Capítulo 3

2170 Words
Al darle la noticia a Lucas este se emocionó. Le agradeció a Mellea su esfuerzo y comenzó a prepararse para dicho evento. Por otro lado, la joven tuvo que organizar un equipo y preparar un informe para poder sacar al pequeño. Entre papeleo y el cuidado a Lucas, el día finalmente llegó. Ella y el joven amo se despidieron por la mañana de Darin ya que este tenía algunos asuntos en el palacio. —Recuerda mi advertencia Olsen— repitió el duque mientras ella asentía. Lucas se despidió de su hermano y enseguida volvió a Mellea. —¿Te tiene a prueba? — asintió. —Creo que tu hermano me odia. —No lo creo. —¿Por qué lo piensas? —Él siempre prueba a las personas en las que ve algo útil. — Mellea frunció el entrecejo y decidió dejar el tema ahí, así que regresaron a la mansión a prepararse. Una vez todo estuvo organizado, se le dio un vehículo a Mellea. Ella llevaría a Lucas mientras dos camionetas los escoltarían, una adelante y otra atrás de ellos. Cuando estuvieron dentro del auto Mellea notó la felicidad del niño. —Eres la primera persona que pide permiso por mí para salir. —¿Significa que te agrado? —Mucho, no dejaré que pierdas tu prueba hoy— ella sonrió. Lucas era un niño muy tierno. Emprendieron su viaje y en cuestión de media hora ya se encontraban caminando viendo los escaparates de la villa navideña. Ya que Lucas quería pasarla de forma casual, le ordenó que se vistiera con su ropa casual y no con el uniforme y que caminara a su lado no detrás de él y en un momento de olvido, Mellea llegó a tomar la mano del niño sorprendiéndolo. Cuando ella se dio cuenta de su error pidió disculpas. Él tosió ligeramente y le dijo que no se preocupara. Continuaron caminando hasta que comenzaron a entrar a varias tiendas para comprar. Lucas consiguió algunos abrigos, adornos navideños para su árbol, un par de libros y otras cosas hasta que su estómago comenzó a gruñir. —¿Tienes hambre? — preguntó ella y él asintió. —Quisiera una malteada de chocolate— por suerte Mellea había visto una cafetería cuadras atrás así que regresaron. Cuál fue su sorpresa al encontrarse con Ana en la calle. —¡Señorita Mellea! Joven amo— saludó. —Hola Ana, ¿Qué te trae por aquí? —De compras— mostró un par de bolsas —Hoy es mi día de descanso así que vine a comprar unas cosas para mi hermano— ella asintió. —Iremos a comer algo así que... si nos disculpas. —Oh claro, mucho cuidado— dijo despidiéndose. —Por cierto, Mellea, si vas a la cafetería te recomiendo los thon et oeuf. Es para morirse— Mellea asintió. —Claro, gracias. Se despidieron y continuaron su camino. —Estaremos en la cafetería una hora al menos. —Iremos a dejar las bolsas— soltó Kevin, uno de sus compañeros que los escoltaba. —Nosotros vigilaremos el perímetro mientras tanto— le informó Kim. Mellea asintió. —Si necesitas algo habla por el radio o el celular. Ya tienes nuestros números— ella les aseguró que lo haría. Una vez estuvieron en la cafetería Mellea quiso ordenar lo que Ana le dijo. Mientras que Lucas pidió su malteada y un postre. Cuando Mellea recibió su platillo notó que era un tipo de ensalada de huevo con apio, chile y algo carnoso que no lograba distinguir. —¿Alguna vez probaste esto? — el pequeño negó. Mellea se encogió de hombros y decidió probarlo. Estaba delicioso. Lucas también disfrutaba su comida. Ambos charlaron un poco cuando, de pronto, Mellea comenzó a sentir picazón en el cuerpo. Varias ronchas comenzaron a brotar lo cual le pareció extraño. Cuando una mesera pasó a su lado preguntó que tenía el plato que consumió. —Es ensalada de huevo con atún— Mellea quedó petrificada. Ahora entendía lo que estaba sucediendo. Comenzó a sentir que le faltaba el aire. No podía ser, sus vías respiratorias se estaban inflamando debido al atún. —¿Mellea? — preguntó Lucas preocupado por ella. La joven sacó su radio y con las pocas fuerzas que le quedaban dijo: —Código rojo— Mellea