—Dime Jade ¿Qué estarías dispuesta ha hacer por salvar a tu padre? —Preguntó el alemán, conectando su mirada con la de la árabe.
Jade sonrió por debajo del niqab, a pesar de sus tradiciones sabia como seducir a un hombre. Lentamente se acerco a él y su aroma varonil invadió sus pulmones, era un aroma fresco y tentador.
Amaba su aroma.
Karim era demasiado atractivo. Sus ojos grises le parecían hermosos y su mirada dura la hacia sentirse diferente, era una sensación inexplicable de atracción que aun era desconocida para ella. A pesar de que Karim era árabe por parte de su madre no se notaba en lo absoluto, en cambio su nacionalidad alemana era delatada por su imponente altura y su cabello rubio.
Él le atraía, cuando lo observaba se preguntaba que se sentiría besar aquellos carnosos y rosados labios, ansiaba sentir debajo de su tacto la textura de esa leve barba rubia oscura, y pensaba que si las cosas salían como deseaba y el aceptaba su propuesta pronto podría hacerlo sin faltar el respeto al sagrado Corán.
Se armo de valor y en después de soltar un suspiro logro musitar:
—Soy capaz de entregarme a ti — susurró en su oído haciéndolo ponerse rígido —, en cuerpo y alma.