Los tres implicados intentaron cubrirse tan rápido como el cuerpo les dio, entretanto, ingresé al camerino asegurando la puerta y me quedé de pie repasando impávido a cada uno. Solo una chispa más era la que necesitaba para detonar la bomba que estaba a punto de explotar dentro de mí. —Andrés —Carlos se acercó intentando mediar conmigo—, hermano, yo… Te juro que esto tiene una explicación y… Jamás levanté mi mano contra alguien, pero hoy no era Andrés David Escalante, no, hoy era el cúmulo de pedazos que dejaron de mi vida y mi corazón, pedazos que se unieron con el propósito de descargar el coraje que habitaba en mí contra el abdomen de Carlos seguidos de varios golpes más en su rostro dejándolo en el suelo, todo esto, mientras Catalina gritaba que me detuviera y el director la alejaba,