería hacer ver mi punto. Él negó.
— No de esa manera. — ¡Lo sabía! Lo suyo era más como lo que tengo con mis amigos, como una especie de lealtad. — ¿No te basta con saber que voy a protegerte? — Negué.
— Quiero saber a que me enfrento, quiero saber la verdad. — Pedí. — He manejado muy bien toda la información que me diste hasta ahora, ¿crees que cualquier humano lo aceptaría así nada más?
— Tú no eres cualquier humano, Emma. — Afirmó.
— Eso es evidente. — Volvió a reír por mi gesto de resignación, no era un premio ser quien era, nada de lo que estar orgulloso. — Solo quiero que entiendas que estoy preparada para lo que sea.
— No es el momento. — Sentenció, y estaba vez no iba a ser flexible. El tono de su voz, su postura y su mirada lo respaldaban. — Pero, aquí viene la segunda noticia.
— ¿Qué es? — Pregunté con cansancio.
— ¿Recuerdas nuestra pequeño entrenamiento en mi casa? — Asentí. — Quiero, si me lo permites, entrenarte como se debe. Si es cierto que hay cosas que no sabes aún y te las diera cuando descubras tu verdadero potencial. — ¿Eso que quiere decir? Lo miré mal. — No me des esa mirada, Emma. ¿No puedes confiar en que estoy haciendo lo mejor para ti? — No dije nada. — Mírame como un hermano que se preocupa por tu bienestar.
— Ese vendría a ser yo. — ¿Había dejado la puerta abierta? Era Jakkie mirandonos desde la entrada, bueno fulminando a Thiago con la mirada. — Emma claramente no necesita otro ¨hermano¨.
— Jakkie. — Saludé desde mi posición, me paré hasta llegar a él. — Justo con la persona que necesitaba hablar. — Le sonreí.
— Y creo que es mi señal para irme. — Comentó, Thiago antes de ponerse pie. — ¿Me darás una respuesta?
— Si eso es lo que necesitas para confiarme lo que sea que me estés ocultando, I’m In. — Él me sonrió. — Llámame y déjame saber tu plan concreto.
— Lo haré. — Dijo ya estando en la puerta. — Hasta luego, Dumont.
Mi amigo solo suspiró, parecía que desconfiara de Thiago. En realidad, todos lo hacían, incluso mis padres. Es que teniendo en cuenta mi situación y por todo lo que estaba pasando esta familia comenzó a tener problemas severos de confianza, felizmente mis padres habían comprendido que la vida sigue tal como sus trabajos.
Cuando Thiago se fue, vi la silueta de Adrián a unos metros de mi casa, no cerré mi puerta y me quedé a la espera de que mi amigo me explicara.
— Estoy ayudándole con algo importante. — Respondió a mi no-pregunta. — Solo vine a checar que estuvieras bien antes de salir de la ciudad. — Abrí mis ojos.
— No te irás sin explicarme unas cuantas cosas. — Miré a Adrián y le hice ademán de que viniese. — Y él también tiene qué. — Adrián tenía el rostro decaído pero también avergonzado. Lo paré antes que dijera algo. — Ya me contó Pao, sé que tú también eres uno de ellos— arrastré las palabras— y necesito que ambas expandan el asunto. Me van a explicar ahora mismo que está pasando.