Hipnotizado observo cada uno de sus movimientos, como saca los recipientes y pone uno frente que mi con sus respectivos cubiertos para luego tomar el sueño. Un delicioso olor inunda mi nariz haciendo que mi estómago haga ruidos y ella ría. Veo que es solomillo a la parrilla con verduras al vapor.
- ¿Lista para la cena de mañana? – digo comiendo y el primer bocado se deshace en mi boca.
- La verdad no quería que hicieran nada, pero mis padres insistieron – dice comiendo – ¿quién soy yo para negarme?
- ¿Por qué no quieres? – pregunto tomando un poco de agua.
- Solo es un pedazo de papel – responde sin ánimo.
- Y yo que te compre un regalo – digo y ella ríe.
- ¿Puedo verlo? – pregunta regalándome una deslumbrante sonrisa.
- No, ¿Cuál sería la sorpresa entonces? – respondo divertido y ella hace un puchero.
- Que malo eres – responde - ¿tienes novia? – pregunta haciendo que me atragante con la comida.
- ¿Qué? – pregunto tomando agua.
- ¿Qué si tienes novia? – vuelve a preguntar divertida.
- No – respondo sorprendido por su pregunta - ¿a qué viene la pregunta?
- ¿Eres gay? – pregunta haciendo que me suelte una sonora carcajada.
- ¿Qué?
- ¿no tienes otra respuesta? – pregunta dejando su comida de lado.
- ¿Qué te hace pensar que soy gay?
- ¿Seguiremos con las preguntas? – pregunta divertida
- No, no soy gay – respondo – no sé qué hace pensar eso.
- No eres como Matías, el habla y habla de chicas, mientras que tu siempre callas ese tema - responde divertida
- Pero eso no quiere decir que sea gay – respondo ofendido – solo que hay alguien que ocupa mi corazón lo que no deja lugar para nadie más.
- ¿La conozco? – pregunta y pienso como evadir la pregunta.
- ¿Volvemos a las preguntas? – pregunto cambiando de tema.
- Eres bueno – dice riendo – lo averiguaré – dice poniéndose de pie para venir hasta mí. – bueno ya te vi comer así que ya me voy. – se acerca a mí para dejar un beso en la cúspide de mis labios. – nos vemos mañana – se separa de mi lado dejando nuestros labios muy cerca – nos vemos mañana en la cena. Sin más se da la vuelta saliendo de la oficina dejando un rastro de su inigualable aroma. ¿Pero qué demonios acaba de pasar?
Cuando el reloj da la media noche decido que es hora se irme a casa. Mientras conduzco pienso en lo que pasó hace un rato en mi oficina. Eirin me vuelve loco, no puedo enamorarme de ella, es mucho menor que yo, además y más importante es la hermana menor de mi mejor amigo. Al llegar a casa voy a mi habitación rápidamente, me doy una ducha para luego acostarme a dormir.
Al día siguiente llegó temprano a la oficina y lo primero que hago al llegar es pedir personalmente un ramo de rosas lilas con una ilustración de la película favorita de Eirin para que se las envíen felicitándola por su graduación.
El reto del día la pasó con mi padre entre reuniones las cuales son muy educativas para mí. Escucho atentamente casa palabra que dicen los ejecutivos. Cuando son las seis de la tarde mi madre llega al banco y me envía a casa a cambiarme para ir a casa de los Ross. Salgo del banco y conduzco a mi casa pensando en lo que pasó la noche antes en mi oficina.
Una vez en mi casa, voy a mi habitación y pongo los regalos para Eirin sobre la cama para luego irme a dar una ducha. Decido vestirme completamente de n***o, me arreglo y una vez listo tomo las bolsas y salgo de casa rumbo a la mansión se los Ross.
Al llegar veo varios autos en la entrada, aparco justo detrás del auto se mis padres y bajo algo nervioso. En la entrada ya me espera Clarisa con su dulce sonrisa mientras me espera. La saludo con un beso en su mejilla y ella me acompaña hasta el salón donde ya se encuentran los Ross, mis padres y las mejores amigas de Eirin.
- Buenas noches – saludo y todos se vuelven a verme, pero la sonrisa en el rostro de Eirin al verme hace que mi corazón se me acelere.
- Te estábamos esperando – dice ella viniendo hasta mí. Esta vestida con simple vestido n***o, chaqueta beige y tenis blancos. Su hermoso cabello castaño está recogido en una coleta alta y sus increíbles ojos azules me observan con un extraño brillo en ellos el cual hace que mi piel se erice.
- Felicidades – digo besando su mejilla y ella me abraza. – esto es para ti – me separo de ella para luego entregarle los regalos. Vamos a sentarnos, ella se sienta junto a sus amigas Mía y Jordy.
- Ábrelos – dice Mía viendo las bolsas. Eirin toma la bolsa se Chanel y la abre rápidamente.
- ¡Me encanta!! – dice sacando el bolso lo cual me sorprende – es justo el bolso que quería – dice abrazando el bolso. Mi sonrisa se ensancha al ver su alegría por aquel regalo. Deja el bolso a un lado para tomar el otro regalo y al verlo ella abre los ojos como platos. – es bellísimo Dante, gracias.
Todos en el salón comienzan a darle los regalos a Eirin y ella los abre sonriente. Una hora después vamos a la mesa donde nos sirven la cena, comemos entre platicas banales, bromas y chistes. Mis ojos no se apartan de ella en toda la noche.
- En dos días debo viajar a Viena para una sección de fotos – informa Eirin observándome – pero volveremos para mi fiesta cumpleaños.
- ¿Quién es tu representante? – pregunto un poco preocupado, aunque trato de disimularlo lo más que puedo.
- Mi madre – responde viéndome de forma coqueta.
Al terminar la cena mis padres y yo nos despedimos de los Ross. Cuando llegamos a nuestra casa, me despido de mis padres y voy rumbo a mi habitación, donde me desnudo y me doy una ducha para poder dormir un poco más relajado.
Cuando salgo del cuarto de baño, voy a mi clóset y elijo un chándal para dormir, cuando vuelvo a la habitación quedo impactado al ver quien está sentado sobre mi cama.
- ¿Qué haces aquí? – pregunto viéndola
- Echarte una mano – dice poniéndose de pie hasta venir a donde estoy.
Pasa tan rápido que no me doy cuenta en qué momento sus labios están sobre los míos, ella me besa tímidamente, pero yo reaccionó y la abrazo por la cintura pegándola más a mi devolviéndole el beso. Su cuerpo encaja a la perfección con el mío y siento que podría morir ahora mismo.
Siento que comienza alejarse de mi para luego mirarme a los ojos.
- Puedes decirme que te gusto y descubrir que el sentimiento es mutuo – dice ella sin apartar sus ojos de los míos – o fingir que nada pasó y seguirme viendo de lejos. – sin más me da un casto beso para luego salir de la habitación.