02

1165 Words
Una semana después de haber vuelto mi padre me dio mi lugar como accionista en nuestro banco, si mi familia es dueña de un banco, el cual tiene sucursales por todo Estados Unidos, Europa, Asia y sur América. Mi padre me dio un lugar como ejecutivo, pero me prometió que estaría ayudándome hasta que esté listo para asumir la presidencia por lo que debo prepararme para cuando ese día llegue.  Durante estos días he estado buscando un perro que sea perfecto para Eirin ya que en tres semanas será su cumpleaños. Sé que estoy haciendo mal porque esa niña me encanta y aunque mi mente sepa que ella es prohibida mi corazón quiere conquistarla y que se convierta en la persona más importante de mi mundo. Durante la siguiente semana trabajó arduamente empapándome de todo lo que tiene que ver con el banco, además se buscar los regalos para Eirin. -              Hola cabronazo – dice Matías entrando a mi oficina, aún me cuesta creerlo. Mi oficina. -              ¿Qué haces aquí? – pregunto revisando los documentos sobre mi mesa. -              Quiero que me acompañes a buscar el regalo de Eirin – dice y al escuchar su nombre mi corazón se acelera. – mañana es su graduación y queremos hacerle una cena a la cual por supuesto estás invitado. -              No puedo demorarme- digo dejando a un lado los documentos. – además aprovecho para comprarle algo. -              ¿Has pensado en qué? – cada minuto del día durante las últimas dos semanas, pienso en decir, pero me callo. -              No – miento – antes de irnos quiero preguntar – digo saliendo de la oficina - ¿qué demonios se le compra a alguien que lo tiene todo? Incluso más dinero propio que nosotros – entramos al ascensor y él me observa con los ojos abiertos como platos. -              No había pensado en eso – responde pensativo - ¿joyas? -              Vamos a ver – digo, pero luego cambiamos de tema mientras bajamos en el ascensor. Una vez salimos del banco, nos subimos a mi auto para ir a la quinta avenida mientras pensamos a dónde ir. -              ¿Harry Winston? – preguntó aparcando frente a la joyería.  -              Me parece bien – responde para luego bajarnos del auto. Al entrar a la joyería me río de la cara de Matías, en ella refleja horror y confusión mientras observa todo en rededor. -              ¿Por qué no envié a mi secretaria? – pregunta horrorizado y yo río divertido. -              Por qué quieres demasiado a tu hermana- respondo y en ese momento aparece la dependiente. -              Buenas tardes – nos saluda viéndonos con diversión y como no, dos jóvenes de veintiún años en una tienda como esta – ¿en qué puedo ayudarles? -              No sabemos – responde Matías viendo alrededor. Mientras camino unos pasos y mi mirada se posa en un hermoso collar de dos dijes, uno de corazón y el otro es un sobre hecho en oro y diamantes. -              Quiero este - digo a la dependiente, ella se acerca, observa el collar y luego a mí. -              Joven es un collar algo costoso – dice arrogante lo cual me molesta, saco de mi cartera la tarjeta American Express negra. -              En ningún momento pregunte el precio – digo molesto – es más quiero que alguien más nos atienda. – ella me observa con terror cuando se acerca una mujer un poco más mayor. -              Buenas tardes señor – me saluda observándome con una sonrisa cálida - ¿algún problema? -              Quiero que otra persona me atienda – digo y ella le hace señas a para se vaya. -              ¿En qué puedo ayudarlo? – pregunta cálidamente. -              Quiero este collar – digo señalándolo. -              ¿Lo envuelvo para regalo? – pregunta yendo tras la vitrina para sacar el collar y mostrármelo. -              Gracias, Dante le va a encantar -  dice Matías observando el collar. -              Este es MI regalo para Eirin así que busca el tuyo – digo y él me observa fingiendo molestia. Pero su mirada se desvía hacia otro lugar y camina hasta allí.  -              Yo quiero este – dice señalado algo en la vitrina, la mujer va hasta él y saca lo que él señaló para luego traerlo hasta donde estoy. Veo que se trata de una gargantilla de diamantes con forma se flor a juego con sus respectivos pendientes. -              ¿También para envolver? – pregunta la mujer -              Si, por favor – respondemos -              Tras el sobre, ¿puede poner grabar algo? -              Por supuesto – responde- tardaremos un rato – informa, le indicó lo que debe grabar, luego pagamos. -              Perfecto – respondo – podemos ir a tomar algo – digo a Matías y él asiente. Salimos se la joyería mientras hablamos sobre negocios y economía, pasamos frente a Chanel, decido entrar.  Camino por la tienda buscando algo más para regalarle a Eirin, pero no creo que un bolso sea lo ideal ya que debe ser tener muchos, pero entonces veo uno que me encanta y quiero pensar que a ella también, es sencillo y de un color algo extraño. Voy hasta él y lo tomo. Una vez que empacan el bolso volvemos a la joyería y ya nos tienen listos los paquetes. Nos subimos al auto y conduzco hasta el banco. -              Te esperamos mañana en casa – dice Matías cuando ya hemos llegado – tus padres ya saben así que nos vemos, no llegues muy tarde. – me dice subiéndose a su auto. Subo hasta mi oficina a terminar el trabajo que tengo pendiente, no se cuanto tiempo pasa hasta que Tara mi asistente me informa que ya se va. -              ¿Necesita algo más señor Coleman? – pregunta y observo la hora, son las ocho de la noche, pero decido quedarme un rato más. -              Váyase tranquila – digo para luego seguir trabajando. Observo el montón de trabajo que tengo acumulado, así que me preparo un poco de café y continuó trabajando. Hasta que mi teléfono suena. -              Bueno – contestó -              Señor Coleman, soy el vigilante - me froto un poco los ojos. -              Dígame -              Hay una chica aquí que quiere verlo – dice y yo me sorprendo. -              ¿Quién es? -              Eirin Ross – responde dejándome sin respiración. ¿Qué hace ella aquí? -              Déjela pasar – respondo, aunque sé que no está bien, pero lo hago.  Continuó trabajando hasta que la puerta de mi oficina se abre dejándome ver la joven que me quita el sueño y la dueña se mía pensamientos. -              Hola – dice dulcemente sentándose frente a mí. -              ¿Qué haces aquí? – pregunto un poco cansado. -              Hablé con Matías y comento que trabajarías hasta tarde, supuse que no habías comido y te traje algo de comer – dice mostrándome la bolsa con los recipientes de comida.  Me sorprende su detalle ya que jamás en la vida me lo hubiera imaginado. La observo cada día que pasa siento más cosas por ella que debo controlar ya que ella es prohibida para mí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD