Nicolás Fuentes. Son las 6am y la llamada del oficial me desconcierta por completo. «Sin duda es algo importante como para que lo haga tan temprano, y domingo» pienso mientras camino hasta el balcón para atenderlo. —Atrapamos a Luis Stone —dice apenas lo saludo. —Hace 2 horas, una llamada anónima nos advirtió de un hombre sospechoso que hacía meses vivía en una casa apartada en la costa. Por la descripción supusimos que era él y nos fuimos allí y lo tomamos desprevenido. —¡Ese maldito! —espeto molesto. Todo el estómago se me agria con la sola mención de su nombre. —Ahora lo estamos trasladando a la capital, dentro de unas horas estaremos allí. —¿Dijo algo? ¿Pudiste interrogarlo? —Por eso le llamo —carraspea. —No nos dijo nada, pero pidió reunirse contigo. Dijo que tenía algo impor