tomó la mano de Lucas y lo sacó a la calle. Tres hombres la tenían rodeada y su fuerza se estaba debilitando. Colocó a Lucas detrás de ella mientras los hombres comenzaron a atacarla. Debido a la poca fuerza física que le quedaba recibió algunos golpes y casi se llevan a Lucas de no ser porque Kim y Kevin aparecieron. Por otro lado, Mellea se desmayó en la acera hasta quedar inconsciente. (...) —Conocí a tu nueva empleada— soltó Alec mientras se sentaba frente a Darin. El duque dejó a medias su taza de té y sonrió. —¿Así? —Una joven muy interesante. Se toma en serio su trabajo— Darin no pudo evitar pensar en las heridas que ella se había hecho debido a su alergia. Pensaba lo mismo. —Escuché que la tienes a prueba. —¿Lucas te lo dijo? — Alec asintió divertido. Ese pequeño enano era muy entrometido e inteligente. —Duque Loughty— la fuerte voz de Richard se hizo presente. —Hay una emergencia. Alec dejó que el hombre pasará. Hizo la respectiva reverencia a ambos jóvenes y luego miró a su jefe. —El joven amo casi fue secuestrado. — Darin se levantó furioso y le ordenó a Richard que lo llevarán con Lucas. De regreso a la mansión comenzó a pensar en las mil formas que haría sufrir a las personas que intentaron aquello y además de cómo hacer pagar a la tonta de Mellea por su falla. Una vez llegaron el duque bajó apresurado hasta llegar a la habitación de su hermano quién se encontraba sentado en la cama viendo a la nada. En cuanto se dio cuenta de que Darin estaba ahí corrió a él para abrazarlo. —Tranquilo. Todo estará bien— dijo apretando fuertemente al niño. —¿Qué diablos pasó? —La maid del joven amo intento secuestrarlo cuando estaban en el festival navideño. —¿Y su guardaespaldas? ¿Dónde diablos estaba? —Ella fue engañada por Ana. Comió atún sin saberlo y es alérgica— Darin miró a su hermano quién le había respondido. —Seguramente Ana lo notó el día que comí atún como merienda. —Confirmo la alergia de la señorita Olsen. En estos momentos se encuentra en emergencias ya que sus vías respiratorias se bloquearon. — Darin tragó duro. No creyó que la joven estuviera tan mal. —Ella me defendió hasta el último momento hermano. De no ser por su resistencia probablemente no estaría yo aquí— el duque acarició la cabeza de Lucas y asintió. —No la despidas es un gran guardaespaldas. — El joven abrió los ojos sorprendido por las palabras del niño. Claramente a su hermano le agradaba la joven. —No es por ser imprudente su excelencia, pero el joven amo tiene razón. La señorita Olsen dio todo de sí hasta que llegamos si ella no lo hubiera hecho... —Se lo habrían llevado. Comprendo— Richard asintió y ya no dijo nada. El duque suspiró y luego miró a Lucas. ¿Cómo rayos Mellea se había ganado el corazón de su hermano en tan poco tiempo? Esta chica ahora era un problema más grande. (...) —Está estable. Pasará la noche para hacer un chequeo general. Mañana podrá irse temprano— una voz desconocida se escuchaba como murmuros mientras intentaba despertar. Sentía un poco adolorido el cuerpo, pero podía moverse. Cuando abrió sus ojos vio un poco borroso y luego una luz impactó en ella por lo que achinó sus ojos hasta adaptarse. Finalmente abrió los ojos completamente y notó que estaba en una camilla. Su memoria comenzó a reproducir los eventos relacionados a la merienda con Lucas y como tres hombres la atacaron intentando llevárselo. Asustada saltó de la cama y abrió la cortina solo para encontrarse con un médico y al duque Darin. —Debe regresar a descansar. —¿Y el joven amo? — el doctor miró al duque mientras levantaba la mano para indicarle que lo dejara hablar. —Mi hermano está bien señorita Olsen— su cuerpo se relajó de inmediato por lo que se sentó en la camilla. —¿Cómo se siente? Tragó duro. Se sentía como si un camión le hubiera pasado encima, aunque no lo diría. —Estoy bien. ¿Atraparon a los culpables? Ana... —Lo hicimos— interrumpió el joven. El doctor notó cierta tensión en la habitación así que decidió dar información corta respecto a la salud de Mellea y luego retirarse. —Señorita Olsen, por suerte para usted, llegó a tiempo al hospital. Sus golpes no son graves por lo que con una pomada que se le dará en la farmacia se recuperará pronto. Recomiendo que descanse y podrá retirarse mañana— ella lo miró ¿Mañana? Necesitaba ver a Lucas. —Quiero ir a casa. —Pero... —Me siento bien doc. Puedo regresar. —¿Está segura señorita Olsen? — ella suspiró. Sabía que lo que había ocurrido era su culpa y definitivamente el duque usaría este incidente para despedirla. Así que lo único que quería hacer era ver a Lucas. —Lo estoy— respondió sin titubear. Ambos hombres compartieron miradas y Loughty asintió. Minutos más tarde ambos se encontraban en el carro del duque rumbo a la mansión. —Sé que va a despedirme, pero lo único que le pido es ver a Lucas. — el joven no dijo nada. Mellea lo miró por un tiempo, pero no obtuvo respuesta así que lo tomó como un sí. Cuando llegaron a la mansión ella bajó con ayuda de Richard. —¿Por qué estás aquí? —Quiero ver a Lucas— asintió. La joven miró las gradas por donde su jefe subía y lo siguió detrás. Caminó tras él hasta que llegaron a la habitación de Lucas. El pequeño se encontraba sentado en su escritorio y cuando escuchó la puerta abrirse se giró para ver a Mellea. —¡Mellea! — gritó corriendo hacia ella mientras la abrazaba. —Siento mucho lo que pasó. Fue mi culpa. Si no hubiera insistido en ir al festival nada de esto hubiera pasado. Mellea se agachó un poco para mirarlo a los ojos. —No es su culpa joven amo. Yo tomé la decisión de llevármelo y era mi responsabilidad cuidarlo. Así que no tome represalias contra usted ¿Entiende? Es el hermano del duque, debe actuar con prudencia y no tomar responsabilidad de cosas en las que no fue culpable— el niño asintió volviendo a abrazar a la chica. Darin se sorprendió al ver la escena, su hermano ni siquiera era así con su madre. Claramente Mellea tenía algo que no lograba entender. Quería despedirla y mantenerla callada pero ahora que lo pensaba mejor era mejor tenerla vigilada de cerca para entenderla y estar seguro de que no diría nada. Así que tuvo una idea. —Lucas ve a descansar. Mañana hablaremos. Señorita Olsen sígame a mi oficina por favor— ella le dio una última mirada a Lucas y se levantó —Descansa Lucas. —Tu igual. Darin y Mellea salieron de la habitación y caminaron por el pasillo hasta llegar a la oficina, Darin le dijo que se sentara, pero ella se negó. Si iba a ser despedida no quería recibir la noticia sentada. —Bien, como sabrás cometiste un error. —Si su excelencia. No debí dejarme engañar— el rio. Mellea lo miró confundida. —Eso no fue tu culpa. Todos, en alguna ocasión hemos sido engañados. Lo que hiciste mal Mellea, fue dejar que conocieran tu debilidad— Mellea abrió ampliamente sus ojos demostrando sorpresa. —Trabajar para la realeza requiere muchas habilidades Mellea, entre ellas no dejar que los demás conozcan tus emociones y debilidades ¿Entiendes? — asintió. —De ahora en adelante toma eso en cuenta. —¿Eso significa que no va a despedirme? — asintió. —Además, te has ganado una nueva asignación. —¿En serio? —Sí— se levantó y llamó a Richard. —Dile a Marcus que cancele todas mis citas en la agenda. —Pero su excelencia— Darin levantó su mano para callarlo —La mayoría son responsabilidad del príncipe mi presencia no es necesaria. —Está bien, como usted ordene— Richard se retiró y quedaron a solas de nuevo. —Desde mañana, serás el guardaespaldas de Dorian. —¿Dorian? — sonrió mirándola divertido. Mellea frunció el entrecejo y luego el nombre de le hizo familiar. Dorian era el nombre del vocalista de Issues. Mellea abrió su boca y sin querer lo señaló. —¿Habla de usted? —Así es Mellea, desde mañana serás mi guardaespaldas.
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